El golpismo en tiempos de la 4T
Por Miguel Ángel Lizama
Twitter: @Migueliz8
Políticos, empresarios y Medios que abiertamente se beneficiaron de la Corrupción, abusan de la libertad que hoy tienen -ya sin Estado Mayor Presidencial omnipresente que los aplaque y mantenga a raya- para planificar, preparar y activar distintas acciones contra el Gobierno Federal electo por la mayoría del Pueblo de México, para obstaculizarlo y hacer que se indigne la gente.
Pretenden bloquear los esfuerzos para construir el Bienestar y la Prosperidad de la Nación, como manda la Constitución, que sólo ha sido discurso y hoy está en vías de realización. Quieren que, como antes, los beneficios sean exclusivos para sus intereses particulares.
De ahí su encono contra la Austeridad Republicana que les ha significado un drástico desplome de sus ganancias procedentes del Presupuesto Público. No puede entenderse de otra forma la furia, no molestia, contra un Presidente Honesto que trabaja con las ruinas que le dejaron administraciones anteriores, y que los conjurados insisten en ocultar y que se olvide. De continuar el dispendio anterior, hoy habría aplausos y alabanzas, no gritos y amenazas de golpismo.
Los complotados ensayan distintos métodos frustrados, lo mismo en el Congreso donde ondean su minoría para reclamar a gritos las mismas canonjías que antes les daba la Corrupción, que publicando enormes mentiras, a pesar de lo rupestre de su evidencia. Nada importan ni trascienden las aclaraciones y los desmentidos oficiales, con cifras contundentes. Siempre alegan “otros datos”, salidos quién sabe de dónde.
A medida que fallan los intentos de socavar a la Administración de AMLO, se incorporan nuevas tácticas, como ahora se ensaya la intervención de personajes populares -todos bajo la influencia de Televisa, hay que decirlo con claridad- que de buenas a primeras se vuelven “expertos” en temas desconocidos para ellos, aunque socialmente sensibles, y aprovechan su exposición para censurar acciones oficiales o denunciar fallas inventadas, de las autoridades que luchan contra la actual pandemia del Covid-19.
Ninguno de tales personajes que pasan la mayor parte de su vida en el extranjero, ha estado inmerso en los problemas sociales de México, pues sólo regresaban al país para atender eventos de relumbrón o conveniencia política, pagados con dinero público. Sin embargo, evidentemente inducidos por parte interesada, se avientan al ruedo a expresar su oposición, que llega al ridículo, como en el caso de Thalía, que desde Nueva York donde reside desde hace años, ataca lo que desconoce, igual que El Chicharito, quien habla -quizás por contrato- de lo que ignora, pero tanto molesta a sus patrocinadores.
En todo los casos los “famosos” hablan sin sustento y con total desconocimiento del pulso social de México. Quizás no se hubieran prestado al ridículo, de haberse enterado del disgusto general que originó el desprestigio de los hoy conjurados, y que significó el arrollador triunfo del Presidente Constitucional, ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, dos veces trampeado para impedir la voluntad popular. De eso no hablan Derbez, Thalía ni Chicharito. Sólo son marionetas, simples Pinochos, movidos por cuerdas o una mano ajena metida en su interior, haciendo coincidir reflectores para dar apariencia de realismo a la ficción que perifonean.
El hecho subyacente en todos los ataques a que es sometido el Presidente y su Gabinete, es LA IMPUNIDAD que disfrutan los complotados, junto con los millones obtenidos de su Corrupción, que hoy es el combustible para sus conjuras y conspiraciones. La mayoría de México ha pedido por distintas vías y en diversos modos, que se les exijan responsabilidades y que su proceder no quede, por lo menos, sin ser investigado, pues hay denuncias presentadas en lo que antes fue PGR, que heredó expedientes y abulia a la Fiscalía a cargo de Alejandro Gertz Manero. De esto no se enteran los “famosos” porque no les conviene ni viven en México.
El plazo de gracia que les ha dado AMLO (más de año y medio sin atender la exigencia pública -NI PERDÓN NI OLVIDO-) a los hoy confabulados en su contra, no ha servido más que para enconar su odio y resentimiento por privarlos de sus fuentes de canonjías y enriquecimiento a costa del erario. Siguen sin investigarse excesos y latrocinios, agravios y violencias contra el Pueblo de México y los responsables disfrutan los frutos de sus saqueos y atropellos, y con ellos promueven desestabilización y un ambiente golpista. Acusan y promueven divisiones hasta secesionistas y odios que atribuyen al Presidente quien siempre llama a la conciliación y concordia. Los impunes persisten en castigar al levantisco pueblo mexicano, por el pecado mortal de expulsarlos del poder. No lo perdonan.
Pese a su oposición personal con razones válidas, Andrés Manuel puso de fecha primera el 21 de marzo de 2019 para consultar si la voluntad general decidía enjuiciar a los ex presidentes, empezando por Salinas de Gortari (la muerte libró a De la Madrid de ser incluído). Pese a las variadas expresiones públicas a favor, el plazo se cumplió sin atenderse las demandas de juicio, ni siquiera de investigación. A cambio, los conjurados pagan costosos desplegados periodísticos para victimizarse y encubrir sus confabulaciones.
Han vuelto su villano favorito a Andrés Manuel, en quien hacen encarnar el infierno que viven con el cierre de la llave presupuestal. Sin embargo, la aparente inacción de la Fiscalía General de la República con los expedientes de denuncias ante la anterior Procuraduría dependiente del Ejecutivo, CONLLEVA IMPLÍCITAMENTE LA IMPUNIDAD y deja intocado el botín de saqueo el cual, a su vez, congrega a los no investigados en torno a planes absurdos para desestabilizar al país y al Gobierno, sin darle reposo ni tregua, pese a los exhortos del Presidente cuya democrática paciencia es interpretada como debilidad o flaqueza o, lo peor, autorización para delinquir y arrollar la voluntad popular. En lógica secuela inevitable, LA IMPUNIDAD y LA CONJURA incitan y llevan al GOLPISMO Y SEDICIÓN.
El problema mayor de los actuales conjurados es que los golpistas por excelencia, alojados en las Embajadas de Estados Unidos o prohijados por sus servicios de Inteligencia o Espionaje (como la CIA), no tienen permitido actuar contra el Gobierno de México, por el respaldo enorme de su población, pese a los obstinados grupitos rencorosos que quieren tirarlo. El gobierno de Estados Unidos no quiere una sublevación en México con repercusiones impensables en su territorio.
Mientras esperan que todos los astros de la Corrupción se alineen contra Andrés Manuel y la Cuarta Transformación, los conjurados siguen financiando alternativas fallidas, en espera de que LA IMPUNIDAD les allegue el gatillo para disparar EL GOLPE que expulse a AMLO de la silla donde lo puso LA VOLUNTAD POPULAR monolítica y poderosa. QUIEREN RECUPERAR CUANTO ANTES SUS INVERSIONES, COMO SIEMPRE HA SIDO. Pero en el futuro mediato se ve poco más que imposible su regreso al ansiado poder. LA NETA.