Dra. Bárbara Leonor Cabrera Pantoja | Entre letras, con mi café y a un “x” de distancia me encuentran como @_BarbaraCabrera
“El poder absoluto no corrompe absolutamente, el poder absoluto atrae a los corruptibles”
Frank Herbert
Enrique Alfaro Ramírez del Partido Movimiento Ciudadano, quien actualmente es inquilino de Casa Jalisco:
Es un tránsfuga de partidos políticos, de los que se sirve y luego reniega. Y a quienes amenaza con separarse y desconocerlos, cada determinado tiempo.
Envalentonado y rodeado de su gabinete dijo al inicio de su sexenio: “la seguridad solo depende de nosotros, por lo que no me sentaré a la mesa de seguridad del Gobierno Federal” Con sus acciones y omisiones logró unir al poder político y al poder público con el poder criminal; ¿y el pueblo? ¡Muy bien, gracias! ni lo reconoce, excepto cuando hay que reprimirlo, cobrarles impuestos o echarle la culpa a alguien.
Logró invisibilizar a los desaparecidos: no los reporta al sistema nacional y manda retirar las cédulas que los colectivos ponen por la ciudad. En un uso abusivo del poder público, intentó erigirse en un poder político absoluto.
Cerrado al diálogo, intentó dar conferencias de prensa cada semana. Fracasó rápidamente pues se dedicó a callar y a insultar a los medios de comunicación que no estaban de su lado. El poder público y político acogió al poder mediático de su preferencia.
Prefirió “comunicar y gobernar” a través de videos subidos a sus redes sociales, con un marketing (palabra que le fascina) orquestado por la covacha e indecom (sus empresas favoritas para hacerlo lucir “bien y de buenas” a costa del erario y con millonarias adjudicaciones directas) Es una unión malsana del poder mediático, poder económico, poder público y poder político.
Condena las manifestaciones, afirmando que se orquestan desde los sótanos de Palacio Nacional, ofendido con ello la inteligencia de quien ejerce su derecho a salir a las calles a expresarse, disentir y exigir buen gobierno estatal. Con ello, intenta consolidar el poder político absoluto.
Convirtió al Congreso en su oficialía de partes. Impuso su poder político por encima del poder público, dejando de lado y olvidado el poder del pueblo.
Endeudó a Jalisco por varias generaciones y es fecha que no rinde cuentas del monto exacto y el verdadero destino de ese dinero. Fundió el poder económico con el poder público.
Quiso cambiar la constitución estatal a su modo, para supuestamente “refundar” Jalisco; no lo consiguió. En su lugar “refundió” el Estado. Hizo uso abusivo del poder político y del poder público.
Se empecinó en no suscribir convenio con la federación para mejorar el sistema de salud, dijo: “sobre mi cadáver llegará el IMSS Bienestar” Desoyó las necesidades del poder del pueblo e impuso a capricho su poder político en el poder público.
El tejido social está cada vez más distendido, aumentó la violencia, así como las personas en situación vulnerable y se atreve a decir que su gobierno hace lo necesario y que la culpa es de la gente. Entregó el poder político al poder criminal, al que puso a su disposición el poder público.
El cartel inmobiliario naranja se ha apoderado del Estado y construye edificios por doquier. El poder político, el poder público y poder económico, se volvieron uno.
Privatizó espacios públicos -como parques y estadios de los juegos panamericanos- para los negocios de sus cuates y traer eventos que, para disfrutar, hay que pagar altas sumas de dinero. ¡La gozadera del poder económico y el poder político, asociado a la complicidad del poder mediático, con el poder público de testigo!
Estos son solo algunos ejemplos de un sexenio fallido. 6 años de retroceso.
El próximo 2 de junio ustedes sabrán a que causa se abrazan: continuar con la destrucción de Jalisco o dar paso a la transformación e incorporarnos al cambio de régimen que ya se vive en gran parte del país.
Es todo por hoy.
¡Hasta la próxima Nornilandia!