El Pelotón de la Muerte de Felipe Calderón
En el marco de la discusión orientada a que sea convocada una consulta pública, para que se tome democráticamente la decisión de enjuiciar a los expresidentes de México, aparece nueva información relacionada con excesos y crímenes, que algunos de ellos presuntamente cometieron en contra del erario y de la población, actuando por encima de la ley como dictadores o monarcas absolutos.
Esta semana se publicó una investigación del periodista Óscar Balmen para el medio EMEEQUIS, de la cual forma parte una entrevista que realizó con el Mayor Alejandro Rodas Cobón, recluido desde hace 11 años en la prisión militar número 5 en Sinaloa.
El Mayor Rodas Cobón, revela que como parte de la estrategia de la recién iniciada “guerra contra el narcotráfico”, por órdenes directas de Felipe Calderón se formó un Pelotón de la Muerte, del que él mismo formó parte, a fin de secuestrar, torturar, asesinar y desaparecer a civiles que se consideraban presuntos criminales, sin juicio ni orden de aprensión y sólo a raíz de denuncias anónimas que se presentaban por la vía telefónica a un número “seguro”.
La sede del pelotón se encontraba en Ojinaga, Chihuahua, a 400 kilómetros de Ciudad Juárez, que entonces se consideraba como la ciudad más violenta del mundo, a raíz de la lucha entre dos cárteles por el control de la plaza.
El Mayor narra que todos los días salía de la base un grupo compacto de soldados con la instrucción de exterminar civiles, así como de robar botines al crimen organizado a fin de contar con armas y drogas, que después sembraban a detenidos que no habían podido ejecutar.
La estrategia de terror se iniciaba como respuesta a una “queja ciudadana” anónima, presentada telefónicamente. Cuando recibían una queja, los militares se trasladaban hasta el punto que se les había indicado, verificaban la información, y bajo la sospecha de que se había cometido algún delito arrestaban a quienes estuvieran cerca, sin órdenes de aprensión o de cateo.
Explica también que este método de denuncia ciudadana anónima fue utilizado por los mismos delincuentes para incriminarse unos a otros, y parte de la población lo usó para vengarse por motivos personales, incluso de sus vecinos.
El método aplicado incluía la tortura de los detenidos, fueran responsables o no de algún delito, para obtener información sobre criminales de la zona. La mayoría de los torturados morían y eran incinerados por los soldados del pelotón utilizando gasolina proveniente de la base militar.
El Pelotón de la Muerte duró hasta 2009, cuando después de un enfrentamiento con la policía de Ojinaga y el presidente municipal, este acudió a su primo que entonces era gobernador de Chihuahua y amenazaron con revelar su existencia.
El Mayor y los demás integrantes de este grupo de ejecución extrajudicial fueron torturados y encarcelados. En el expediente 15/2010 de la justicia militar, consta la existencia del Pelotón de la Muerte y la razón de la detención de Rodas Cobón es precisamente haber formado parte de él.
Sin titubear, afirma que el mando supremo del Pelotón de la Muerte era Felipe Calderón y era él mismo quien daba directamente las órdenes para exterminar a los civiles.
Hoy, es este delincuente psicópata, quien desde la comodidad de su hogar se atreve a criticar al gobierno actual de censura a periodistas, cuando tendría que encontrarse en prisión preventiva, frente a un juez, aclarando su participación criminal en la ejecución despiadada de cientos de miles de civiles, que gracias a él, no tuvieron la oportunidad de enfrentar un juicio.
Por esta razón entre otras muchas, resulta impostergable que la sociedad se manifieste masivamente, a fin de que individuos como este sujeto enfrenten la justicia de una sociedad civilizada y democrática, recibiendo la oportunidad que ellos le negaron a miles de mexicanos.
Como dijo el político revolucionario francés Robespierre: “Castigar a los opresores de la libertad es clemencia, perdonarlos es barbarie.”