22 Dic 2024

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Fin de neoliberalismo en Latinoamérica
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Fin de neoliberalismo en Latinoamérica

Aunque el laboratorio neoliberal se operó por primera vez en Chile, a partir del derrocamiento del presidente Salvador Allende en 1973, el impulso internacional que lo diseminó por todo el mundo sucedió realmente a partir de su aplicación por parte del gobierno británico de Margaret Thatcher en 1979 y del estadounidense de Ronald Reagan en 1981.

Uno de los lemas de campaña presidencial utilizado por el hoy presidente Gabriel Boric de Chile, fue que ese país había sido la cuna del neoliberalismo y también sería su tumba, así aunque en realidad parece ser que en efecto ahí se ha comenzado a andar el camino hacia la aplicación de una política distinta, la agonía en el ámbito internacional de esta doctrina depredadora y perniciosa para la mayoría de los habitantes en todas las sociedades, comenzó con la llegada de Donald Trump al gobierno estadounidense en 2017.

Sin embargo, la vanguardia en la aplicación de un modelo distinto, que está funcionando como alternativa virtuosa sustituta del fracasado sistema neoliberal, la inició México a través de su 4ª Transformación, que ha ido motivando al resto de América Latina para reorientar su estrategia en ese sentido.

A raíz de su propia naturaleza que lo volvió inviable, la deuda internacional hizo inoperante el modelo neoliberal de la economía, la pandemia lo acribilló y el enfrentamiento entre los Estados Unidos y Rusia, manifestado con la participación de los países europeos en el conflicto bélico desarrollado en Ucrania, le dio el golpe de gracia.

El desabasto fundamentalmente de combustibles, granos y fertilizantes provocado por las sanciones que los países miembros de la OTAN decidieron aplicarse a sí mismas por este conflicto, junto con el ritmo lento que Rusia ha decidido darle a su avance bélico para extender la duración de la situación que esto provoca, está desmoronando las falacias económicas que fueron aplicadas con ahínco durante tantos años por las potencias de occidente, a pesar de sus evidentes resultados desastrosos para la mayoría de los habitantes del planeta.

Así hoy vivimos la inflación más alta en varias décadas en las economías desarrolladas y en países emergentes, derivada de desabasto y de cortes en las cadenas de suministro, vemos a los europeos costeando precios impagables por la electricidad, países gobernados por la derecha como Francia y Reino Unido nacionalizando empresas de energía, Alemania reabriendo sus plantas generadoras de energía impulsadas por carbón, líderes de gobiernos cayendo en Gran Bretaña, Estonia, Bulgaria, y quien sabe cuántos más les sigan.

El parlamento europeo cambiando sus reglas de clasificación de energía para incluir como verdes al gas y a la energía nuclear; Alemania, Holanda y Francia con huelgas de transporte y protestas generalizadas por falta de fertilizantes y combustibles. Estados Unidos teniendo que reactivar sus refinerías que iban en camino al abandono. Canadá desbloqueando equipos confiscados a Rusia para los sistemas de transportación de gas y el colmo, después de enviar decenas de miles de millones de dólares en ayuda militar a Ucrania para aniquilar rusos, Estados Unidos pidiéndole encarecidamente a Rusia que permita la salida de granos para evitar el hambre generalizada.

Este escenario esquizoide protagonizado por los países occidentales, marca en forma definitiva lo que en México se decretó oficialmente en 2018; el fin del neoliberalismo globalizado en el mundo, para convertirse en un mapa donde las economías se desarrollen a partir de regiones geopolíticas, compitiendo entre sí.

A través de este complicado entorno mundial, con su nuevo modelo económico México camina firme, con un grado de certidumbre mucho más alto que la enorme mayoría de los países de planeta, sorteando bastante mejor que otros una crisis, que amenaza con hacer colapsar a un número todavía desconocido de gobiernos que no entendieron a tiempo el nuevo contexto.

Como dijo el escritor inglés John H. Newman: “En un mundo superior puede ser de otra manera, pero aquí abajo, vivir es cambiar y ser perfecto es haber cambiado muchas veces”.

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