El vuelo de los zopilotes

Una gripita derivada del coronavirus, fue suficiente para que la maquinaria de creatividad ilimitada de la oposición, se echara a andar a toda su capacidad. En este sexenio, la costumbre de ver y escuchar al Presidente de la República diariamente en sus conferencias matutinas, se ha vuelto algo que pareciera indispensable para quienes lo apoyan, pero ahora sabemos que es más necesaria para los que lo odian.

Esos que lo llaman “el mesías” parecen tener una dependencia malsana por su presencia. Sus reacciones cuando no saben dónde está, ni cómo está, nos revelan que sin él no tendrían rumbo, no sabrían qué hacer. La práctica de denostar, insultar, contradecir y dar maromas insospechadas, para intentar imponer una realidad alternativa inexistente a la que vemos todos los días en las mañaneras, se ha convertido en una industria hiper-lucrativa, de la que viven cientos y hasta miles de desposeídos del presupuesto público que se aferran al chayote de la oligarquía, a partir del cual hablan mal diariamente del presidente y de cualquier cosa que haga el gobierno.

Hasta cierto punto tienen razón en llamarle “el mesías”, porque López Obrador ha logrado entre muchas cosas hacer el milagro de que un montón de cerebritos pequeños y abúlicos se intenten echar a andar para emitir los mensajes más ingeniosos de que son capaces, dejando atrás la inactividad absoluta, ya que de una forma u otra el presidente mantiene a todo el país pendiente de lo que dice, unos para enterarnos y celebrar los avances del país, otros para tener material para alimentarse como buitres carroñeros.

En este último evento de salud del presidente se lucieron, inventaron desde un desmayo, una apoplejía, un infarto, hasta un fallecimiento, publicando como siempre sus deseos pervertidos como si se tratara de información verídica. Fue una fiesta de fifís histéricos que manifestaban los peores sentimientos que pueda tener el ser humano, que de humano no tienen nada.

Al final cuando ya no sabían qué más inventar en su deleznable delirio escatológico, el mesías les cumplió la profecía y resucitó al tercer día para presentarse desde Palacio Nacional, en un video que ellos creían tenía la única intención de desmentirlos, cuando en realidad fue una magnífica clase de historia.

Los más desesperados y evidentemente menos inteligentes, comenzaron a correr a voz de que era un video grabado con inteligencia artificial, porque según ellos el “dictador” estaba en su lecho de muerte, de acuerdo al testimonio de una lectora de Tarot que probablemente se quedó sin clientela después de su mal tino. Total que el mesías apareció en su púlpito de la mañanera, para seguir predicando la palabra de la 4ª transformación y para poner en ridículo a los especímenes más miserables de la oposición.

Suponemos que todo este despliegue de basura espiritual fue producto del odio, de una celebración perversa por un deseo que suponían podría cumplirse o por la desesperación de aprovechar una posible última oportunidad de cobrarse todos los golpes recibidos durante los últimos 4 años y medio, pero la realidad es que como siempre, estas alimañas quedaron como auténticas idiotas. Para su desgracia su instinto de conservación poco eficiente, no les permite que se active el mecanismo de la memoria en sus cerebros disecados y al día siguiente vuelven a decir las mismas estupideces de la semana anterior, con una la autoridad aparente que sólo proporciona el conocimiento profundo de un tema.

Y mientras los zopilotes daban vueltas en círculo alrededor de una ilusión, sus pequeños cerebros eran testereados por la estela de un lujoso avión presidencial que ya era esperado por sus nuevos dueños.

Como dijo el poeta italiano Mario Tobino: “No tienen ni pasado ni futuro, ignoran la historia, son sólo momentáneos, actores de su delirio que cada segundo dicta y cada segundo muere”.