La corrupción de sexenios pasados es un ‘invento de la 4T’: Oposición
Nervioso, como todos los gobernadores opositores cuando tienen frente a ellos al presidente López Obrador, Francisco Domínguez, mandatario estatal de Querétaro, intenta una defensa hacia su persona, argumentando lo que todos los panistas y priistas acusados hoy de corrupción, han dicho sobre su pasado: “soy inocente”, “se trata de persecución política”, “es falso lo que dice quien me acusa”, “defenderé a mi persona ante todos, con la cara en alto”.
Estas declaraciones se las hemos escuchados a todos los políticos que gobernaron al país durante los pasados treinta y seis años. A todos los neoliberales que asumieron cargos públicos con los bolsillos vacíos y se retiraron después de haber cumplido el periodo para el que fueron elegidos, con casa o residencia propia, auto último modelo, hijos en escuelas privadas y una cuenta bancaria jugosa.
Todos son inocentes y no obstante que en muchos casos, la justicia que los está solicitando para ser juzgados no es la mexicana, se obstinan en declarar que se les persigue por motivos políticos.
Francisco Domínguez no tiene cara como para decirse inocente de los actos de corrupción que rodean su trayectoria política. Durante su estancia en el senado de la república, mantuvo dentro de su equipo de trabajo a Guillermo Gutiérrez Badillo, uno de los dos personajes panistas a los que se ve con claridad recibiendo cantidades millonarias de dinero, que se llevan en maletas deportivas, según se observa en un video atribuido a Emilio Lozoya.
Ese acto flagrante es injustificable. Mover esa cantidad de dinero en efectivo, para evitar su posterior rastreo, es propio de quienes se dedican a actividades ilegales, o al lavado de dinero.
Y ahí no termina el asunto. Siendo ya gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez lleva a Guillermo Gutiérrez a su secretaría particular. Un cargo relevante que no se deja en manos de cualquier persona. Ahí se coloca a personal de entera confianza, que conoce la manera de pensar y actuar del gobernador y realiza el trabajo encomendado de acuerdo a la línea fijada por el jefe de gobierno en el Estado.
Salir a decir hoy que nada sabía sobre las actividades realizadas por su exsecretario privado (ayer tuvo que cesarlo ante la protesta social que le explotó), es la salida fácil de todo aquel que está siendo investigado por corrupción. Porque lo natural ante las declaraciones que está realizando Emilio Lozoya, que tienen que estar necesariamente respaldadas con pruebas gráficas (como los videos) y documentales, es que la Fiscalía General de la República, inicie las investigaciones correspondientes sobre el proceder pasado y presente de los señalados por Lozoya.
Argumenta Francisco Domínguez que las declaraciones de Emilio Lozoya “valen tanto como su persona”. Esto por ser un acusado de corrupción que está delatando a sus cómplices para aminorar la pena que pudiera imponerle la justicia.
Pero Francisco Domínguez está siendo acusado del mismo delito y veremos si, en el caso de que las pruebas confirmen alguna culpabilidad de su parte, se mantiene firme o delata también a otros integrantes del gran cártel de la corrupción que gobernó a México en el pasado reciente.
Si el pueblo de México creyera en todas las manifestaciones de inocencia que la clase política conservadora nos receta a diario, terminaríamos por convencernos de que en realidad, nunca existió la corrupción en el país y por lo tanto, no se está acusando a panistas y priistas por delitos cometidos en el pasado. Se les está persiguiendo por ser opositores al presidente López Obrador y a su proyecto de Cuarta Transformación.
Rosario Robles se declara inocente y perseguida por el actual gobierno, por el simple hecho de ser mujer. Ella jamás ha sido corrupta.
Felipe Calderón se dice inocente de cualquier delito cometido por él, o por cualquier integrante de su equipo de trabajo, mientras fue presidente del país. Es más, dice ser el mayor ignorante que haya llegado a la presidencia. Nada de lo que hacían sus subordinados fue de su conocimiento. Jamás se enteró de que el cártel de Sinaloa, co-gobernó junto a él durante todo su sexenio. La de Calderón, es la defensa del idiota.
Marko Cortés dice que el PAN en su conjunto es una fuerza política ajena a la corrupción.
Ernesto Cordero, salió ayer de su silencio, para expresar que tiene una trayectoria limpia, clara e intachable.
Genaro García Luna dice ser inocente, ante las cortes norteamericanas.
Luis Cárdenas Palomino y Ramón Eduardo Pequeño García, asociados a García Luna, nunca traficaron con droga, ni formaron parte de una “empresa” criminal, como dicen las autoridades en la Unión Americana.
Los priistas se muestran en contra de todo tipo de corrupción y dicen que son casos aislados los que han manchado a uno que otro político del tricolor.
Lo mismo hacen Fernando Belaunzarán y “Los Chuchos” para defender los restos del PRD.
Si damos crédito a las declaraciones de los neoliberales del pasado, resulta entonces que todos los actuales acusados de actos de corrupción, son en realidad “perseguidos políticos o de género”. Gente limpia a la que el actual gobierno persigue por el hecho de militar en partidos asociados a la oposición.
No hubo corruptos en los gobiernos de la derecha. Todo es una invención de la Cuarta Transformación.
Esa es la falsa realidad que los medios de comunicación “sicarios” intentan imponer a la sociedad mexicana. Hoy defienden la “presunción de inocencia” incluso en los casos de flagrancia, donde se ve a militantes panistas contar y embolsar millones de pesos en efectivo.
Es lo que impulsan en sus columnas los Riva Palacio, Ciro Gómez, López Dóriga, Loret de Mola, Dresser y demás fauna periodística al servicio de los grupos reaccionarios.
Comprarles esa “postverdad”, implica olvidar el dolor, la miseria, la violencia y la enorme desigualdad vivida en tiempos neoliberales.
Es exonerarlos de una culpa que le consta a la sociedad mexicana, por haber padecido en carne propia, los efectos de esa política de saqueo y enriquecimiento ilícito.
Cada acusación hecha a panistas, priistas y perredistas, debe seguirse con detenimiento. La sociedad debe estar atenta al desarrollo de los procesos y no dejarse embaucar por los señalamientos de la prensa “sicaria”.
Solo así conoceremos la verdad. Solo así evitaremos cometer los mismos errores en el futuro. Y solo así pagarán por sus delitos, los políticos que dedicaron todo su tiempo, al saqueo brutal del país.
La corrupción institucional que se dio en las décadas pasadas, no es invento de la Cuarta Transformación. Es la realidad que vivió nuestro país.
Malthus Gamba