Recibimos de Estados Unidos cuatro veces más agua, que la que por convenio internacional, debemos enviar al vecino país del norte.
El tratado existente entre ambas naciones, es ventajoso para nuestro país por donde se le quiera mirar.
Fue resultado de una negociación firmada después de concluida la Segunda Guerra Mundial, cuando las relaciones bilaterales México-Estados Unidos pasaban por un momento de relativa tranquilidad.
Cuatro veces más agua que la que enviamos, no es poca cosa.
Por este tratado, se ha resuelto en buena medida, el grave problema de escases de agua en la zona norte de nuestro país.
Se trata de una negociación añeja y ventajosa para México. Por eso se ha mantenido vigente hasta la fecha, sin que alguno de los gobiernos del pasado neoliberal, haya intentado cancelar el convenio, o modificar los términos del mismo.
Históricamente, se ha procurado cumplir con los términos del tratado, para no dar lugar a una revisión solicitada por la parte norteamericana. Con seguridad, esa posible renegociación restaría caudales del agua recibida en México.
Por eso resulta irritante el observar la conducta del actual gobernador del estado de Chihuahua, que hace todo lo posible por meter en un conflicto bilateral al gobierno de la Cuarta Transformación.
A Javier Corral, le interesa más en este momento el proceso electoral que ha iniciado, antes que la seguridad nacional y el bienestar de los ciudadanos no solo de su Estado, sino de todos los que habitan en la zona norte del país.
Porque hablar de agua, es hablar de seguridad nacional. El agua constituye un elemento vital para la atención de las necesidades sociales, la seguridad alimentaria y el desarrollo industrial.
La carencia de agua provoca trastornos de todo tipo y pone en riesgo la paz social.
¿Por qué entonces Javier Corral apuesta en este momento en favor de una posición política que pone en peligro un tratado que posibilita que se cuente con el agua suficiente para atender todas las necesidades que demanda la sociedad?
Porque desea que el PAN siga siendo dueño del agua que corresponde al estado de Chihuahua y se reparta de acuerdo a los intereses de grupos de poder, que acaparan el líquido para sus industrias particulares.
En la conferencia mañanera del día de hoy, el gobierno de la Cuarta Transformación dejó en claro que Corral mantiene relaciones con empresarios dedicados a la siembra de alfalfa y cebolla, así como de quienes se dedican al cultivo del nogal.
Toda esta industria agrícola requiere de grandes cantidades de agua, en forma permanente. Son ellos quienes tienen más interés en que el panismo se mantenga al frente del gobierno del Estado.
Así tienen garantizado el aprovisionamiento de agua, en forma ventajosa. Ellos cubren sus necesidades productivas a plenitud, mientras los medianos y pequeños agricultores obtienen el mínimo indispensable para sacar adelante sus cosechas.
Poner en riesgo la vigencia de un tratado bilateral ventajoso para nuestro país, no preocupa a Corral. Lo importante para él y para los terrateniente neo-porfiristas del estado de Chihuahua, es mantener vivos sus privilegios de clase.
Para eso es necesario que el panismo se mantenga en el poder.
Los viejos caciques al estilo Gonzalo N. Santos y otros grandes dueños de estados o regiones de nuestro país, no son al parecer, cosa del pasado.
Corral piensa en un territorio que debiera gobernar únicamente por seis años, como si se tratara de parte de su patrimonio personal.
Los intereses de unos cuantos son puestos por encima del bienestar de millones de mexicanos que viven en la zona norte de México.
Ha llegado al extremo de enfrentar a la Guardia Nacional, con tal de salirse con la suya. Ha filtrado información de seguridad estatal, a los grupos que se oponen al tratado y crean un clima de inestabilidad artificial.
Porque en realidad el problema en Chihuahua, poco tiene que ver con el agua.
La situación de confrontación que ha creado el gobierno de Javier Corral, tiene que ver en realidad con el proceso electoral 2021.
El Tratado bilateral y la defensa del agua en Chihuahua, son excusas para empoderar en el Estado a una debilitada oposición panista, que siente que tiene mucha posibilidad de perder la gubernatura del Estado, el año próximo.
El cacique siente que su reino se desmorona y teme no poder pasar el mando del estado a Gustavo Madero, panista también y miembro de la “casta azul”, que ha medrado en Chihuahua por décadas.
En la conferencia presidencial de esta mañana, quedaron expuestas las relaciones de Javier Corral con diputados panistas que han instigado a determinados grupos de agricultores y golpeadores contratados, para realizar actos vandálicos en equipo e instalaciones bajo resguardo federal.
Se tienen registradas muertes, a consecuencia de estos actos que nada tienen que ver con la protesta social pacífica que se da en el resto del país.
Al cacique de Chihuahua no le interesan demasiado estas muertes “colaterales”, provocadas por mezquinos intereses políticos. Culpa a la Guardia Nacional de un motín orquestado por los mismos políticos panistas, apoyados por la clase empresarial que acapara el agua en la Entidad.
Los mexicanos de todo el país, merecemos gobiernos honestos que trabajen en beneficio de la sociedad y no políticos corruptos que vean por los beneficios económicos de sectores sociales privilegiados.
México no tiene porque renunciar a un tratado que da beneficios a millones de mexicanos.
No tiene porque dejar de recibir caudales de agua que son necesarios en varias entidades del país.
Cuando escuchemos a Javier Corral defender su posición, hablando de la “cruzada” que impulsa a favor del agua en su estado, tengamos presente que mediante el tratado bilateral citado, México recibe cuatro veces más agua que la que envía a los Estados Unidos.
El cacique miente con descaro. El panismo miente porque esa es “su verdadera ideología”.
Ni Javier Corral, ni Acción Nacional están viendo en este momento por los más pobres en Chihuahua.
Defienden su monopolio sobre el agua en la Entidad. Defienden su riqueza y privilegios.
Y no les interesa que el resto del país muera de sed, con tal de que no disminuya su riqueza y control social.
Claro que hoy se enfrentan a un presidente y un gobierno federal, que está cerrando todas las puertas a la corrupción.
El panismo está condenado a perder esta batalla y a entrar en el terreno de la verdadera democracia, por convencimiento, o por la aplicación estricta de la Ley.
El bienestar nacional, no puede estar supeditado a intereses de caciques locales, o a los poderes fácticos que gobiernan detrás de estos “hombre fuertes” estatales.
Malthus Gamba