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Dejaron a PEMEX en una situación “verdaderamente crítica”: Romero Oropeza
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Dejaron a PEMEX en una situación “verdaderamente crítica”: Romero Oropeza

Pemex y la destrucción neoliberal

Pemex no es “un hoyo negro” para las finanzas del país, afirmó en entrevista para La Jornada, Octavio Romero Oropeza, el director general: “Pemex no recibe presupuesto del gobierno. Cuando querían privatizarla, cuando la querían desaparecer, empezaron a inventar tonterías que en muchos casos rayaban en la estupidez”.

Además explico que la empresa productora del Estado no es una carga para el gobierno, pues la compañía vive de sus flujos, genera su propio presupuesto.

En este 85 aniversario de la expropiación petrolera, decretada por el presidente Lázaro Cárdenas, Pemex habrá logrado superar 1.9 millones de extracción de crudo al día, 200 mil barriles más que al inicio del gobierno. Además ese incremento en la producción ha ido acompañado del hecho de que ahora se restituye a la reserva petrolera la totalidad del crudo extraído, algo que no ocurría en las administraciones anteriores.

“Petróleos Mexicanos es la mayor empresa del país y la que más aporta a la hacienda pública. Su contribución al fisco el año pasado fue equivalente a 5.6 veces la que hicieron, de manera combinada, América Móvil (el grupo de empresas de telecomunicación del magnate Carlos Slim), Fomento Económico Mexicano (Femsa, embotellador de Coca-Cola y propietario de los Oxxo, entre otros negocios) y Walmart, la principal cadena minorista, según datos oficiales. Veintidós de cada 100 pesos del presupuesto federal son aportados por Pemex.”, señaló el tabasqueño.

Al inicio del gobierno, en diciembre de 2018, Pemex se hallaba en una situación “verdaderamente crítica”, expone. La producción de petróleo, que llegó a ser de 3.4 millones de barriles diarios en 2004, se había reducido a la mitad, 1.7 millones de barriles al día, en 2018. “Eso es gravísimo para una petrolera”, apuntó.

En ese mismo periodo, la reserva de crudo disminuyó de 14 mil millones de barriles a 7 mil millones. Tal declive volvió “endeble” a la empresa porque se debe reponer lo que se extrae, añade. En el tema de la refinación ocurrió algo similar: Las seis refinerías del país (Cadereyta, Madero, Minatitlán, Salamanca, Tula y Salina Cruz) procesaban poco menos de 500 mil barriles de crudo en 2018, cuando 15 años antes el volumen fue de un millón 300 mil barriles diarios.

“Y, en el aspecto financiero, la deuda de la empresa se duplicó en el gobierno del ex presidente Enrique Peña Nieto, al pasar del equivalente a un billón de pesos a 2.2 billones de pesos. “Podemos hablar de muchos indicadores más, pero creo que es suficiente para ejemplificar la situación en la que encontramos a Pemex”, expresó Romero Oropeza.

También están los temas de corrupción. El robo de combustible o huachicol. En 2018 se robaban 56 mil barriles diarios de gasolina, en promedio, que equivalen a 8.9 millones de litros al día. Hubo días en que se robaron 120 mil barriles (19 millones de litros). Era una sangría brutal para la empresa y las finanzas del Estado.

Además de algunos contratos denunciados por el actual gobierno desde 2019. Uno con Braskem (filial de la brasileña Odebrecht) para abastecer etano a la planta Etileno XXI, en Veracruz, que operaba en sociedad con la mexicana Idesa. Pemex se comprometía vender a la empresa privada a un precio menor al de mercado, además de regalarle el flete y aceptar, si no cumplía la meta de suministro, pagar una indemnización equivalente a 200% del precio de la materia prima. “Era un acto evidente de corrupción, que enfrentamos en el primer año de la administración”.

Un ducto que iba de Poza Rica a un punto cercano a la refinería de Tula, Hidalgo. Pemex pagaba a la empresa que lo construyó 100 millones de pesos mensuales, “religiosamente, mes con mes, como ir a la iglesia los domingos”. Recuerda: “Cuando pregunté para qué se utilizaba ese ducto, me respondieron que ‘para nada’. Pregunté qué se transportaba antes. Fue la misma respuesta: ‘nada’. Se construyó porque se pensó que habría un desarrollo de gas en Poza Rica, Veracruz, y ese ducto serviría para transportarlo al centro del país. Le pidieron a una empresa que hiciera el ducto y le estuvieron pagando por cinco años, sin que transportara nada”.

De ese tipo de contratos, otra práctica que buscó debilitar a Pemex fue renunciar a que la empresa realizara trabajos que estaba en condición de hacer de manera eficiente para transferirlos a particulares. Petróleos Mexicanos tiene las instalaciones, los equipos y el personal calificado para hacer los trabajos y se renunció a ello. “Fue por corrupción”. Hacer algunos trabajos con recursos propios, revela, tiene un costo equivalente a una quinta parte de lo que, por lo mismo, cobra una firma privada. “Era una forma de privatizar, de corromper y de dañar a Pemex”.

Con información de La Jornada.

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