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Abogados, ¿Eje del Mal o del Bien?
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Abogados, ¿Eje del Mal o del Bien?

Por Miguel Ángel Lizama
@Migueliz8

“El Padrino” de Mario Puzo dio auge a los libros y revelaciones sobre la Mafia que traslucen una realidad sufrida en México, desde que el neoliberalismo se asentó con voracidad en el poder público: Los abogados desplazaron a los contadores como pivotes de lucrativos negocios sucios. Ya no resultó importante quien lleve cuenta de las ganancias mediante dobles libros, sino quien evite o saque “a salvo” a implicados en ilícitos. Al Capone fue ejemplo del empleo de un contador, cuyos números sirvieron para encarcelarlo por evasión de impuestos. Sólo usó abogados cuando ya le había caído la Ley.

En contrario, Vito Corleone, personaje central de Puzo, tiene un abogado por “consigliere” y enlace con autoridades civiles, legislativas y judiciales. Conoce todo, participa en poco, no se mancha las manos, no suda ni se acongoja. Su conocimiento y manejo de leyes es lo importante, y se ejemplifica al rechazar unas cartas que le piden enviar a un destino ignorado por la remitente. “Si te recibo esas cartas pueden acusarme ante un tribunal de saber su ubicación”. El sucesor del Padrino también declara que “necesito abogados no gatilleros”.

El conocimiento del Derecho sirve lo mismo para el mal, como se ha padecido por décadas en México, como también puede servir para el bien en un futuro posible, como es propósito y finalidad de la Cuarta Transformación promovida por el Presidente López Obrador. Para ello se requerirán abogados, porque, como también reza la experiencia: “Para que la cuña apriete, debe ser del mismo palo”.

Sin mayor erudición jurídica ni lauros académicos, he insistido en lo absurdo de la pretensión de Felipe Calderón de imponer una Ley de Justicia Penal, mal copiada de Estados Unidos (al amparo de la Iniciativa Mérida), que lleva años de preparación sin que a la fecha funcione debidamente. Se han gastado millones de pesos construyendo y amueblando locales, capacitando y adiestrando personal, nombrando nuevos jueces y secretarios para cada paso de un procedimiento que no acaba de cuajar y muestra fisuras que, en vez de resolver, complican la impartición de justicia y permite la liberación de acusados con influencias o costosos abogados, que dio origen a la llamada “Puerta Giratoria” (por un lado la policía apresa delincuentes, por el otro salen libres).

El problema mayor es que México y EU se rigen por 2 sistemas jurídicos distintos y distantes, uno riguroso y formalista fundado en el Derecho Romano, donde sólo cuenta lo escrito, mientras el otro basado en costumbres y sentido común -apoyado en sentencias judiciales cuando las hay- nace en el Common Law o Derecho Común anglosajón. Orígenes y prácticas son muy diferentes. Su único punto común es una Constitución Política.

La Ley Suprema de Estados Unidos permanece sin cambios en su texto original, sólo aclarado o adaptado a la evolución social lógica mediante Enmiendas o Leyes (Acts) aprobadas por su Congreso y sentencias jurisprudentes de sus Justices o Ministros de la Suprema Corte debatiendo abiertamente. En cambio, la Constitución de México ha sufrido remiendos o reformas que han alterado el texto original, para adecuarlo a los caprichos de los Presidentes en turno, especialmente en el ciclo neoliberal, y el Congreso sólo ha servido de sumiso aprobador para imponerlos sin mayor razonamiento y aún a contracorriente de la opinión y sentir general (https://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/2020/02/03/741-reformas-a-136-articulos-una-constitucion-rebasada/) De ese modo se han dado Leyes corruptas, hechas por corruptos para proteger su Corrupción.

Con tantos doctores en Derecho e institutos de Investigaciones Jurídicas, nadie o casi nadie se ha atrevido a cuestionar tanto manoseo constitucional y se han acomodado al supuesto “Estado de Derecho” de un mundo al revés, al servicio exclusivo del lucro. Por eso México entró a las listas de Forbes con tanto megamillonario que, en pocos años, desplazaron a las comaladas de nuevos ricos de la burocracia cocinados en cada sexenio.

Por eso fue de llamar mi atención el razonamiento del Fiscal General de la República, Dr. Alejandro Gertz Manero, externado en La Jornada del 24 de febrero, que alude a la “crisis integral de perversidad política, de marcos jurídicos anacrónicos y de instituciones ineptas y corrompidas” subyacentes en el deterioro que sufrimos como país.

Y en refuerzo de mis razonamientos ya expuestos en SinLínea.MX, propugnando una NUEVA CONSTITUCIÓN que retome su esencia social ORIGINAL en vez de la economicista actual, el Fiscal General Gertz Manero afirma que “es imperativo e ineludible modificar, a fondo, el marco legal y el sistema de seguridad y de justicia del país, ya que esa es la plataforma que sostiene este fracaso y, por ello, es indispensable reconstruir todos los ordenamientos legales que, como la Constitución General de la República, existen, se violan, se parchan y se invocan, sin que algo de ello alivie o resuelva la situación que todos sufrimos.” Más claro, ni el agua limpia.

A ver cuántos abogados resisten la tentación de contratarlos de los X. González y otros hombres de dinero, y se sustraen de la intención manifiesta de conformar un Eje del Mal que, a base de amparos sin ton ni son, ganen carretadas de dinero, pero sigan entorpeciendo los propósitos de BIENESTAR PARA MÉXICO del Presidente López Obrador, retrasando el anhelo de Justicia insatisfecho en el país.

MI FELICITACIÓN MÁS CALUROSA al Dr. Gertz Manero que entiende el sentir y malestar de la mayoría de mexicanos y se esfuerza en corresponder con su esfuerzo cotidiano. A ver cuántos profesionales del Derecho comparten su visión social y se suman a la labor nada fácil de estructurar, de veras, un marco jurídico sin perversiones ni corrupciones.

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