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El INE y la cáscara de plátano
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El INE y la cáscara de plátano

De acuerdo con la legislación actual, para que pueda solicitarse la organización de una consulta sobre algún tema de interés general, se tiene que reunir una cantidad de firmas equivalente a calcular el 3% de los ciudadanos registrados en el padrón electoral y esta firmas deben ser proporcionadas junto con datos como el número de la credencial para votar de cada uno de los firmantes.

Esto hoy día equivale a reunir aproximadamente 2.7 millones de firmas con su respaldo de datos, para que el INE considere llevar a cabo la organización de un proceso de consulta. Es curioso que para crear un partido político y destinarle presupuesto, el requisito es menor al 10% de esta cantidad.

Dada la complicación que implica a los ciudadanos lograr organizarse en todas partes y conseguir casi 3 millones de firmas, la apuesta del INE ha sido en el sentido que no se junten y evitar que se les obligue a llevar a cabo el proceso de consulta para revocación de mandato del presidente López Obrador, cuya votación en contra de dicha revocación, implicaría necesariamente una ratificación de su mandato, les guste o no a los que lloriquean para que nadie piense en ratificarlo.

Los funcionarios del INE han incluso presentado una controversia constitucional ante la Suprema Corte para intentar evitar llevar a cabo esta consulta, argumentando que el dinero que les autorizó el congreso para su funcionamiento no es suficiente. Por fortuna, el poder judicial ya les respondió que de juntarse las firmas necesarias, van a tener que hacerla con el presupuesto que tienen, a menos que estén dispuestos a que se les finquen responsabilidades incluso penales, por no cumplir con el mandato de ley que tienen.

Así es que la única escapatoria que tendrían los del INE para no hacer el trabajo por el que les pagamos, sería que las firmas no se reunieran.

Sin embargo, para su mala fortuna, la ciudadanía se puso en acción y solamente una organización llamada Asociación “Que Siga La Democracia” encabezada por Gabriela Jiménez, ha reunido y entregado al INE, 3.7 millones de firmas recolectadas en todo el país junto con sus datos de respaldo, que se suman al millón que habían entregado antes otras organizaciones, con lo que ya casi se tienen 5 millones.

Atendiendo a la preocupación de los ciudadanos que sabemos de la deshonestidad de los directivos del órgano electoral, Que Siga La Democracia designó a dos representantes para que verifiquen la validación de las firmas que tendrá que hacer el INE, evitando así que puedan descalificar injustificadamente estos registros.

El plazo para la recolección de firmas termina el 25 de diciembre y para desgracia de Lorenzo Córdova y su pandilla, esta y otras organizaciones de ciudadanos intentarán todavía reunir un millón de firmas más en los días que todavía faltan para que se cierre esta parte del proceso.

Estos funcionarios del INE no terminan de darse cuenta de su insignificante fuerza, cuando buscan enfrentarse a la decisión de una ciudadanía convencida, organizada y acostumbrada a superar todos los obstáculos que durante décadas nos impusieron los que dejaron en esos puestos, como quien tira un desperdicio resbaloso para que se caiga el que viene detrás.

Comparados con la fuerza del pueblo, estos individuos fanfarrones escudados en sus cargos, no son más que eso, una cáscara en el piso que se retira con un puntapié. Ahí vienen más firmas para que las cuenten, así es que mejor pónganse a trabajar y dejen de andar de revoltosos. El cambio está en uno mismo.

Como dice el actor galés Anthony Hopkins: “La libertad está ahí fuera, solo hay que cruzar los muros que nosotros mismos construimos”.

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