Cuba: embargo y juicio a una isla que quiso ser distinta
Textos y Contextos
Por: Miguel Alejandro Rivera
@MiguelAleRivera
Siempre recurrir a las palabras de Eduardo Galeano es una forma segura de partir en un tema político, y esta vez no es la excepción; ahora que el tema de Cuba y las protestas en su territorio está en boga, vale la pena recordad que algún día, el gran maestro del periodismo uruguayo, declaró: “Lo que les molesta de Cuba no son los errores de la Revolución, que hubo y los hay. Lo que realmente no pueden soportar es que un país pobre y chiquito no se doblegue ante el imperio”.
Y en efecto, hay una afrenta histórica que el sistema capitalista de los Estados Unidos, no puede superar. En abril de 1961, exiliados cubanos patrocinados por la Casa Blanca, intentaron invadir la isla, evento mejor conocido como la batalla de Bahía de Cochinos. Nuevamente los revolucionarios triunfaron y desde ese entonces las relaciones EU-Cuba, se vieron congeladas… hasta ahora.
El rompimiento entre estos Estados se dio en un contexto post Segunda Guerra mundial, en el cual las naciones se bifurcaban ante las opciones de seguir al socialismo o al capitalismo, como modelo de producción y proyecto de gobierno. Muchos países africanos, latinoamericanos e incluso asiáticos, decantaron por seguir la teoría de Marx, la cual, hoy casi extinta en el orden mundial, promete quedar como una feliz tesis empolvada en las bibliotecas.
Sin embargo, al momento en que parecía que Fidel le ganaba todas a los norteamericanos, hubo algo en lo que era prácticamente imposible competir contra el país de las barras y las estrellas: la economía. Felipe Pérez Roque, Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba de 1999 hasta 2009, habló alguna vez de un informe redactado por el asistente del Estado Norteamericano, Lester Mallory, el 6 de abril de 1960, donde se planteaba la situación de Cuba y las posibilidades de terminar con el régimen revolucionario.
El documento fue público tiempo después y planteaba: “La mayoría de los cubanos apoyan a Castro (…)El único medio posible para hacerle perder el apoyo interno es provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria (…) Hay que poner en práctica rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica (…) negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
Este bloqueo impide que Cuba pueda exportar a Estados Unidos cualquier tipo de producto y que tampoco se puedan hacer importaciones de productos 10% norteamericanos. Pérez Roque habló alguna vez de pérdidas millonarias para Cuba pues “se podrían exportar toneladas de níquel, productos del mar, software, ron e incluso tabaco. Un solo puro cubano se vende en cincuenta dólares en Nueva York en el mercado negro” dijo.
Y es que, aunque en la Asamblea General de las Naciones Unidas, el mundo diga “¡basta!” ante este embargo económico que vive la Isla, no hay manera de hacerlo siempre que los Estados Unidos se mantengan como una de las naciones con mayor poder financiero gracias a que con sus empresas se han expandido por todo el planeta.