En la opción de Elí González
@calacuayoMX
En el pasado, nuestro México tuvo circunstancias excepcionales provocadas por nosotros mismos. Desde la conciencia misma y nuestra hambre por superarnos para no ser engañados, nos armamos de valor y luchamos durante décadas para liberarnos. Es así como pudimos empezar a sacudirnos de ese sistema político y eclesiástico que nos mantuvo atados y sumisos.
Ahora que la sociedad en todos sus niveles se está politizando, involucrándose en temas político-sociales, ese sistema ha pasado de la algarabía al enojo, la desesperación y la criminalidad. Ese enojo, violencia política y ataques directos a los que apoyamos el nuevo movimiento que llegó al poder con el presidente Andrés Manuel López Obrador, ha escalado a niveles nunca vistos en ninguna oposición en anteriores gobiernos. La violencia verbal y hasta física, ha llegado a limites inimaginables. Es incomprensible que aun existan mexicanos que respalden las acciones de estos políticos corruptos y criminales.
Se requiere de un alto grado de ignorancia y/o corrupción, para creer esos cuentos de cambio que prometen y ofrecen a una parte de la sociedad aun cegada.
En el pasado, todos los partidos políticos en campañas utilizaban la palabra “cambio” para engatusar a gente incapaz de comprender que eran palabras vacías: “somos el cambio” “vota por el cambio”. Y ¿Cuál cambio? Eran simples slogans sin contenido real.
La llegada a la presidencia de Vicente Fox y Felipe Calderón, fueron esperanzadoras para la población que se tragó el cuento del cambio. No hubo cambio, continuó permeando la corrupción, se mostraron igual o peor que los priistas. En su afán de empoderarse, saquearon al país, continuaron con la venta de los bienes nacionales, y se asociaron con bandas criminales desatando una violencia inédita.
Los mexicanos tenemos hoy, una oportunidad de oro. Tenemos en nuestras manos lo que por décadas deseamos, un gobierno que tiene claro que quien lleva las riendas del país es el pueblo. Un gobierno que cambió la manera de hacer política.
Tenemos en nuestras manos la fortuna de ser parte de esta revolución de cambio. Muchos se nos adelantaron como lo hizo mi padre, justo cuando se comenzaban a ver los frutos de nuestra lucha. Pero muchos otros se fueron, sin siquiera tener la oportunidad de ver caer a este monstruo de perversidad que hoy se llama oposición. Esa oposición que es capaz de las peores bajezas, para intentar regresar a delinquir.
Los banqueros quieren de regreso al mismo sistema, porque con ellos obtuvieron las tasas de interés más altos de la historia, las televisoras porque con ellos era fácil evadir impuestos y recibir miles de millones en publicidad gubernamental; los columnistas y comunicadores para recibir las jugosas cantidades por infomerciales, las farmacéuticas para vender sus productos con un sobre costo de 900%, las organizaciones civiles para poder desviar recursos por medio de fideicomisos, las guarderías para recibir el dinero por los niños inexistentes, etc.…
Contra todo ese aparato nos estamos enfrentando. Un aparato que tiene todo el dinero que nos robaron en millones por día, y que a lo largo de décadas pudieron acumular; dinero que están utilizando para comprar voluntades, para continuar con la guerra sucia contra este gobierno y sus acciones en favor de los más necesitados, de los siempre olvidados.
La oposición no es inteligente, si lo fuese, estuviera resolviendo el problema, ya hubiera analizado y enderezado el camino, ya hubiera desechado la actitud que los llevó hasta donde están. Arrollados por un tren bala que sigue fortalecido y avanzando hacia una estación de mayor igualdad y justicia.
No comprenden aun la crudeza de los números de sus pequeñas bancadas, que indica que antes de volver a caminar, tendrán que someterse a delicadas cirugías.
Utilizando el auto engaño, se mienten diciendo que ganaron las intermedias cuando saben que fueron nuevamente aplastados en los estados donde hubo contienda. Los políticos del PRI, PAN y PRD tratando de verbalizar en sentido contrario el tamaño de su debacle y se siguen de largo con la metáfora para asumirse triunfadores de un triunfo imaginario.
No hacen nada por reincorporarse. Al contrario, sacan al delincuente que llevan dentro y empiezan a atacar, a desprestigiar las vacunas, los programas sociales, las medidas económicas que ayudan a la sociedad. De manera que, ante la debacle, el enojo hace de las suyas, en la búsqueda de culpables, y terminan atrapados en su propia red de podredumbre.
Mientras tanto nosotros, apoyamos los proyectos por los que hemos luchado. Y lo refrendaremos en 2024. Solo los verdaderos patriotas luchan por la igualdad y la justicia social.