Arnoldo Martínez Verdugo: La lucha por la democracia y la unidad de izquierda
« Permanecer es un verdadero desafío». AMV
A Gerardo Unzueta, Eduardo Montes,
Jaime Perches y Jesús Escamilla,
Comunistas.
Hace cuarenta años la izquierda tuvo su primer candidato presidencial con registro. Decidida a disputar el poder por la vía electoral, en 1982 el Partido Socialista Unificado de México (PSUM), heredero del Partido Comunista Mexicano (PCM) postuló a Arnoldo Martínez Verdugo, el más emblemático dirigente.
Muchas son las contribuciones del PCM a la lucha por la democracia, entre las que destacan colocar la democracia como el principal problema de México y la unidad de las fuerzas de izquierda, en las que Arnoldo fue estratega. Vinculado con las luchas de trabajadores, campesinos, estudiantes, intelectuales, etc. el PCM enfrentó la adversidad, la clandestinidad, la persecución y represión de sus dirigentes. También las contradicciones internas, las crisis dentro de las crisis y el dogmatismo.
En los años 50 la denuncia sobre los crímenes de Stalin en la URSS y los grandes movimientos sociales de ferrocarrileros y maestros abrieron la oportunidad a una profunda renovación política y teórica del partido. A partir de 1960 un núcleo de dirigentes encabezado por Arnoldo Martínez Verdugo asumió la conducción del partido político opositor más importante del siglo XX. Arnoldo fue Secretario General desde 1963 hasta su disolución en 1981.
“En toda su historia, el Partido Comunista Mexicano (PCM) contó con líderes provenientes del pueblo trabajador, de las más profundas raíces de la nación proletaria y campesina. Es el caso de Arnoldo Martínez Verdugo, Valentín Campa y Othón Salazar”, recuerda Enrique Semo.
En 1964 el PCM impulsó el Frente Electoral del Pueblo con la candidatura presidencial del dirigente campesino comunista Ramón Danzós Palomino. Aunque le negaron el registro la campaña sirvió para incrementar simpatías, afiliación y el fortalecimiento de las estructuras organizativas del partido. También para plantear reformas como la creación de un órgano electoral independiente, de un tribunal imparcial y la representación proporcional. “A partir del planteamiento de libertad política para todos, Arnoldo postuló que el problema más importante de México era el de la democracia, pero no en el sentido de igualdad en la distribución de riqueza e ingreso, eso era el socialismo, sino en el sentido político”, señala Pablo Gómez.
Carente de legitimidad y para prolongar la simulación democrática el régimen decidió abrir espacios, en 1977 impulsó la reforma electoral que facilitaría el registro de nuevos partidos de oposición. Era una reforma insuficiente ya que el gobierno mantenía el control de las elecciones y sin “libertad sindical, que implica la libertad de afiliación política de todos sus miembros de los sindicatos y la consecuente prohibición de que se les adhiera en masa a los partidos políticos”.
El PCM obtuvo su registro como partido político nacional en 1978: “La formación del Partido Comunista Mexicano respondió a la necesidad del proletariado de contar con un organismo político que agrupara a sus representantes de vanguardia, diera una perspectiva revolucionaria a sus luchas diarias y educar a su parte más activa en los principios del socialismo, como condición para transformar la sociedad capitalista en socialista” (CC del PCM, abril de 1978).
Con el registro el PCM se convertía en interlocutor legal, no solo del estado, también del pueblo. “En el DF, después de la legalización, la membresía se duplicó en un año, llegando a contar con 4 mil miembros. Y en el XIX Congreso Nacional se reportó que en cuatro meses de campaña de afiliación se habían logrado 100 mil solicitudes nuevas”, según Enrique Semo. En la época en que cerrados todos los caminos surgieron movimientos guerrilleros y el régimen llevaba a cabo la más brutal represión con la guerra sucia, el PCM optaba por la vía legal y pacífica para la transformación radical del país, además lo hizo sin descalificar a quienes habían tomado las armas.
La ruta de la unidad de la izquierda inicio al interior del propio PCM que en su XIII Congreso, 1960, resolvió reincorporar a los comunistas expulsados, algunos como Valentín Campa desde veinte años atrás. En 1963 conformó el Frente Electoral del Pueblo como una alternativa democrática y antimperialista, para participar de manera amplia, conjunta e independiente en las elecciones presidenciales de 1964. El FEP desarrolló una campaña de masas en algunos lugares y representó una ruptura con la ideología de la revolución que había llevado a los comunistas a respaldar las candidaturas oficiales de Ávila Camacho y Miguel Alemán.
En 1979 el Partido Comunista constituyó la Coalición de Izquierda con el Partido del Pueblo Mexicano, el Partido Socialista Revolucionario y el Movimiento de Acción y Unidad Socialista. (Ese mismo año la coalición presento la ley de Maternidad, una demanda feminista, respaldada por Arnoldo; el tema del aborto era incomprendido incluso entre los comunistas en los que prevalecía la tendencia del “machismo leninismo”).
En 1981 “el Partido se encontraba en una buena posición pero, al mismo tiempo, decidía disolverse. Ningún partido de este tipo lo había hecho hasta entonces en tales condiciones”, “el líder del PCM planteó por primera vez que las izquierdas podían unirse en un mismo partido orgánico para luchar por el poder”, asegura Pablo Gómez. La disolución fue para crear el Partido Socialista Unificado de México, cuyo único dirigente y candidato presidencial fue Arnoldo, que logro una importante concentración en el DF, en el llamado Zócalo Rojo.
El siguiente paso en la unificación de la izquierda fue la conformación del Partido Mexicano Socialista en 1987, que integró al Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT) y otras organizaciones de izquierda bajo el lema Por la democracia, la independencia nacional y la revolución. El partido postuló al Ing. Heberto Castillo para las elecciones presidenciales de 1988. “Casi al final de la campaña electoral, Arnoldo planteó la urgente necesidad de hacer un esfuerzo para conseguir la declinación de Heberto Castillo e ir todos en apoyo de Cárdenas” nos dice Pablo Gómez.
La insurgencia cívica de 1988 devino en la integración del Partido de la Revolución Democrática, al cual el PMS cedió el registro ante la negativa del gobierno para otorgarlo. (Con el paso de los años el PRD fue marginando a los comunistas y a todos, pero esa es otra historia).
Para Gerardo Unzueta, su compañero desde 1946, “Arnoldo fue el hombre que concibió el tránsito de la lucha concreta del PCM a la colaboración con otros partidos y a la lucha en general por la democracia en el país. El 13 Congreso fue un punto clave, pero también nuestra participación en las elecciones”.
Bajo la conducción de Arnoldo el PCM estableció su independencia del PCUS y la unión Soviética, fue el único partico partido comunista que se opuso a la invasión a Checoslovaquia en 1968. Con el alejamiento del socialismo real surgía el comunismo a la mexicana.
Hombre de ideas e historiador, personalmente puso interés en la formación de cuadros, consideraba relevante el saber construido de modo colectivo para la comprensión de la realidad a transformar. Escribió el ensayo Partido Comunista Mexicano, Trayectoria y Perspectivas, impulso el debate, al que nunca rehuyó, a través de múltiples proyectos culturales y editoriales, Historia y Sociedad, Oposi¬ción, Socialismo, Memoria (Revista de crítica militante) y El Machete, (Revista de cultura política), una publicación que concluyo con la fundación del PSUM porque abrió “de manera autocrítica e incluso irreverente la discusión del marxismo-leninismo”, dice su Director, Roger Bartra. Para resguardar el archivo de las organizaciones agrupadas, para el estudio y discusión de la historia del socialismo y las izquierdas mexicanas el Comité Central del PSUM decidió fundar en febrero de 1983 el Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista.
En enero de 2013, meses antes de su deceso, Arnoldo planteó: “Todo lo que he hecho a lo largo de mi vida fue por convicción. Nuestro proyecto político tiene que ir más allá de la política. Debemos confirmar nuestro liderazgo ideológico y promover una profunda transformación de la sociedad”.
López Obrador dijo entonces que hacen falta hombres como él; de entre sus aportaciones destacaba ser precursor de buscar transformar a México por la vía pacífica y electoral, además que fue “consecuente y es un ejemplo de honestidad… porque en la izquierda hay también simulación y no se puede ser de izquierda si no se es honesto”
En el centenario de la fundación del PCM, surgido en 1919, el presidente emitió el decretó para el traslado de los restos de Arnoldo y Valentín Campa a la Rotonda de los hombres ilustres.
Con Arnoldo traemos a la memoria a miles de comunistas que durante décadas lucharon incansablemente por la transformación radical de México, muchas veces a costa de su propia vida.
ADRIAN BEJERANO CEBALLOS Twitter: @bejerano_adrian