TV Azteca descalifica a Gatell Y llama a no seguir medidas sanitarias
En su noticiero de la noche de este viernes, Javier Alatorre comenzó una campaña de desprestigio contra Hugo López Gatell, el funcionario mexicano que ha asumido el trabajo de la difusión mediática de las medidas y recomendaciones del gobierno federal ante la pandemia del COVID-19.
No fue un hecho casual ni un comentario aislado que después se viralizó en redes. Se trata de una campaña premeditada, que tuvo como eje principal el llamado hecho por el conductor de TV Azteca a desobedecer a la autoridad del estado mexicano en cuanto a las recomendaciones y medidas requeridas a la población: “Es más, se los decimos con todas sus palabras: ya no haga caso a Hugo López Gatell”.
El llamado al desacato a la autoridad no deja de ser poca cosa para un medio de televisión masivo como es TV Azteca, que tiene concesiones del Estado mexicano desde hace muchos años, pero es aún más grave tratándose de asuntos de salud pública en tiempos de emergencia sanitaria; no es un asunto de política solamente, lo que se pone en juego es la salud de la población en su totalidad. El llamado de Alatorre es terrorismo.
Cuesta trabajo pensar que el conductor se guió solo, en especial cuando la empresa de TV Azteca secundó los comentarios de Javier a través de su cuenta de twitter, acompañando el mensaje en video de Alatorre con al menos seis tweets de ataque directo a la persona de López-Gatell, haciendo el juego al gobernador de Baja California, Jaime Bonilla, que ya ha entrado en polémica con el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud.
Es casi imposible pensar que Ricardo Salinas Pliego no estaba enterado previo al ataque de la línea editorial que habría de seguir su medio de comunicación; en una traición directa y agresiva a las vida y salud del pueblo mexicano y a la estabilidad social de toda una nación. La única manera de que el empresario limpie toda clase de dudas acerca de su lealtad para con el pueblo mexicano en medio de la emergencia, sería anunciando el despido de Alatorre.
De otra manera, el Estado mexicano tendría que pensar en tomar medidas enérgicas para controlar la situación y abonar a la tranquilidad de los ciudadanos mexicanos; más de una voz podría pensar en retirar las concesiones públicas al empresario que, en medio de la tormenta, decide golpear al gobierno más legítimo de la historia moderna de México.