Monarquía disfrazada de nepotismo en el Estado de México
Por: Serafín Morón
@elverdugo_12
La monarquía en México es un tema que genera controversia y rechazo entre la mayoría de los ciudadanos y políticos, quienes consideran inaceptable que una sola persona concentre todo el poder y que solo sus descendientes o familiares puedan ostentarlo. Sin embargo, existe un Estado en México que ha estado gobernado por la misma familia durante décadas, convirtiéndose en una verdadera monarquía disfrazada de nepotismo: el Estado de México.
Desde la década de los cuarentas, el Estado de México ha sido gobernado por la misma familia, comenzando con Isidro Fabela, quien provenía del llamado “grupo” Atlacomulco, que en realidad es más una familia que un grupo. En un país cuya base política es la democracia, esta situación es sumamente preocupante y deja mal parados a los defensores de esta forma de gobierno.
La democracia ofrece la posibilidad de elegir a los gobernantes por mayoría y de hacer que los dirigentes hagan alternancia, lo que significa que un gobernante deplorable puede ser sustituido por alguien con mejores capacidades. Sin embargo, esto no es posible en el Estado de México, donde los sucesivos gobernadores han sido educados de la misma forma y han pertenecido a la misma familia.
Un ejemplo de esto es el hecho de que el Estado de México ha sido gobernado por Alfredo del Mazo, Alfredo del Mazo hijo y Alfredo del Mazo nieto. Es indignante que para llegar a gobernar este Estado sea necesario apellidarse “del Mazo”. Esta situación explica en parte por qué el Estado de México es tan decadente y corrupto.
La verdadera democracia no solo implica la elección de líderes, sino también la alternancia y la posibilidad de que cualquier persona que cumpla con los requisitos pueda llegar al poder. Si queremos un México mejor, necesitamos una verdadera democracia, una que se preocupe por todos los ciudadanos, especialmente por los más desfavorecidos.
La frase “en política lo que un día es blanco, al otro día puede ser negro” debería ser aplicable en cualquier sociedad, pero en el Estado de México ha sido negro desde hace mucho tiempo. Es hora de que la luz brille sobre el Estado y se permita la entrada de nuevos líderes, nuevos pensamientos y nuevas soluciones. Es hora de poner fin a la monarquía disfrazada de nepotismo en el Estado de México.