Un periodista conocido del presidente López Obrador, le pregunta en la conferencia mañanera del día de hoy, si considera de alguna utilidad librar la batalla diaria que se da por las mañanas, en contra de los medios de comunicación conservadores y de aquellos que pagan los servicios de este periodismo.
Le señala que es posiblemente una lucha perdida anticipadamente, puesto que será difícil cambiar la forma de pensar de ese sector social.
El presidente López Obrador le responde que el continuo enfrentamiento con el periodismo a sueldo y con aquellos que perdieron el poder por corruptos, es parte del trabajo que le corresponde, como jefe del Estado mexicano.
Informar a la ciudadanía del estado que guarda el país y desenmascarar la mentira diaria que difunden los grupos opositores, es una actividad de suma importancia para un gobierno que trabaja por una transformación pacífica y democrática en México.
Esta actividad cotidiana, ha permitido que nuestra sociedad experimente un cambio sano de mentalidad, que le permite distinguir la mentira de la verdad.
Que le da elementos para ubicar con certeza a quienes están del lado de la gente, para separarlos del grupo de mentirosos, que solo buscan recuperar privilegios particulares y de grupo.
“Vivimos tiempos de definiciones” y esto lo vemos a diario en los asuntos públicos que interesan al país.
Ayer se inauguró oficialmente el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y el evento desató una serie de reacciones en medios de comunicación y redes sociales, que dejan al descubierto la naturaleza de quienes están del lado del cambio sano para el país, y la de aquellos que defienden privilegios perdidos y asumen en consecuencia, actitudes clasistas, racistas y discriminatorias que habían intentado hasta el día de hoy, mantener ocultas a la vista del ciudadano común.
Para la mayor parte de los mexicanos, la inauguración de ese aeropuerto, significa alcanzar una de las metas emblemáticas de la Cuarta Transformación.
Es ver cumplida una de las promesas de campaña del presidente.
Hoy temprano, esa satisfacción crece, al conocerse la noticia de que la zona del Lago de Texcoco, donde el neoliberalismo pretendía construir el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, es declarada Área Natural Protegida. El decreto presidencial que da origen a la reserva, aparece el día de hoy en el Diario Oficial de la Federación.
Ningún desarrollo habitacional estará permitido en la zona. Ninguna actividad empresarial que dañe o afecte el medio ambiente, será autorizada.
Se acabó el sueño reaccionario de retomar el proyecto, ya muerto y enterrado, para la construcción de ese fallido aeropuerto, planificado para su construcción en mitad de un lago.
El Aeropuerto Felipe Ángeles indigna a la clase conservadora, en donde se mueven a su gusto antiguos traficantes de influencias, como Claudio X González y el “Diablo” Fernández de FEMSA, asociados a políticos que intercambiaban favores por dinero, cuando eran gobierno.
El proyecto del aeropuerto no les interesa en nada. Lo que les indigna es que no han podido frenar las obras de carácter social, que impulsa el gobierno de la transformación.
Ven con pesar que sus posibilidades para recuperar el poder en el corto plazo, mueren, bajo el peso de un gobierno que edifica y crea. A diferencia de ellos que fueron expertos en implementar el modelo destructivo que permitió el saqueo y la corrupción desenfrenada.
El odio a los alcances que logra a diario el gobierno del presidente López Obrador, ha puesto de manifiesto el clasismo, el racismo y la discriminación que siempre han sido parte de la personalidad conservadora.
Antes, cuando eran gobierno y las cosas marchaban bien para sus negocios ligados a la corrupción, se daban el lujo de esconder esta faceta sucia de su personalidad, bajo el discurso político de la igualdad y la fraternidad mentirosa, que nunca pasó al terreno de los hechos.
Se tomaban la foto publicitaria con el pueblo. La foto política que debía aparecer en los medios de comunicación que ellos mismos controlaban y controlan aún en el presente.
Ese contacto ocasional con la gente, era el único que se permitían.
Hoy, que están prácticamente fuera de todas área de gobierno, dejan al descubierto su verdadero rostro.
Califican al aeropuerto de “construcción chafa”. Hablan de quienes aplauden la obra, como de gente a la que “le falta mundo”. Describen el proyecto como una “terminal avionera”, apropiada para mexicanos que no salen del país.
La excongresista Martha Tagle, habló del “aeropuerto de Zumpango”, como si ese municipio ejemplificara la pobreza y la falta de mérito de la obra.
Periodistas como Azucena Uresti, publicaron mensajes donde el dato relevante del evento de inauguración, hubiera sido el hecho de que una mujer trabajadora de la zona, ingresara al edificio principal, para vender comida tradicional mexicana. Como si fuera reprobable el hecho de que esa mujer del pueblo, hubiera tenido el “atrevimiento” de acceder a una zona exclusiva para usuarios de un nivel económico superior.
Muchos comentarios de periodistas, políticos, intelectuales y aspiracionistas conservadores, defendieron esta postura clasista y discriminatoria.
López Obrador cerró su comentario diciendo que el conservadurismo, en medio de su odio y rabia, ha tirado la careta que escondía sus fobias y complejos.
“La discriminación, el clasismo y el racismo, siempre han sido parte de la naturaleza conservadora. Solo que antes se les escondía bien”
“Ahora se ven obligados a descararse, mostrándose públicamente tal y como son”
“Y está bien. Están en todo su derecho de ser como deseen ser”
“Nada más que al igual que en el cuento clásico, ahora EL REY VA DESNUDO”
“Nada oculta sus vergüenzas”
Mientras millones de mexicanos están participando del cambio de mentalidad que les permite alcanzar y defender a la verdadera democracia, los conservadores se ahogan en la fosa atestada de sus complejos, prejuicios y taras.
Esa es la verdadera polaridad que existe en el país. No es algo nuevo, pero sí es una realidad que hoy queda a la vista de todos.
El cambio de mentalidad es el muro sólido donde se estrellan las esperanzas conservadoras.
Es el muro que protege a la sociedad sana, de quienes apuestan aún por la corrupción y la falta de valores.
Los mexicanos estamos cambiando y para bien.
Somos distintos y nada le envidiamos a la clase acomplejada.
Malthus Gamba