El conflicto bélico entre la OTAN y Rusia en territorio Ucraniano, que desató sanciones económicas de todo tipo por parte de occidente contra el país soviético, está volviendo locos a los mercados de energía, combustibles, alimentos, metales y otros productos de los que ese país es uno de los proveedores importantes a nivel planetario.
Esto ha disparado los precios de las gasolinas y el diésel en todo el mundo a niveles record, lo que además es un detonador fundamental de la inflación puesto que los alimentos que se distribuyen a lo largo y ancho en los países, tienen que ser transportados en su mayoría por vehículos que utilizan este tipo de combustible, a pesar de lo que pudieran pensar los panistas que viven en un mundo inexistente impulsado por coches eléctricos y aviones solares.
De esta forma, en los países donde el precio de la gasolina es más alto, como Hong Kong, Holanda y los del mundo escandinavo, este combustible alcanza los 60 pesos mexicanos por litro, mientras que en Latinoamérica se pagan entre 27 y 37 pesos por esa misma cantidad de gasolina regular que en México llamamos Magna.
En los Estados Unidos el precio promedio ronda en 24.30 pesos por litro; sin embargo, en el Estado de California este promedio es de 30 pesos, llegándose a pagar hasta 38 por cada litro que cargan los automovilistas; mientras en España se vende casi a 43 pesos por litro.
De acuerdo con los especialistas en mercados energéticos, los precios aparentemente estratosféricos que vemos hoy para este producto, van a seguir aumentando en todas partes si se mantiene ese conflicto bélico y las sanciones que lo acompañan para Rusia.
En este complicado escenario, México ha logrado mantener su precio de combustibles derivados del petróleo en uno de los niveles más bajos del mundo, a pesar de que todavía se ve obligado a importar de los Estados Unidos una buena parte de las gasolinas que consume. Para fortuna de los mexicanos, esta importación disminuyó de 833 mil barriles diarios que se compraban en 2018 a 183 mil barriles diarios que se están comprando hoy, es decir, sólo la quinta parte de lo que teníamos que traer del extranjero.
Esto no fue casualidad, el gobierno se ha abocado a incrementar la capacidad de refinación de PEMEX que destruyeron los gobiernos panistas y priistas, hoy además está aplicando un antídoto financiero para contener el precio de las gasolinas, destinando los excedentes que se reciben de la venta del petróleo crudo cuyo precio también va en aumento, para subsidiarlo.
De esta forma hoy los mexicanos pagamos uno de los precios más baratos del mundo por cargar los tanques de los vehículos con gasolina y diésel, que aquí son 47% más baratos que en España, una cuarta parte más baratos que en California y casi un 7% más barata que el precio promedio en el resto de los Estados Unidos, lo que explica el peregrinaje de miles de automóviles que diariamente están cruzando la frontera sur de aquel país para cargar combustible en las gasolineras mexicanas, ahorrándose así unos dólares, y sin que nadie cuestione el hecho de que ese subsidio se esté compartiendo con los ciudadanos estadounidenses que viven en el Sur de esa nación.
Con todo y todo, en un contexto como este, el domingo pasado Markito Cortés pidió que se le exija al presidente bajar los precios de la gasolina, que por cierto ellos aumentaron injustificadamente en el pasado, ubicándola entonces a niveles muy por encima de los precios de Estados Unidos, con el único propósito de robarse el dinero, actividad para la que son muy eficientes y que siempre los ha caracterizado. No cabe duda que su narrativa falaz preconfigurada en los talleres de Claudio X, es de lo más inoportuno y vergonzoso.
Como diría el poeta Homero de la antigua Grecia: “Al que está necesitado no le conviene ser vergonzoso”.