García Luna y el canto de las sirenas panistas
Después de haber estado encerrado durante 3 años mientras las autoridades estadounidenses preparaban el caso en su contra, García Luna terminó siendo declarado culpable de todos los cargos en un juicio que duró sólo 4 semanas, enfrentando una sentencia potencial de cadena perpetua.
El exsecretario de seguridad pública, amigo, subalterno directo y probablemente cómplice de Felipe Calderón, fue en su tiempo un hombre respetado por todos los funcionarios, militantes, así como simpatizantes panistas y hasta priistas. Aplaudido y condecorado hasta por las autoridades de los Estados Unidos, sin contar con que en México los corruptos, medios de información, periodistas, presuntos intelectuales y muchos desorientados lo veneraban.
Incluso después de su detención en Miami y su encarcelamiento en Nueva York, esta admiración enfermiza por quien se dedicó a destruir el país de la mano del crimen organizado, pero especialmente del narcotráfico, continuó y la defensa de este sujeto por parte de todos sus admiradores fue constante, hasta que se emitió el veredicto de culpable por parte del jurado.
Todavía a unos cuantos días de que el tribunal terminara de deliberar sobre la culpabilidad de García Luna, aparecían en los medios estos comentócratas pagados, especulando sobre un dictamen de inocencia, basados según ellos en que las evidencias presentadas no eran sólidas ni suficientes para considerarlo culpable.
Hubo una comentócrata empleada de Claudio X González, que se atrevió a asegurar en televisión abierta, que el sujeto saldría caminando de la corte en completa libertad después de que se pronunciara en veredicto, probablemente sólo con una fianza moderada, haciendo evidente su discapacidad cerebral para percibir la realidad como es y no como a ella le gustaría que fuera.
Sin embargo, después de que el jurado expuso la decisión de considerarlo culpable de todos los cargos, sólo hubo silencio, el golpe de realidad cayó sobre los panistas como balde de agua helada dejándolos paralizados. Los comentócratas cerraron la boca, los legisladores del PAN salieron huyendo de sus curules en el Congreso entre los gritos de “Sigues Tu Calderón” que proferían los morenistas y la dirigencia del PAN decretó que no opinarían sobre el tema García Luna.
Sin embargo al otro día rompieron su promesa, a partir de ahí todo cambió, los comentócratas contratados a destajo, condenaron a García Luna y exigieron una explicación de Calderón. Los panistas por su parte, en nado sincronizado hicieron lo mismo. Santiago Creel se atrevió a decir que las pruebas eran suficientes como para investigar al mismísimo Calderón, después de denostar enérgicamente a García Luna, llamándolo “traidor a la patria”, pero olvidando que este sujeto también estuvo bajo sus órdenes en el sexenio de Fox, cuando Creel era secretario de Gobernación.
Y de pronto los panistas ya envalentonados a través de su “impecable” dirigente Marko Cortés, se deslindaron diciendo que García Luna no era militante de ese “prestigiado cártel”, como si Fox y Calderón, no hubieran usado al super policía como herramienta y cómplice para participar en el crimen organizado siendo presidentes por ese partido.
A todo esto García Luna, quien probablemente no tenga acceso a todo lo que están diciendo de él, pero cuya familia y abogados si lo tienen, se va a enterar de las actitudes de aquellos a los que les fue leal, por quienes cerró la boca durante el juicio, sin delatar a ninguno de sus compañeros delincuentes con quienes se repatió el botín, pero ese canto de las sirenas panistas, puede lograr que se decida a hablar para involucrarlos y compartir con ellos su condena. Sólo para que se les quite lo hipócritas.
Como escribió el maestro inglés de las letras William Shakespeare: “Hay puñales en las sonrisas de los hombres; cuanto más cercanos son, más sangrientos resultan”.