Por: @HectorAtarrabia
“Querer asustar con el petate del muerto” era una expresión muy en uso en mis días, que creo que aún tiene vigencia, aunque más tarde escuché la variante “¡Asústame, panteón!”. Y, de la cual, una versión más reciente sería “Ajá, wey”. Simple, trisilábica y contundente.
En todo caso, con ella, en cualquiera de sus versiones, se responde a la intención, por parte de alguien, de menospreciar nuestra inteligencia al buscar crear inquietud, desconcierto o temor, falseando hechos o magnificándolos, de forma que suenen ominosos.
Este triste método, ya muy degastado por su sobreutilización, sigue, sin embargo, siendo uno de los favoritos de la poco imaginativa ala derecha de nuestra política, y alcanza niveles risibles en manos de sus repetidores, falsos y verdaderos, en redes sociales.
Recordarán cómo repetían, nietecitos, y solo para ejemplificarlo, que, con el fin de cumplir los programas sociales, iba a ser necesario endeudar al país porque no existía el dinero para los que AMLO proponía en campaña. Por supuesto, el dinero alcanzó, justo en el primer año desde hacía décadas, en que no se solicitó un solo crédito.
Pero quiero referirme a ciertos bulos específicamente, que no solo han manejado en campaña, sino que han sido repetidos como mantra desde hace treinta años, primero por las élites neoliberales y hoy por los innumerables troles, bots, incautos y fanáticos que pueblan el ciberespacio.
El “decrecimiento”. En principio, se refiere al producto interno bruto, ese famoso PIB, y ¿qué es el PIB? Bueno, pues es la suma de todo lo producido en un país, sean bienes concretos tales como lechugas, trenes, muebles, cobre, etc. etc., y servicios, tales como maestros, restaurantes, repartidores. A todo esto, se le asigna un valor monetario y se asume que conforma la riqueza de un país. Por supuesto, y ahí está el detallito neoliberal, no se considera en el PIB, ni en su “crecimiento” el cómo está distribuido ese valor monetario. De esta manera, un PIB muy alto, bien puede estar concentrado en diez familias y, los productores de esa riqueza, vivir en la miseria. Cuando se mide el “crecimiento” del PIB, que se hace en términos del porcentaje del anterior periodo contra el que se mide (por ejemplo, el año anterior, el sexenio anterior, la década anterior), no se considera qué sector concentra el grueso de ese crecimiento. Muy conveniente. Y les doy un ejemplo: las ganancias de los supermercados este año fueron mayores que las del año pasado. Eso debiera ser suficientemente bueno, sobre todo porque ya contiene todos sus gastos, aumentos salariales (cuando los hubo) etc. Son GANANCIAS, y son MAYORES. Pero los señoritos dueños de los supermercados estaban muy molestos y reportaron que fue menor el “crecimiento” de las ganancias con respecto al año anterior. ¿Comprenden? Al neoliberal no le bastan las ganancias, ni siquiera que las ganancias sean mayores, sino que se perturban porque el AUMENTO de las ganancias, fue menor que otro año. Si eso no epitomiza la codicia patológica, no sé qué lo hará. Distribuir mejor la riqueza de la nación, les suena a cosa espantosa. Odian que, a los generadores de esa riqueza, también les toque algo de ella.
Adelgazamiento del estado. Dice la señora Dresser que el adelgazamiento del estado es un “principio neoliberal”, pero no es así: Fox, pero sobre todo, Calderón, inventaron cualquier cantidad de puestos, duplicando funciones, contratando “aviadores” (aquellos que cobran nómina sin trabajar), institutos, direcciones adjuntas, en fin, miles de puestos diseñados para que familiares, amigos, correligionarios y demás alimañas cobraran del erario. El neoliberalismo, lo que propone es el debilitamiento del estado, a través de “organismos autónomos” controlados por la oligarquía, desregulación de la actividad industrial, comercial y especulativa, privatización de bienes y servicios de la Nación. Una bomba. Y si faltan recursos (que siempre les “faltaban”) tomar créditos de consorcios privados financieros. Chulada.
Empleo. El neoliberal le llama “empleo” a la transformación de los siervos medievales y los esclavos de la antigüedad, en lo mismo, pero agradecidos por ser siervos y esclavos, cuyo trabajo duro se transforma en ganancias para la oligarquía. Como se transformó en un “valor” y en un “indicador económico”, entonces los empleos bien remunerados y con prestaciones, se transforman en empleos mal pagados y en la vulnerabilidad. Por supuesto, eso se traduce en más ganancias y ¡Oh! “crecimiento”.
Deuda pública. Es hermoso ver a los neoliberales extasiados porque a un país le “suban la calificación” que quiere decir que puede recibir mayor crédito. Y endeudarse, y deber más, y volver a subir su calificación, mientras su riqueza se transforma en deuda pública y, por ende, en ganancias para los consorcios financieros apátridas y miseria para los trabajadores y en ¡Ooooh, sí, sí, sí! (exclaman en accesos epifánicos) mayor “crecimiento”.
Nietecitos amados, disfruten una feliz Navidad, un feliz Januká, unas felices vacaciones, un feliz año de buen gobierno, un feliz año nuevo, o lo que sea que quieran celebrar, pero pásenla bien. Yo regreso a este espacio hasta el 16 de enero, o sea, en un mes. Los veré poquito en tuiter, de repente, salvo que surja algún tema que amerite mucho, je, je. Besos y abrazos.