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Mal de y malas: Claudio X González se queja que los jueces no le dan la razón
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Mal de y malas: Claudio X González se queja que los jueces no le dan la razón

En plena caída libre, cuando el cúmulo de amparos que interpuso la asociación que preside están a un paso de convertirse en simple papel de baño, Claudio X, el empresario que pensó que su poder financiero era superior al del Estado mexicano, escribe una carta a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la que se queja de que las cosas no le salen bien en tribunales, porque los juzgadores no le dan la razón.
Acostumbrado a hacer su voluntad en todo, no puede aceptar que en el asunto del aeropuerto de Santa Lucía, los encargados de impartir justicia en el país, tengan una visión distinta a la suya.


El Claudio X triunfador de hace unas semanas, cuando presumía que esos mismos jueces a quienes hoy critica, habían concedido suspensiones definitivas que impedían la construcción de las nuevas pistas comerciales en la base aérea de Santa Lucía, hoy desaparece, para dar paso a un Claudio X dolido y plañidero, que no puede aceptar que sus amparos estén cayendo uno a uno.

En esa carta, aparte del lamento sostenido que puede apreciarse, Claudio X dice que quienes solicitaron los amparos (léase sus empleados), perdieron la confianza en los jueces que llevan el asunto.

Argumenta que, en primera instancia, esos jueces le dieron la razón a los solicitantes de amparo y hoy, al continuar el procedimiento, “cambian” su postura y apoyan el punto de vista del gobierno.

¿Cómo puede pretender Claudio X engañar, no a una sociedad ajena al asunto, sino a los magistrados de la Suprema Corte de Justicia, a quienes dirige la carta?

Toda la exposición que hace al respecto, es ridícula y no engaña a quienes han seguido el caso desde su origen.

El hecho de que los jueces hayan concedido de inicio la suspensión definitiva de la obra, “hasta que el gobierno federal presente los estudios de impacto ambiental correspondientes”, no significa que el resultado del juicio estuviera definido a favor de la gente de Claudio X. Sencillamente los jueces suspendieron la construcción, en tanto el gobierno presentaba más información que permitiera evaluar si habría daño ambiental o no, a consecuencia de la nueva obra. Eso fue todo.
Equivocada o mañosamente, Claudio X dice en su carta que los jueces estaban en principio a su favor y hoy, cambian de criterio en forma inexplicable.

Nunca estuvieron a su favor. Solo suspendieron temporalmente las obras en Santa Lucía, pero eso no significaba que hubieran decidido en definitiva lo procedente.

Los jueces actuaron conforme a derecho, pero jamás se inclinaron a favor de alguna de las partes.
El día de ayer, el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en conferencia de prensa, anunció la separación del cargo, de un magistrado del primer circuito, dado que se contaba con los elementos necesarios para determinar que existían “inconsistencias financieras personales”, que podían traducirse en actos de corrupción. El ministro presidente no dio el nombre del magistrado, pero horas más tarde, se supo que el nombre del mismo es Jorge Camero Ocampo. El magistrado suspendido es acusado al parecer, de haber comprado una casa con valor de diecisiete millones de pesos, misma que pagó de contado, además de ser parte de una red de corrupción, que opera dentro y fuera del poder judicial.

Jorge Camero Ocampo es uno de los magistrados del Décimo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito, encargados de resolver el asunto de Santa Lucía.


Por lo que dice Claudio X en su carta, era el único magistrado, de tres que atienden este asunto, que se había manifestado a favor de los demandantes controlados por Claudio.

Flaco favor le está haciendo Claudio X al exmagistrado, al señalar que su conducta era parcial a la parte demandante, cuando aún no había elementos para resolver el juicio que se sigue.


De los otros dos, Claudio X se queja mucho y dice que ahora ya no le dan la razón, siendo de de entrada, concedieron la suspensión definitiva.

Como ya dijimos, esa suspensión no significaba resolución alguna.
Claudio pide la separación de estos magistrados y al mismo tiempo solicita a la Suprema corte de Justicia que atraiga el caso.
Debemos recordar que cuando se concedieron las suspensiones definitivas, el gobierno de la Cuarta Transformación, por conducto de la Secretaría de la Defensa Nacional, no había considerado aún a Santa Lucía como instalación de “seguridad nacional”.
Este nuevo estatus de la base área, modifica sustancialmente el enfoque que los juzgadores dan al asunto. Hay nuevos elementos a considerar y es natural que las apreciaciones cambien.

Claudio X González no lo ve así. Para el empresario, los magistrados responsables ya le habían dado la razón de entrada y no se vale cambiar de opinión después.

Ese es el criterio del empresario. Eso es lo que defiende ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Lo peor, es que piensa que está en lo correcto y que la máxima autoridad judicial en el país, puede darle la razón, atendiendo a sus engaños o malas interpretaciones sobre el procedimiento.
Quienes están acostumbrados a comprar todo lo que desean con dinero, padecen mucho cuando se topan con una realidad que les demuestra que su poder económico no es suficiente para alcanzar ciertos fines.
Durante los gobiernos neoliberales, la familia de Claudio X González Guajardo, disfrutó de beneficios y trato preferencial, por ser parte de la casta cercana a los gobiernos corruptos que saqueaban y permitían a los amigos saquear también al país.
Fueron los tiempos dorados para los empresarios del corte conservador de Claudio.
Pero todo cambia. Nada es permanente y hoy, con el gobierno de la Cuarta Transformación, no hay trato preferencial, ni negocios nacidos de la corrupción.

El proyecto del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, era una obra en la que Claudio X, ganaría mucho. La cancelación del proyecto, despertó su furia y es por eso que pretende detener a toda costa la construcción de nuevas pistas en Santa Lucía.
Sin embargo, la razón no le asiste.

Su carta a la Suprema Corte es el último esfuerzo que hace por impedir el proyecto en Santa Lucía. Se ve muy difícil que consiga algo para su causa. Menos aún, cuando utiliza recursos y argumentos ridículos como los que expone en su misiva al máximo tribunal.
Claudio X González Guajardo, pensó tener más fuerza de la que en realidad posee. Está casi solo. La mayoría de los empresarios apoya a la Cuarta Transformación.

No es tan fuerte, como no lo son el resto de los conservadores moralmente derrotados.
Es poco probable que la Suprema Corte tome en serio sus argumentos.
Todo indica que seguramente, en el corto plazo arrancarán las obras en Santa Lucía.
Y el pobre Claudio, se quedará entonces más solo y más resentido.

Malthus Gamba

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