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ANDRÉS MANUEL vs CLAUDIO X
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ANDRÉS MANUEL vs CLAUDIO X

Hasta el 2018, el poder político y el económico eran uno solo.

Un amasiato redituable para quienes conformaban el reducido núcleo de privilegiados en el país. Todos contentos en ese pequeño sector que controlaba medios de comunicación, para ejercer un control social, basado en la difusión de una realidad creada a la medida de las necesidades de quienes movían los hilos de la economía y la política.

Veíamos a políticos poderosos, que de una u otra manera estaban ligados a grupos empresariales, que impulsaban sus carreras y recibían favores a cambio, cuando esos políticos se convertían en funcionarios públicos, o gobernantes de importancia.

Por ese amasiato, la riqueza nacional se repartía en forma acordada entre estos dos sectores sociales. Políticos y empresarios. La hija de ese matrimonio se llamó Corrupción y su juego preferido llevó por nombre Trafico de Influencias.

Pero este matrimonio tiene un final inesperado en 2018.

El poder político que era una de las columnas firmes que sostenían esa relación, deja de ser parte de la histórica unión conservadora. El poder económico, queda inesperadamente, en calidad de viuda, o abandonada.
No hay más poder político y quienes tienen los recursos suficientes para comprar voluntades y ofrecer su respaldo a los nuevos políticos que llegan, miran incrédulos que para el Gobierno del Cambio, el dinero en abundancia no despierta su codicia, ni los convierte en corruptos iguales a los neoliberales.

La llegada a la presidencia de López Obrador, tiene ese significado para la oposición.

Ellos mantienen el poder económico en el país, pues no hay interés por parte del gobierno, en afectar su riqueza.
Pero se acabó el tiempo de los contratos jugosos, que se hacían a costa del dinero público. Nada de obras mal hechas, inconclusas, o inexistentes. Nada de concesiones para proyectos que ni siquiera se ponían en práctica, o que no fueron de beneficio para el país. Nada de privatizaciones que entregaban el patrimonio nacional, a ambiciosos empresarios nacionales y extranjeros.
El poder político se fue escapando de las manos conservadoras en forma acelerada. El primer gran golpe lo recibieron en 2018 y después en las elecciones intermedias y estatales que se han venido dando hasta nuestros día.
De aquel poderoso aparato político constituido por el PRI y el PAN, ya poco queda. No contamos al PRD, porque en realidad esta franquicia política es un cascarón sin peso, que nada guarda en su interior.
La batalla de años de López Obrador, consigue el triunfo importante en 2018, después de varios intentos fallidos. Y esto se logró en gran medida, gracias al trabajo de concientización desarrollado durante años por el hoy presidente y aquellos que lo han acompañado por décadas. El triunfo llega en el momento exacto, pues los ciudadanos mexicanos no podían aguantar por más tiempo a ese matrimonio sin moral, que saqueaba al país y condenaba al grueso de la sociedad a la miseria y a la violencia extremas.
López Obrador gana la primera gran batalla de una revolución pacífica y de ahí en adelante, los triunfos se han sucedido ininterrumpidamente.
La contraparte de López Obrador, es Claudio X González, un hijo de empresario que no ha destacado significativamente en actividad alguna.
Se dice “activista social”, pero en realidad es un opositor resentido, que intenta recuperar el poder político, utilizando dinero en abundancia como palanca, para impulsar las aspiraciones de lo que queda del PRIANRD.
Una conferencia mañanera del presidente López Obrador, fija la agenda política del día, e incluso la agenda de la semana y el mes. Al presidente no le cuesta un solo centavo conseguir atención y respaldo social.
Por su parte, Claudio X González gasta enormes cantidades de efectivo, pagando voluntades y trabajo sucio en los medios de comunicación más importantes del país. Esa realidad es conocida por todos.
Paga los servicios de “haters” u “odiadores”, que puedan mover costosas granjas de bots, intentando desacreditar al presidente y a su gobierno, como parte de una estrategia que busca ganar adeptos a su causa.
Es mucho el dinero que los empresarios liquidan mensualmente, en un intento desesperado por ganar la voluntad de la gente.
La idea es desinformar para crear malestar social. Mentir y engañar para crear la duda en el grueso de la población. Conseguir que la gente abandone al presidente López Obrador y se pase al lado de Claudio X González y su gente.
Hasta hoy, tanto dinero invertido no ha redituado en resultados favorables para la causa reaccionaria. La gente dejó de creer en mentiras y cuentos neoliberales.
En este momento, hay dos poderes en conflicto en nuestro país. El Poder Político que controla casi en su totalidad el Movimiento de Transformación y el Poder Económico, en manos de la clase acaudalada.
La guerra es permanente. Se trata de un movimiento que rompe con una estructura político-económica, vieja y nociva para el grueso de la sociedad. Y de una defensa rabiosa de los privilegios de clase,por parte de quienes se sentían dueños del país.

López Obrador encabeza a una de estas dos fuerzas enfrentadas. Claudio X González por su parte, es el jefe que mueve los hilos y el dinero del grupo reaccionario.
Cerrando 2022, las batallas grandes han sido ganadas por la Cuarta Transformación.
A Claudio X González, le ha tocado cargar con las derrotas infligidas a la oposición. Son muchas y en este momento, Claudio carece de cuadros políticos importantes, para enfrentar el gran reto que significa la elección presidencial del 2024.
No tiene un general de valía dentro de sus tropas.
El Poder Político del Movimiento Obradorista, crece. En 2024, si se logra la mayoría calificada en el Congreso, la revolución pacífica que vive México, se habrá decidido en favor de una Transformación que tendrá asegurado su futuro en la siguiente década, al menos.
Los cambios constitucionales se harán realidad y el conservadurismo, a nivel político, quedará reducido a escombros.
Hay mucho por que brindar el último día de este año.
El Pueblo toma las riendas de su destino, después de décadas de ser testigo impotente del saqueo nacional.
Andrés Manuel López Obrador ha ganado importantes batallas en este conflicto de clases. Puso el Poder Político en manos de la gente.

Claudio X González y el resto de los empresarios reaccionarios, tendrán que aprender a hacer negocios con las reglas del juego limpio. Sin ventajas. Sin amiguismo, o compadrazgo. Sin corrupción.
Es eso, o quedar al margen de una realidad que no pueden evitar, ni modificar.
Vaya una felicitación al presidente y a su gobierno por tantos logros alcanzados en este 2022 que cierra, y los mejores deseos para el año entrante.

Y para Claudio X González y su gente, los mejores deseos para que las derrotas sigan acumulándose en el inminente 2023, porque los fracasos conservadores, se traducen siempre, en triunfos para la democracia y para el Pueblo de México.
Felicidades y buenos deseos a todos los lectores.

Malthus Gamba

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