#ElDespistado
Esta es una historia basada en hechos de la vida real. Por tanto, cualquier parecido con situaciones que se viven en el momento, no es casualidad.
Anoche me fui a dormir a buena hora; estaba bastante cansado, ya que el negocio tuvo (por fin), más movimiento que en meses anteriores. Al parecer, la cuesta de enero, está terminando. Se comienza mover el comercio en la Capital y eso es bueno para todos. Como digo, a eso de las nueve y media de la noche, ya estaba poniendo el despertador y unos minutos después, dormía profundamente. Lo último que hice antes de cerrar los ojos, fue checar mi twitter, para ver si había algo importante. Olvidé comentarles que soy chairo de hueso colorado y que todo lo que tiene que ver con el gobierno de Andrés Manuel me interesa. Todo estaba tranquilo, así que apagué el celular y dormí.
El nuevo día me trajo, aparte de las carreras habituales para salir con tiempo de la casa y no batallar entre el demencial tráfico de las siete de la mañana, la noticia de que se había celebrado una cena entre el presidente López Obrador y el yerno favorito de Donald Trump, en casa del vicepresidente de Televisa, Bernardo Gómez. Esto provocó una tormenta en un enorme vaso de agua, en el que debatían arduamente, los medios de comunicación tradicionales y buena parte de las redes sociales.
Los medios, unánimemente, desaprobaban el encuentro en casa del funcionario de Televisa. Los reporteros y analistas de estos medios, desaprobaban la cena también, pero con el argumento de que se trataron asuntos de seguridad nacional, que pudieran poner en peligro la tranquilidad del país. Las redes sociales, señalaban que fue un arreglo “en lo oscurito”, además de defender también los puntos de vista anteriormente señalados.
Revisando la noticia en la mayoría de las fuentes confiables que conozco, pude darme cuenta de algo: somos muy dados aún a entrar en los pequeños juegos que nos prepara la derecha conservadora. Nos vamos fácil con noticias intrascendentes y ayudamos a inflarlas, para crear incertidumbre y desinformación. La desconfianza en el gobierno de Andrés Manuel, es la herramienta de la derecha para minar el fuerte apoyo que disfruta actualmente el presidente.
Me valió madres el negocio. Llamé al encargado de la apertura y le di las instrucciones necesarias para solventar la actividad del día. Iría a echar una vuelta por la tarde. La cajera nunca falta y es confiable.
Me di a la tarea de revisar nuevamente y con más calma todo lo relevante de esta noticia y concluí al final lo siguiente.
Los partidos de oposición, poco se manifestaron al respecto. Para ellos a esta noticia le faltaba “carnita” y no había mucho que sacar de ahí, para respaldar sus intereses. Por lo mismo, no hubo etiquetas en twitter, donde bots y trolls de la derecha, impulsaran masivamente comentarios sobre el malestar que sí se veía en los medios tradicionales.
Era la prensa, periodistas tradicionales de derecha y aquellos otros disfrazados de independientes, pero de derecha también, quienes se lanzaban duro contra el presidente. Acusándolo de… ¿acusándolo de qué? Eso es lo que no estaba claro.
Unos, como he dicho, señalaban que era impropio que el presidente invitara al yerno de Trump a visitarlo y no hiciera los honores en Palacio Nacional.
¿Puede darse trato de representante de un gobierno a una persona que no tiene credenciales oficiales para acreditar un encargo? Porque a Kushner le fue retirado todo reconocimiento oficial, desde hace un buen tiempo. Efectivamente lo invitó el presidente, pero ¿en calidad de qué? López Obrador cena con frecuencia con gente importante, pero no todo el tiempo lo hace en Palacio Nacional. Con empresarios, políticos y personalidades nacionales y extranjera lo hace a menudo, para llegar a acuerdos. Y no siempre es en Palacio.
Creo que aquí se generó todo el problema. Hay que recordar que Peña Nieto invitó también al suegro de Kushner, Donald Trump, antes de las elecciones que al final le dieron la presidencia de la república en el país del norte. Trump no tenía cargo oficial entonces y fue recibido con honores de jefe de Estado, por el representante del ejecutivo mexicano. Uno de los más graves errores cometidos por Peña Nieto. Le tiraron por todos lados. Lo bueno para él, es que ya no podía desmoronarse más.
Probablemente, para no cometer la misma equivocación, en tiempos en que la derecha espera con ansia el más leve desliz para lanzarse con todo contra el presidente, se optó por celebrar la cena, en casa de un amigo mutuo de ambos personajes. Y por eso se eligió a Bernardo Gómez, quién tiene un trato cercano con el presidente y con el yerno de Trump. Creo que esa es la única razón real del porqué se eligió ese domicilio para la cena. No se quería dar un trato oficial, a un evento en el que uno de los comensales carecía de acreditaciones por parte de su gobierno.
Lo demás me parece a mí, se puede clasificar en el archivero del “chisme del día”. Que si Bernardo Gómez fue testigo de los acuerdos que tomaron ambos personajes. ¿Cuáles acuerdos? ¿Alguien sabe qué se platicó, acordó o firmó? Nadie conoce algo sobre ese tema, de no ser la explicación que por la mañana nos dio el mismo presidente, en el sentido de que había sido una plática cordial, donde se trataron temas generales como desarrollo económico, migración y generación de empleos. No llegaron a acuerdos definitivos en ningún asunto.
La molestia en medios y en redes, obedece más bien, a que fuera un directivo de Televisa el anfitrión de la cena. Les parece que es darle preferencia a una empresa que tiene un historial de apoyo al neoliberalismo inocultable. Fueron los creadores de Peña Nieto. Pero eso lo ha aclarado el presidente en varias ocasiones: un presidente gobierna para todos, platica con todos y requiere el apoyo de todos. La democracia es así: respeto a la pluralidad y ruta común para alcanzar las metas que cada sector social requiere. Un presidente no puede excluir, en base al pasado neoliberal, a determinado actor público. Todos son importantes en la reconstrucción del país.
Lo último que pienso sobre este asunto, tiene que ver con las redes sociales. Un asunto tan pequeño, tan intrascendente, hace dudar a muchos de la honestidad de nuestro presidente.
Como ya les comenté, soy cien por ciento chairo. Yo no dudo. Me baso siempre en hechos reales y no hay hecho más real para mí, que la honestidad y honradez de Andrés Manuel, a lo largo de toda su vida. Una trayectoria que no se va a manchar en esta penúltima cena, donde nada oculto se trató, como mentirosamente algunos dicen.
Ese sector frágil que se dobla al primer airecillo que sopla un poco más fuerte de lo normal, dice querer el cambio sano que requiere México, pero caen de inmediato en la duda y comienzan a trabajar inconscientemente, para aquellos que provocaron la ruina de nuestro país y que hoy esperan el menor descuido para desacreditar a la Cuarta Transformación.
Eso lo hemos visto en otros momentos de estos primeros cien días, pero no de manera tan señalada. Son pocos afortunadamente, pero es triste ver como la voluntad que desarrollamos a partir del primero de julio, es de corta mecha para muchos que se dicen defensores del cambio.
Por la tarde iré a checar la actividad en el negocio. Hoy aportaré en redes mi granito de arena, en favor del presidente y de la Cuarta Transformación.
Malthus Gamba
@MalthusGamba