Delfina Gómez Álvarez y la rabiosa oposición
Ricardo V. Santes-Álvarez
@RicSantes
El pasado lunes, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que, en cuanto Esteban Moctezuma Barragán, actual secretario de educación pública, sea ratificado por el Senado de la República como nuevo embajador de México en Estados Unidos, en sustitución de Martha Bárcena, la persona que asumirá la titularidad de la dependencia será Delfina Gómez Álvarez.
Ex-presidenta municipal de Texcoco, ex-diputada federal, ex-candidata a la gubernatura del Estado de México, y senadora con licencia desde 2018 para desempeñarse como delegada federal de programas del Bienestar en el EdoMex, Gómez Álvarez posee un palmarés académico que le acredita como licenciada en educación básica por la Universidad Pedagógica Nacional, con dos maestrías, una en pedagogía y otra en ciencias de la educación. Quien es mejor conocida como La Maestra Delfina, tendrá a su cargo la nada fácil tarea de llevar la educación del país a buen puerto.
López Obrador dijo que confía plenamente en las capacidades de la profesora. No le escatimó elogios; por el contrario, aseguró que conoce bien el sistema y sabrá tender los puentes necesarios entre el magisterio y la autoridad en pro de un esquema más democrático.
Desde ya se advierte que la tarea no será sencilla; aunque eso no es novedad: nada ha sido sencillo para la actual administración federal y esta vez no tiene por qué ser distinto. Desde el momento que se dio a conocer la designación, en redes y otros medios se escuchó o leyó una acérrima a la vez que irracional oposición al nombramiento. Un impresentable se atrevió a decir que tal decisión era equivalente a nombrar Papa a un cura de pueblo; otro, más miserable, espetó que con este nombramiento “este régimen” marcó su “abdicación educativa”. El listado de descalificaciones sólo confirma que los opositores tienen vísceras mas no neuronas. Creen que el paso por la SEP de personajes como Josefina Vázquez Mota, Emilio Chuayffet, o Aurelio Nuño ha quedado en el olvido. Pues no es así.
El rechazo a Gómez Álvarez va más allá de explicarse por razón de una designación presidencial, o porque se trate de una mujer (sobre esto último, cada vez queda más claro el hecho que todas las personas, por serlo, tenemos los mismos derechos y similares capacidades). En realidad, con base en una actitud clasista y vil, se le rechaza porque viene de abajo, del pueblo; de ese estrato social que por siempre fue menospreciado pero que hoy está siendo reivindicado por una nueva política de Estado, impulsada por un presidente que surgió igualmente de abajo.
El apoyo que recibe la maestra del primer mandatario es respaldado por millones de mexicanos que votaron por él en 2018, y cobijan sus decisiones. Y es que, adicional a sus tablas políticas y buena formación profesional, la nueva secretaria posee un atributo que antes era ignorado o por lo menos soslayado: honestidad. Nada más, pero nada menos.
Luego de dos años de iniciada la transición a un nuevo régimen, quienes quedaron atrapados en el almanaque siguen sin dar crédito que “los de abajo” asuman responsabilidades de gobierno. La rabia por haber perdido privilegios obnubila su capacidad de entender que las cosas no volverán a ser como antes. Ahora, la probidad va de la mano con el mérito.
En el colmo de la perdición, los opositores no reflexionan que una maniobra inteligente sería asimilar la situación y adaptarse. Olvidan que por ser clase acomodada tienen un trecho ganado, y que si estuvieran dispuestos a sumar, poniendo por delante los intereses de la Nación, se verían beneficiados más pronto que muchos.
Y diga usted si lo anterior no es pertinente cuando se considera la actitud de, por ejemplo, los gobernadores Mauricio Vila (Yucatán-PAN) y Alejandro Murat (Oaxaca-PRI) quienes, a diferencia de sus pares de Jalisco, Chihuahua o Coahuila, han entendido que trabajar al lado del gobierno federal les deja mejores dividendos políticos que generar conflictos. Y qué decir de empresarios como Carlos Slim, quien sabe que colaborar con los proyectos gubernamentales le significan grandes beneficios… mucha diferencia con otros empresarios que utilizan el dinero para edificar conspiraciones estériles en contra del presidente.
Bajo la batuta de Delfina Gómez Álvarez, la SEP inicia un proyecto que, conforme con el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, pretende dignificar la educación y cristalizar el anhelo de vivir en un país con bienestar. Esperemos que así sea.