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La hipocresía de Occidente que financia el genocidio contra Palestina
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La hipocresía de Occidente que financia el genocidio contra Palestina

Textos y Contextos

Por: Miguel Alejandro Rivera

@MiguelAleRivera

Apenas y entraron veinte camiones de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza a través del paso de Rafah, en la frontera con Egipto. El propio secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres señaló que cientos de camiones “repletos de alimentos y otros suministros esenciales” se encontraban en el lado egipcio, mientras que, al otro lado de la frontera, 2.4 millones de personas en Gaza carecían de agua, alimentos, combustible, electricidad y medicinas. Asimismo, la propia ONU dijo que al menos cien camiones diarios deberían estar ingresando diariamente para satisfacer las necesidades de la gente.

Lo que está sufriendo la población de palestina, por desgracia, sí tiene precedentes. Durante décadas, desde que en 1948 se instauró el Estado de Israel han perdido sus tierras, sus recursos, su calma e incluso su dignidad.
Tuve la oportunidad de charlar con dos especialistas en el tema: Naief Yehya, reconocido autor sobre diversos temas, entre ellos la guerra, y con la psicóloga Dulce Escobar, quien me habló de los efectos que puede generar en la sociedad vivir en un conflicto armado.

Yehya hizo hincapié en la tensión que vive un pueblo “acostumbrado” a la inestabilidad emocional, como lo es el palestino. Señaló lo cruentos que son los ataques de Israel, pero también criticó la corrupción y malicia con la que se conduce Hamás en la Franja de Gaza.

Por su parte, Dulce Escobar, de la sección de Neuropsicología en el Centro de Prevención de Adicciones Dr. Héctor Ayala Velázquez, habló sobre el Trastorno de Estrés Postraumático que sufren las personas inmersas en el conflicto. Explicó que cierto nivel de estrés nos ayuda a desarrollarnos ante ciertos retos de la vida cotidiana, pero, cuando éste se vuelve sostenido y fuera de lo normal, como en un estado de guerra, lo que puede provocar son afectaciones a partes del cerebro que dominan las emociones, el lenguaje e incluso la cognición.

Ante la atípica y excesiva generación de sustancias como la serotonina, la adrenalina o el cortisol, entre muchos otras, partes del cerebro se ven afectadas y dañan así el desarrollo de las personas.
Desde nuestra cotidianidad, quizás para muchos nos es difícil entender lo que está padeciendo la sociedad que se mantiene en constante estado de guerra, desde hace 75 años.

En Gaza ya suman más de 4 mil 300 muertos y más millares de heridos, muchos de ellos niños: jamás olvidaré las imágenes de un hombre que, desesperado, cargaba dos bolsas de plástico en cuyo interior se encontraban los restos de sus hijos. O la historia del periodista de la BBC Adnan El-Bursh, quien debió realizar un reporte desde el hospital de su comunidad, donde él y su camarógrafo no resistieron las lágrimas al encontrar a sus amigos y vecinos entre los heridos o entre los muertos.

Pero Estados Unidos, con su discurso hipócrita, sigue alimentando la guerra, y mientras eso suceda, difícilmente se alcanzará la paz. Mientras por un lado Joe Biden pide que se mantenga la entrada de ayuda humanitaria por la puerta de Rafah, por el otro le exige al Congreso un presupuesto de 106 mil millones de dólares para tres asuntos: guerras en Ucrania e Israel, y la frontera con México.

Aunque para la frontera con México pidió apenas 14 mil millones de dólares, medios como Los Ángeles Times deslizan que fue un “cebo” para atraer a los republicanos y que le aprueben su presupuesto bélico que desde el segundo uno estará manchado de sangre.

Si las últimas informaciones son ciertas, China ya desplegó al menos seis buques en Medio Oriente, algo que agravará más el conflicto y lo escalará a niveles insospechados. El problema es precisamente ese, en una región que, bajo el Imperio Otomano tuvo una administración estable, Occidente entró y posicionó sus reglas, sus ideologías, su mercado y un modo de vida con una moralidad no compatible con la sociedad árabe.

El expansionismo, la homologación y el siempre preciso Herbert Marcuse con su análisis del hombre unidimensional han destrozado a tantas sociedades indígenas, autóctonas y no compatibles con Occidente, que, como los árabes, terminan en conflictos armados que sin las invasiones pudieron haberse evitado.

Cuando los nacionalismos y los fanatismos religiosos chocan, tenemos lo que se vive hoy en Gaza: bombardeos a hospitales y caravanas civiles de los que nadie se quiere hacer responsable. Niños huérfanos, muriendo, lo dijo un médico en Gaza: “No hay soledad más grande que la que se siente en la camilla de un niño herido al que ya no le queda nadie para que lo cuida”. Eso es la guerra y el intervencionismo.

La semana pasada, en el Capitolio, las autoridades estadounidenses detuvieron a unos 300 manifestantes a favor de Palestina… todos ellos judíos. Es importante entender y eliminar las ideas incluso nazis de homologación del enemigo: Palestina no es Hamás, ni los judíos son el Estado de Israel, por lo que el llamado a la paz debe ser urgente e impulsar la justa y libre determinación de los pueblos.

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