Muy molesto el periodista reaccionario Ciro Gómez Leyva.
Pero no piensen que esa molestia nace del presunto percance que vivió hace unos días, donde su camioneta recibió varios impactos de bala, que muy probablemente iban dirigidos hacia su persona.
No. La molestia está dirigida al presidente López Obrador, por las recomendaciones que el titular del ejecutivo ha hecho al gobierno de la Ciudad de México y a la Fiscalía de la capital, para se indague a fondo toda línea de investigación, que pueda conducir a los responsables de este acto de violencia.
La molestia evidente de Ciro, está en el hecho de que el presidente contempla como posibilidad real, que el presunto atentado pueda ser en realidad un acto perpetrado por el conservadurismo, para desestabilizar al gobierno de la Cuarta Transformación.
López Obrador nunca ha dicho que la verdad se encontrará forzosamente siguiendo esta única línea. La verdad puede encontrarse en otra vía, pero no deben descartarse en este momento de arranque de las investigaciones, las rutas que generen una sospecha justificada.
La molestia de Ciro no se entiende de otro modo, sino como el rechazo a que se siga el camino de esa ruta, para intentar alcanzar la verdad. Y como ha sido costumbre en el bloque conservador, cuando alguno de sus militantes se encuentran en predicamentos, de inmediato se desata una campaña a favor de Ciro y en contra del presidente. Se comenta en medios de comunicación y redes sociales, que un autoatentado en este caso, resulta imposible, ya que Ciro no podía circular y disparar al mismo tiempo a su vehículo. Que es un absurdo lo que dice el presidente.
Y aquí comienzan las aclaraciones.
El presidente López Obrador ha señalado reiteradas veces, que no descarta la posibilidad de que este hecho, tenga la intención de dar inicio a una campaña de desestabilización social en el país. Ha comentado también que Ciro Gómez, no necesariamente debe ser considerado participante en un crimen.
Porque atentar contra de la paz pública, es un crimen que debe perseguirse y castigarse. Ciro pudo ser pieza inconsciente en ese posible montaje y sin embargo jugar un papel relevante en el mismo, por el hecho de ser persona pública.
En un caso similar donde la presunta víctima no fuera él, Ciro ya estaría exigiendo a las autoridades una investigación con las características que hoy pide el presidente.
No dejar de lado alguna línea de investigación.
Pero como se trata de su persona, la cosa cambia.
El autoatentado no es como lo señalan los integrantes del conservadurismo, una línea fuera de la realidad. Sí resulta posible y por lo mismo, debe ser atendida por la autoridad competente.
Sin culpar anticipadamente a alguien, sí podemos imaginar este escenario ficticio.
Alguien tiene interés en crear un problema serio. Imaginemos un poderoso grupo que intenta crear malestar en determinado entorno. No han podido hacerlo de otra manera, aunque lo han intentado y de pronto, viendo que en un territorio vecino, cierta estrategia de caos funciona bien, deciden aplicarla en el área que les inter esa controlar.
Hay que hacer ver mal a la autoridad. Entonces se busca un personaje públicamente relevante. Se prepara un vehículo blindado y se transita a altas horas de la noche por ciertas calles donde no existe sistema de seguridad con cámaras conectadas a la central de vigilancia.
Se hacen varios disparos al vehículo, pero con la seguridad de que en ningún momento peligrará la vida del ocupante del mismo. ¿Por qué?
Pues porque el calibre de las armas utilizadas jamás podrá penetrar el blindaje de la unidad. Se trata de balas que son efectivas tratándose de un carro normal, pero que resultan ridículas en poder, cuando el intento va dirigido a un auto protegido al máximo.
El piloto pudo estar comprometido con la estrategia de desestabilización social que se intenta. Ahí estaríamos hablando de un autoatentado. Él sabe que no corre peligro alguno. Sabe de las intenciones que persigue ese montaje. Es participante en un crimen bien planeado y sabe que está cometiendo un delito tipificado como de delincuencia organizada, puesto que es planeado y ejecutado entre un determinado número de personas.
Eso es un autoatentado. Se trata de un escenario imaginario, que puede corresponder, con alguna no tan imaginaria realidad. Y la autoridad tiene obligación de contemplar esa posibilidad e investigarla a fondo.
Molestarse porque el presidente no descarta escenario alguno, suena a incongruencia.
Si otro fuera el implicado, con toda seguridad, Ciro estaría exigiendo lo mismo que hoy recomienda el presidente. Pero tratándose de su persona, la visión cambia.
El presidente no está acusando a Ciro Gómez Leyva de delito alguno. Solo pide pulcritud y profundidad en la investigación.
Es todo.
Pero al parecer, el papel de víctima le ajusta bien a Ciro. Los abrazos y espaldarazos que ha recibido de los integrantes de los grupos opositores, le sacan expresiones de gozo y no le gusta que una investigación amplia, genere nubes grises en su horizonte.
Las críticas que hace el presidente hacia su trabajo periodístico no son nuevas. Lleva años hablando del periodismo corrupto e hipócrita que pretende engañar a sus audiencias, por encargo de los grupos de poder en el país. En ese grupo de malos comunicadores, siempre ha estado incluido Ciro Gómez Leyva.
Una cosa es la situación delicada que se está investigando y otra muy distinta y añeja, la calidad profesional que tiene el periodismo de Ciro.
No se puede decir que hoy el presidente López Obrador se ensañe con este comunicador, al calificarlo de soldado opositor y mentiroso profesional.
Esperemos el resultado de las investigaciones que ya están en curso. Habrá resultados “aunque nos lleve tiempo alcanzarlos” expresó el presidente el día de hoy en su conferencia mañanera.
Pero pienso que una cosa debe quedar para la reflexión.
Algo se sabe en Palacio Nacional sobre este caso, como para hablarlo con claridad en la conferencia matutina.
Indicios, detalles preliminares, primeros elementos de prueba, señalamientos.
Algo prendió las alertas en el gobierno, ante la posibilidad de que acciones desestabilizadoras como las que hemos atestiguado recientemente en Bolivia y Perú, pudieran replicarse en nuestro país.
Y eso sí sería un problema mayúsculo, al que hay que dar solución de inmediato.
Por eso, es necesario y de interés general, que se agoten todas las líneas de investigación, en el caso de Ciro Gómez Leyva.
Le guste o no le guste a él y a los grupos opositores.
“El que nada debe, nada teme”.
Malthus Gamba
