22 Dic 2024

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ENGAÑANDO NO SE GANAN ELECCIONES
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ENGAÑANDO NO SE GANAN ELECCIONES

Llega la Cuarta Transformación al poder y de inmediato se activan mecanismos para erradicar la corrupción y la impunidad en todas las áreas bajo control del gobierno federal. El presidente López Obrador ha sido inflexible en esa batalla que destierra toda práctica corrupta, dentro de la administración pública.

Sin embargo, en lo que corresponde a los gobiernos estatales y municipales, la labor de limpieza avanza en forma más complicada y lenta. Hay vínculos más estrechos entre autoridades corruptas y delincuentes comunes y de cuello blanco. Hay estados y municipios donde gobierna la oposición y donde no existe interés ni intención para erradicar una forma de gobernar, que deja millonarias sumas de dinero en los bolsillos de quienes están dentro de ese negocio. Vemos por tanto avances significativos en la depuración de la estructura federal, al mismo tiempo que observamos como en nuestras comunidades, ese avance se da en forma más lenta, o de plano no se da.

Lo que ha dicho el presidente López Obrador al respecto, es significativo. Se trata de un proceso a largo plazo, que lleva ya cinco años operando. La corrupción es detenida en cualquier sitio donde se detecta, pero se requiere tiempo para que una sociedad acostumbrada a padecer y soportar esa corrupción, despierte del todo y denuncie y respalde al gobierno, cuando se observe a una autoridad cometiendo actos delictivos de este tipo.

Debe quedar claro eso. Se trata de procesos de salud pública, que llevan tiempo. Esperar resultados inmediatos, es algo que no puede suceder. El neoliberalismo dañó mucho a la sociedad mexicana, en todos los espacios públicos y aún en los privados. Se enseñó a los niños a competir de manera agresiva en contra del otro. Se puso por delante alcanzar el fin, sin importar los medios. Se educó para alcanzar beneficios económicos y fama de cualquier tipo, sin importar la procedencia de los mismos. Esa generación dañada en su formación, no siempre acepta que ha vivido en el error, al dejar de lado la conciencia y la conducta humanista que debe regir la vida de todo ciudadano y no respaldan un cambio de mentalidad que se opone a la óptica neoliberal que les fue inculcada.

Hoy que vivimos otro momento estelar en la historia del país, aparecen estos reflejos condicionados por la enseñanza neoliberal, que dejan ver que las conductas del pasado, no han sido modificadas en ciertos sectores sociales, tal y como suponíamos.

Estamos ya en tiempos electorales, aunque oficialmente, el banderazo de salida se dará hasta noviembre de este año.
Y vemos campañas políticas en donde la mentira abunda. Hay políticos y fanáticos de los políticos (no los simpatizantes), que recurren al engaño en su intento por dejar en buena posición al aspirante de su preferencia.

La oposición conservadora pone en venta a una Xóchitl Gálvez humilde, maltratada por la vida, originaria de una familia de procedencia indígena, vendedora de gelatinas en su niñez, conocedora de una de las lenguas naturales del país. Una Xóchitl Gálvez, procesada como producto “Bimbo” a la venta. Con imágenes en redes sociales y medios de comunicación reaccionarios, donde la apariencia de esta persona nada tiene que ver con su imagen real. El engaño está en la envoltura que le han dado y que no concuerda con la política de derecha que tiene propiedades y dinero, fruto de su paso por alcaldías en la Ciudad de México, el Congreso de la Unión y otros cargos ocupados durante los sexenios panistas.

La oposición también presenta a un Santiago Creel rejuvenecido y distinto al que fue Secretario de Gobernación con Vicente Fox y jamás se enteró de lo que hacía Genaro García Luna. Un Creel diferente al que otorgó permisos para operar casinos, a buena de parte de sus amigos empresarios. Un Santiago Creel maquillado, para que no se note tanto que jamás ha ganado una elección de cualquier tipo. Aquí la envoltura es más gruesa, porque las manchas en la trayectoria de Creel, son más difíciles de esconder.
La oposición piensa aún que el Pueblo es tonto. Que olvida fácil y que basta con darle vestimenta nueva a los corruptos del pasado, para que la balanza del voto se incline a favor de quienes han engañado siempre. No entienden que en la sociedad mexicana se operó un cambio y que la mentira, como método para ganar elecciones, ya no funciona. Por eso la oposición no avanza un paso, en sus intentos por conseguir respaldo social. Nadie se traga su farsa.

Es muy probable que uno de estos dos personajes, represente al conservadurismo en la elección presidencial del 2024. Por eso el intento de limpiarles la cara, a base de engaños. Pero tanto maquillaje y ropaje luminoso, no alcanzan para esconder su pasado. Xóchitl y Creel se encuentran en el final de sus carreras políticas. No tienen algo nuevo y limpio que ofrecer. Por eso su derrota en las urnas, puede anticiparse.

Del lado de la izquierda, también hay un sector que maneja la mentira y el engaño, cuando intentan defender a la “corcholata” de su preferencia. Hoy el presidente López Obrador en su Conferencia Mañanera, repitió por enésima vez, “no estoy respaldando a alguna corcholata. Todos son mis hermanos y mi hermana. Apoyaré al que salga ganador en la encuesta. Y le diré: te felicito, mucha suerte y ahí te encargo”.

Quienes mienten en la izquierda, hablan de un “pacto secreto”, donde el presidente trabaja en favor de alguna de las “corcholatas” que compiten y eso es falso. Ni hay “pacto”, ni tampoco favorito.
El engaño aquí es más lamentable, porque viene de gente de izquierda, que se supone está comprometida con las máximas del Movimiento. “No MENTIR. No robar. Y no traicionar”
Mintiendo no se gana respaldo. Las redes sociales son un pequeño escaparate donde publica un reducido sector social. Ahí se pretende engañar, pensando que el Pueblo se traga el anzuelo, sin reflexión alguna. Y eso es falso.

La gente aprendió a protegerse del engaño. Escucha, piensa y toma decisiones según su juicio. Pero no es manipulable, ni tonta.
Los tiempos de las mentiras que logran triunfo electorales, quedaron atrás.
Hoy nadie se tragaría la mentira de que “AMLO es un peligro para México”
Ni tampoco se digiere la mentira de que el presidente engaña y tiene un candidato consentido.
Esa mentalidad es conservadora y propia de quienes fueron formados y mantienen aún una forma de pensar y actuar muy neoliberal.

Malthus Gamba

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