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El artículo de The Wall Street Journal, propaganda pura
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El artículo de The Wall Street Journal, propaganda pura

Por: Rafael Redondo
@redondo_ rafa

El pasado domingo, apareció en el diario estadounidense The Wall Street Journal, un artículo firmado por David Luhnow y Santiago Pérez (me cuesta trabajo creer que sea egresado de la UNAM), que, abre con la siguiente frase:

“El líder populista de México, Andrés Manuel López Obrador, está cambiando el país a una política industrial, de los años 70”.

El artículo señala, que esta administración se está centrando en las siguientes acciones, y por ello, nos están regresando a los 70:

* Centrado en el mercado interno.
* Recursos naturales.
* Mayor intervención del Estado.
* Uso del Ejército.

Sinceramente, me resulta absurdo que alguien pretenda presentar un análisis de una realidad social, cualquiera que ésta sea, utilizando categorías y conceptos, no como herramientas de análisis, sino como moldes, en los que pretenden hacer caber la realidad. En algún artículo que publiqué anteriormente, fui muy claro acerca de esta forma, inadecuada, de abordar una realidad: cuando alguien trata de meter la realidad en los moldes, no está haciendo un análisis, y, por tanto, obtiene resultados equivocados.

La retórica con la que sustentaron este artículo sus autores, (uno creció en México, el otro, es mexicano. Pareciera que ambos, desconocen totalmente Latinoamérica), es como si un médico que conoce la sintomatología del lupus, sin más ni más, trata de adjudicar la enfermedad, a cualquier paciente que padece dolor en las articulaciones.

Vamos por partes:

1) Populismo: la definición de la que disponemos hasta hoy, es la siguiente: “poner los ojos en el pueblo”; es todo.

Aquí, podemos meter lo que se nos dé la gana; y, de hecho, así sucede. Tenemos desde la versión de Ernesto Laclau hasta la de Jacques Rancière. Una opuesta a la otra. El término es tan ambiguo, que, ni siquiera podemos saber qué tenemos en mente con la palabra “pueblo”. Existen diferentes formas de atender al “pueblo”; desde, las posiciones puramente retóricas y propagandísticas, para conseguir poder, y que optan por cumplir caprichos a la masa (chantajearla), hasta formas genuinas de interés por mejorar la situación precaria del sector menos favorecido. Aquí, lo mismo cabe en Hitler que Gandhi.

¿Qué tenemos realmente en México?

La propuesta macro de la 4T y de AMLO, podemos centrarla en dos ejes fundamentales:

A) separar el poder económico del político, cuya mancuerna, siempre se traduce en corrupción.

B) integrar al grupo menos favorecido a la maquinaria de consumo.

Ambas propuestas, parten de la realidad, no de la ideología. La prueba más palpable del postulado A, es la desesperación de Claudio X González por participar en las decisiones del país. Acerca del postulado B, la prueba fidedigna, es la enorme cantidad de pobres que existen en el país.

Pese a que en el artículo señala, que, gracias a las enormes bondades de las grandes empresas, e incluso, de las reformas estructurales implementadas por Peña Nieto, se disminuyó la cantidad de pobres, en realidad, no sé de dónde obtienen esas cifras, porque la evidencia, es contundente: los pobres aún en esta época, siguen existiendo y en una proporción insultante.

Si vamos a abordar un fenómeno social, primero, observemos la realidad, y luego, busquemos en la teoría, a qué se parece.

En las acciones de este gobierno, no hay más que pragmatismo. Así que, basta de confundir populismo con pragmatismo.

2) Vuelta a los 70: es imposible regresar en el tiempo. De entrada, ya no hay Guerra Fría; tampoco, un partido único en México. Menos, estamos en un periodo de industrialización.

Lo que sí hay, es un mundo donde el modelo económico neoliberal, está dando de sí. Un mundo donde una epidemia de más de dos años, evidenció sus deficiencias. Hoy, tenemos un mundo donde la potencia única, siente menguada su influencia: la forma de exportar su moral maniquea de, si estás conmigo, eres bueno. Si no lo estás, eres malo, ya no está convenciendo a un mundo, que se asume pluricultural. Una potencia, que continúa utilizando argumentos, que deberían estar ya en el basurero, como, “la amenaza rusa” o “todos contra el dictador”, y que, ya no están haciendo eco. Aun así, la potencia pretende, ella sí, regresar a sus épocas de gloria, utilizando puros cartuchos quemados. La jugada de Estados Unidos, le está saliendo tan mal, porque tratar de desafiar al tiempo, siempre va a resultar contraproducente, que están conduciendo al mundo, a una crisis económica sin precedentes; a un mundo, de por sí, ya golpeado económicamente por una epidemia. ¿Cómo pretender conquistar simpatías?

Una potencia, cuyo sistema electoral, consiste en una élite, pasándose la estafeta. Donde la población, sigue creyendo en una supuesta amenaza comunista. Donde el poder económico puede más, que los muertos en los tiroteos. Donde un adolescente, puede conseguir armas, con la misma facilidad con que se consigue un chicle. Donde hay una enorme población adicta a los opiáceos; en fin, pareciera que el imperio, está llegando a su fase de decadencia.

La crisis en Ucrania, puso en evidencia, además, lo falaz del discurso ecologista, puesto que, los energéticos fósiles, son los que están dándole dirección al conflicto. Ricardo Anaya, ridículamente, dice que el petróleo va de salida, porque las empresas automotrices, están ya construyendo autos eléctricos. Pareciera que Anaya, no terminó ni la primaria. Yo, recuerdo que, en mis épocas de primaria, infinidad de veces hice maquetas, dibujos, cartulinas… donde especificaba cuáles eran los productos derivados del petróleo, y no solamente eran los automotores. Hay una gama infinita de productos que dependen de la industria; es decir, Ricardo Anaya, se pasó por las pelotas, la serie de productos derivados de la petroquímica, y, tampoco nos dijo cuánto va a durar esta transición. Eso, yo lo entiendo a la perfección, desde el tercer grado de primaria.

Este, es un punto importante. Podemos hablar de que el petróleo va de salida, sí; pero, ¿cuándo?

Lo cierto, es que sin petróleo y sin gas, hoy, y durante varios años más, las economías se paralizarían.

¿Qué tenemos en México?

Es falso, que estemos centrados en el comercio interno: somos el primer socio comercial de Estados Unidos, el intercambio con China creció, en épocas recientes 22%, se habla de un tratado con Gran Bretaña, estamos mirando hacia Latinoamérica… ¿a qué exclusividad del comercio interno se refieren los autores del artículo?

Es cierto que se esté fortaleciendo el sector energético, elevándolo a rango de seguridad nacional y por razones obvias. Los autores del artículo, ¿no están observando lo que está sucediendo en Europa, por causa de los energéticos?

Hablan de la CFE y PEMEX, como monopolios. Lo que en realidad existe, son empresas privadas, aprovechándose de la infraestructura de la CFE. También, una empresa petrolera, que, pese a que muchas veces en el tiempo atravesó por periodos de gloria, el país jamás se benefició. ¿Qué sucedió con esas ganancias?

Hablan de los consorcios norteamericanos, desde una visión colonialista: las empresas extranjeras, son única fuente de progreso, así que, hagan lo que hagan, a la colonia le recomiendan, laissez-les faire. No importa que cometan arbitrariedades, o desastres ecológicos como las mineras o Vulcan Materials, empresa que, por cierto, es la gran ausente en su artículo.

Para rematar, mencionan a Iberdrola, como ejemplo de “inversión extranjera”. Bueno, basta ver cómo tratan a esta empresa los propios españoles. Tanto en su país de origen, como en el mundo, esta empresa, parece que lo que produce, son escándalos, no electricidad. Sin más comentarios.

Mayor intervención del Estado, y uso excesivo del Ejército. Primero, el Estado Mexicano, está recuperando su presencia, no incrementando su influencia. Por otro lado, gracias a la innumerable aparición de casos de corrupción (que, al parecer, el tal Santiago Pérez, pese a vivir en México, nunca vio), esa relación malsana entre gobierno y privados, resulta que el sector más confiable del Estado Mexicano, es el Ejército, no la burocracia.

El ejército de México, está construyendo obra pública, no yendo a Vietnam, Afganistán, Irak, Libia y un muy, muy largo etcétera. Quizá su perspectiva de un ejército, está distorsionada por las acciones de lo que Estados Unidos, concibe como ejército.

En México, no tenemos, ni propaganda marxista, ni exaltación del Ejército, ni discursos pro Estado… nada que se le parezca. No estamos regresando a los 70, como Estados Unidos, que sí sigue añorando su pasado. Estamos respondiendo a los efectos del Neoliberalismo decadente, a una corrupción que, en México, era ya un hábito, a una coyuntura donde, las materias primas, son pieza clave del bienestar. Estamos reaccionando a los efectos de una epidemia y de un absurdo conflicto ucraniano. Nada de populismo, solo pragmatismo, puro y duro.

Lo que el artículo de The Wall Street Journal, sí es: un berrinche “gringo”, porque AMLO, no asistió a la Cumbre de las Américas. Quizá, no lo dudemos, mezclado con propaganda de Claudio X González (la misma retahíla del “peligro para México”, tal como la hemos escuchado desde hace años. Ni siquiera se esfuerzan en cambiar de aderezo a la ensalada). En síntesis, patadas de ahogado, luchando por dotar al Neoliberalismo de virtudes, que, evidentemente, no existen, y la realidad lo está demostrando. Lo que el artículo, no es: el trabajo de dos profesionales, tratando de explicarse una realidad.

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