América para todos los americanos
Al tiempo que se inicie el juicio por narcotráfico en la corte penal de Nueva York contra García Luna el 9 de enero del año que viene, los 3 jefes de estado de Norteamérica, Trudeau, Biden y López Obrador estarán reunidos en la Ciudad de México para llegar a acuerdos prioritarios e importantes para la región y seguramente para el futuro de la configuración geopolítica del mundo.
Entre los temas relevantes que se tratarán ahí, el presidente de México ha adelantado que planteará a los líderes de Estados Unidos y Canadá, una propuesta para que se comience a llevar a cabo la integración económica de todos los países del continente americano, en una suerte de comunidad económica como la que se inició en Europa hace años, dando origen posteriormente a la Unión Europea.
El mecanismo básico ya existe y está en operación a través del tratado comercial que operan los 3 países en el T-MEC, mismo que podría hacerse extensivo al resto del continente, con los ajustes y afinaciones que correspondan para lograrlo, pero ya no tendría que comenzarse desde cero, teniendo que inventar algo que pueda o no llegar a funcionar.
En las nuevas condiciones geopolíticas que plantea el escenario internacional a partir del conflicto de Ucrania y del apoyo estadounidense hacia Taiwán, países como China, Rusia, India e Irán está buscando la forma de hacer su propio juego como parte del proceso de desglobalización planetario y la potencia comercial que van a representar en el escenario mundial no presentará ninguna resistencia seria para que logren dominar el planeta en este sentido.
Este escenario potencial, donde gradualmente el bloque occidental formado por Europa y Norteamérica irá perdiendo terreno irremediablemente frente al nuevo bloque económico oriental, dejará a los Estados Unidos en el futuro con dos alternativas básicamente. La primera es optar por mantener y desarrollar aún más su hegemonía bélica, para de alguna forma tener una palanca de negociación contra la avalancha comercial que se le vendrá encima; la segunda es buscar la forma de integrar un bloque que tenga la suficiente fuerza productiva y comercial que evite la inundación comercial de occidente por parte de China y sus aliados.
El planteamiento del presidente propone la integración de América a partir de tres ejes principales; el primero consiste en diseñar un programa de sustitución de importaciones de productos que no se fabriquen en el continente, es decir, darle un impulso fuerte a la producción de mercancías que actualmente se importan fundamentalmente del oriente, para que se manufacturen en América.
El segundo contempla que todos los países americanos se vayan integrando al desarrollo con bienestar para sus poblaciones y no solo que las economías crezcan concentrando la riqueza en unas cuantas manos, como sucedió durante las últimas 5 décadas.
El tercer eje consiste en que la visión de los países en su trato con los demás, especialmente la de los Estados Unidos hacia el resto del continente, se fundamente en el respeto a la independencia de cada uno de ellos, con un tratamiento respetuoso de aliados y no de subalternos, como ha sido tradicionalmente.
En este último eje es donde el concepto amplio de América para todos los americanos se haga realidad, en una plataforma de equidad y respeto que implique a todos los países ser aliados libres y no dominados, evitando la visión reduccionista en la semántica de la doctrina Monroe, que asignaba a esta frase el significado de América para los estadounidenses solamente y no para los americanos.
Como dijo Voltaire, el filósofo francés: “La pasión de dominar es la más terrible de todas las enfermedades del espíritu humano”.