No cabe duda de que estamos viviendo tiempos interesantes. Como nunca antes estamos presenciando una auténtica revulsión en la vida pública del país, que nos va revelando todos los días eventos impensables hace solamente 3 años.
De un lado vemos al gobierno federal concentrado en continuar llevando a cabo las actividades necesarias para impulsar la vacunación de la población a fin de vencer a la pandemia, otras para reactivar la actividad económica en la forma más dinámica posible y algunas más para garantizar que los apoyos sociales continúen llegando a los habitantes que más lo necesitan.
Por otro lado se realiza el proceso de elecciones más grande de la historia con los órganos electorales que deberían servir de árbitros imparciales, actuando descaradamente a favor de la oposición al gobierno, transformando su hipocresía de antes en cinismo puro.
Con un empresario dirigiendo las estrategias de campaña de los partidos opositores, llegando al grado de juntarlos en una alianza antinatural, que los exhibe en su histórica asociación delictiva que intentaron disimular por décadas, para saquear impunemente al país.
En ese mismo terreno electoral, podemos observar a los representantes de la oposición actuando en forma desquiciada en contra de todas las normas que rigen al proceso; desde los que controlan una simple alcaldía de la Ciudad de México en Benito Juárez, pasando por la propaganda abierta y la compra de votos descarada que hace el gobernador de Jalisco, hasta llegar a ver al gobernador de Michoacán amenazando a una diputada federal para que vote en contra de desaforar al gobernador de Tamaulipas.
Esto último tema es también algo que no habíamos visto nunca. Que el Congreso decidiera desaforar a un gobernador en funciones, era algo que nunca siquiera se contempló como posibilidad en sexenios pasados, porque todos funcionaban como un gran cartel en torno al presidente en turno, coordinándose eficientemente para robarse el dinero del erario y para favorecer el saqueo de las riquezas del país por parte de los oligarcas.
Ayer se votó en la comisión de la cámara de diputados que el desafuero de Cabeza de Vaca pasara a votación en el pleno, donde hay mayoría del partido Morena que seguramente retirará todos los fueros a este sujeto y lo dejará en una posición tal, que puede ser detenido por la fiscalía en cualquier momento.
Hoy nos enteramos que ayer mismo este individuo ya físicamente muy descompuesto, abordó con su familia un vuelo privado a McAllen, Texas, donde tiene una de las lujosas residencias que adquirió con todo el dinero mal habido que recibió y que probablemente no regrese a México hasta que las autoridades de nuestro país, tramiten una orden de extradición para obligarlo a enfrentar la justicia de este lado de la frontera.
Así es que parecen no haber sido ciertas todas sus afirmaciones estridentes de inocencia, porque de ser así no tendría que huir, sino presentarse a aclarar las acusaciones que le hace la autoridad en México.
Dentro de todo este escenario convulso, la desesperación de la oposición los obliga a utilizar las únicas herramientas con que cuentan y también las únicas que conocen; la trampa, la ilegalidad, el uso faccioso de las instituciones, el reparto de sobornos, la compra de votos y hasta las amenazas, para intentar controlar un proceso cuyo manejo ya no tienen en sus manos, porque el que manda hoy es el pueblo al que han maltratado durante muchas décadas, que ahora los va a sacar de sus guaridas por medio de los votos.
Como dijo el escritor francés Jean de la Bruyere: “Cuando un pueblo se exalta es difícil calmarlo; pero si está tranquilo es difícil saber cuándo va a exaltarse”.