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La defensa demencial del INE
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La defensa demencial del INE

Es muy interesante observar la completa falta de capacidad de análisis que tiene la oposición sobre la realidad que los rodea. Aferrados a conservar sus estructuras podridas que no les han servido para nada, porque a pesar de ellas perdieron la presidencia, el congreso, las gubernaturas y los congresos locales, insisten en defender su permanencia en la vida pública del país.

En estos 4 años que llevamos de gobierno en un proceso intenso de transformación, pasándoles por encima ante una actitud exclusivamente reaccionaria y negativa, sin que sean capaces de presentar una sola propuesta alternativa a cualquier planteamiento del gobierno federal, el INE que configuraron para simular procesos electorales transparentes, pero que en realidad funciona facciosamente para favorecerlos a ellos, no ha podido cambiar los resultados para hacerlo, a pesar de haberlo intentado por todos los medios.

En 2021 canceló dos candidaturas de Morena a las gubernaturas de Guerrero y Michoacán con argumentos ridículos, pero mantuvo otras que implicaban delitos electorales y penales, como la de Nuevo León, cuyo candidato terminó siendo exonerado por el Tribunal Electoral, porque el INE presentó un proceso sin los fundamentos necesarios para que lo condenaran.

Entorpeció todo lo que le fue posible la consulta para enjuiciar expresidentes, a pesar de ello 7 millones de personas votaron para que se hiciera. En 2022, enfundados en una simulación legaloide, han aplicado las trapacerías y malas mañas posibles para favorecer a los partidos de oposición y entorpecer la consulta de revocación de mandato en el que votamos más de 11 millones de ciudadanos.

Han intentado poner poncha-llantas en el camino de todos los precandidatos de Morena a la presidencia de la República, sin siquiera voltear a ver lo que hacen los demás partidos que deberían merecer el mismo trato.

Este comportamiento es amparado por una estructura anacrónica y disfuncional en una institución autónoma, que nos cuesta mucho más de lo que cuestan mecanismos similares en otros países, que además no nos sirve para consolidar una verdadera democracia participativa, porque no está hecho para eso, sino para simular y entorpecer; eso sí, hay que reconocer que ese papel lo hacen muy eficientemente, aunque sin lograr los resultados que han intentado conseguir a favor de los partidos corruptos e inútiles de oposición.

No es de extrañar que el INE haga lo que hace, sino que a pesar de hacerlo, no reporte ninguna ventaja significativa para los partidos a los que intenta favorecer, porque los funcionarios de ese organismo, los dirigentes de los partidos opositores, así como los oligarcas que tienen a todos estos como sus marionetas, no se pueden dar cuenta que su estructura es inoperante cuando la mayoría de los ciudadanos participan y vigilan.

En un escenario donde las reglas del juego cambiaron; en el que los delitos electorales son materia de prisión oficiosa, cuando existe una fiscalía para delitos electorales que ellos no pueden controlar, así como una sociedad pendiente y activa, su influencia perniciosa no es definitoria para el futuro de la democracia, en la que ya no cabe una oposición sin propuestas y sin respaldo ciudadano.

Por todo esto resulta ridículo que los partidos a quienes la estructura actual del INE no ha podido beneficiar ni haciendo trampa, pretendan mantenerlo como está en lugar de proponer una nueva , incluso hasta una menos democrática que la que este representa, pero son completamente incapaces; de hecho, ya anunciaron que se opondrán a la reforma electoral cuya iniciativa envió el gobierno federal, sin importar lo que incluya. Lo único importante para ellos es estorbar.

Pero como dijo el escritor ruso Máximo Gorki: “No hay gente inútil; solo hay gente perjudicial”.

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