El auto engaño de la oposición
En la opinión de Elí González
@calacuayoMX @eligonzalezhz
La oposición no sabe cómo deslegitimar lo ocurrido el 27 de noviembre. 1.2 millones de personas en el corazón del país, llegaron de todos los rincones de nuestra nación. En el Paseo de la Reforma comenzaba el escenario y terminaba en el zócalo de la CDMX, donde el presidente López Obrador presentó el informe que conmemora cuatro años de su mandato.
Fue una participación masiva, legítima y emocionante. Una movilización que no se veía desde hace más de 15 años. Esta movilización nos emocionó, nos hizo recordar y vivir, la marcha contra el desafuero de López Obrador, o las que reclamaban el recuento voto por voto, casilla por casilla, después del fraude electoral de 2006.
Por supuesto la marcha fue, pacífica, cero violencia, cero reclamos, fue una fiesta que no afectó a nadie, excepto a los que tienen negocios sucios, a esos que desean volver al poder para saquear el país. La fiesta en apoyo al presidente AMLO y con motivo del informe de Gobierno provocó otra herida profunda en la ya lastimada oposición. Misma que por supuesto respondió con el autoengaño y deslegitimando nuestra algarabía.
Los comentócratas opositores, demostraron una vez más, que no entienden la realidad del país, y con tal de minimizar el relieve de la manifestación y menospreciar el apoyo y el afecto que las mayorías demuestran al presidente, empezaron a emitir calificativos y hashtags, para que sus seguidores los repitieran.
Nos dijeron ‘nacos’, ‘indios’, ‘pendejos’, ‘croqueteros’, ‘muertos de hambre’, ‘pobres’, etc… Además de otros impronunciables y desdeñosos calificativos.
Sabiendo que al atacar al presidente, el pueblo reaccionaría, decidieron bautizar una marcha legítima, como la marcha del ego, que AMLO lo hizo para mostrar su fuerza en respuesta, como para demostrarles, dicen, que la calle es suya y de nadie más. Usando el sexismo dijeron que AMLO quiso demostrar que la tiene más grande.
Para ofender al presidente y para que la ciudadanía reaccione, le dicen ‘loco’, ‘ególatra’, y un sin fin de calificativos que bien saben enardecerá a los ciudadanos. Pero lo que no saben es que cada uno de ellos, los aleja más y más de los votos.
Se auto engañan diciendo que AMLO les tuvo miedo y en venganza reaccionó con otra marcha.
Sugieren que los que seguimos el movimiento de López Obrador, somos personas que necesitamos que nos paguen para ir, o que nos obliguen para ir a una marcha. No entienden que como dice el diputado Fernandez Noroña, “venimos de la calle”, nadie nos va a enseñar a salir a las calles a protestar tanto para exigir derechos como para celebrar nuestros triunfos
No entienden que no entienden, que nuestra legítima y emocionante fiesta del 27 de noviembre, como decía Denise Maerker, “no había nadie reclamando nada, eran verdaderos entusiastas”. Pero la oposición dice que fue el mayor acarreo de la historia.
No saben lo que significa acarreo. Cuando ellos mismos lo hicieron por décadas. El acarreo es cuando obligas, amenazas o pagas para que la gente se presente. El acarreo se puede notar en sus rostros, en el ánimo de la gente. En esta marcha los asistentes estábamos felices, cantando, bailando, celebrando 4 años de transformación.
Los medios de comunicación presentaron imágenes y videos de cómo llegó la gente a la marcha, ¿pues que querían? ¿Que llegaran volando?
La oposición y sus medios de comunicación, presentaron argumentos ridículos. Tan ridículos que se quedarán ahí como una anécdota más.
En una ocasión Manlio Fabio Beltrones dijo que ante el fracaso de los políticos jóvenes, se tenía que volver a las canas. Y yo también así lo pensaba, pero ni aún abriendo sarcófagos han podido cambiar el discurso, mucho menos su realidad. Y su realidad es que están total y moralmente derrotados.
La oposición sabe del gran respaldo popular del que goza el presidente. También sabe que tiene la capacidad de llenar el zócalo las veces que lo convoque, pero tratan de promover una realidad ficticia, para contagiar a sus pocos seguidores que desafortunadamente carecen de conocimientos de la vida pública.
Y es precisamente por este tipo de razonamientos obtusos, por la incomprensión cabal de la realidad, por la negación sistemática de la voluntad política de las mayorías, es que debe considerarse necesario, de vez en cuando, salir a la calle y mostrar con alegría lo que a los opositores no les permite ver odio.