La Mafia del Poder y su jauría chayotera
Hace pocos días, comentamos en esta misma columna de opinión, que los conservadores, hechos polvo en las pasadas elecciones, buscaban puntos vulnerables en el sólido apoyo que disfruta el gobierno de la Cuarta Transformación, para mantener esperanzas de cosechar algún pequeño triunfo en las elecciones intermedias del 2021.
Hoy, podemos constatar que efectivamente, cuando consideran que existe una pequeña grieta por la que pueden debilitar al gobierno, atacan todos unidos, con la esperanza de que la furia de la jauría, merme un poco la popularidad del presidente.
Es así como atestiguamos como los periodistas, antes “chayoteros” y hoy calificados ridículamente por ellos mismos como “independientes”, se lanzan en defensa de la operadora de la “Estafa Maestra”, Rosario Robles, al decir que su encarcelamiento es injusto.
Atacan sin argumentos al juez que le niega el derecho a seguir el juicio en libertad. Lo acusan de ser sobrino de la legisladora Dolores Padierna e impulsan la idea de que se trata de un juez de consigna, cuyo propósito es condenar injustamente a la hoy purificada Rosario.
En realidad, a los reaccionarios neoliberales les importa muy poco la suerte de la acusada y del juez. Bien puede ella pasar sus últimos años en prisión, sin que afecte al grupo conservador en lo más mínimo. La usan en este momento como un peón más, en el ajedrez político donde intentan doblegar la fuerza del oponente.
La Cuarta Transformación es el campeón a vencer y las estrategias usadas, las piezas perdidas en la partida, son lo de menos.
Sucede lo mismo con José Antonio Meade. Hoy es el político inteligente que heredó una fortaleza hacendaria sólida, al gobierno de López Obrador.
Para nada mencionan los conservadores que la misma Rosario Robles, ha señalado que Meade, sabía de las acciones irregularidades por las cuales es acusada. Que recibió la Sedesol, estando enterado de que había asuntos por desahogar, respecto a señalamientos realizados por la Auditoría Superior.
Meade vuelve a ser el político brillante, ejemplo de honestidad, al que hay que defender de la furia vengativa del presidente de la república.
Porque en el centro de las descalificaciones conservadoras, aparece siempre López Obrador.
No obstante que tanto la Fiscalía General de la República, como el Poder Judicial, son entidades autónomas, que no dependen en nada de la opinión o instrucciones del ejecutivo, los comentócratas y políticos de la derecha, mantienen el discurso engañoso de que es el presidente de México, quien mueve los hilos de la supuesta persecución político-penal, que sufren los exfuncionarios corruptos del neoliberalismo.
Meade es otro peón de los grupos de poder económico, interesados en revertir las reformas democráticas impulsadas por el gobierno de la Cuarta Transformación.
Tampoco Meade importa. Es el poder político el que les interesa recuperar.
Quienes construyen esta nueva versión de la “Operación Berlín”, son los mismos ambiciosos de siempre: Claudio X González, Gustavo de Hoyos Walther, quien arrastra el poco prestigio que le queda a la COPARMEX, “El Diablo” José Antonio Fernández, CEO de Femsa México y el resto de los dueños del dinero, que no se resignan en vivir en un país donde la corrupción dejó de ser la fuente principal de ingresos, para la clase social privilegiada que representan.
Esa gente es realmente la culpable de la situación actual del país. Son quienes trabajaron y se beneficiaron con el modelo neoliberal, que generó una desigualdad obscena entre unos pocos ricos y millones de pobres.
A ellos no les interesa sacrificar, o salvar a unos políticos de segunda, a los que consideran sus empleados y con los que mantuvieron negocios donde quienes se llevaban la tajada del león, pertenecían precisamente a la clase empresarial.
La Nueva Operación Berlín, se está construyendo sobre la base de que, haga lo que haga el gobierno, debe ser presentado ante la opinión pública como régimen con vicios de autoritarismo, o incapacidad para gobernar.
Rosario Robles y Meade, son presentados hoy, como dos casos mediante los cuales el gobierno de la Cuarta Transformación, intenta cobrarse agravios del pasado, sin respetar los derechos humanos de dos inocentes neoliberales.
Pero si por alguna causa, el Poder Judicial determina al final, la inocencia de la hoy acusada, esa misma derecha reaccionaria señalará que el gobierno del cambio, fue incapaz de condenar a una evidente corrupta.
Hoy ya no se habla de la alianza del “PRIMOR”, para otorgar inmunidad a los funcionarios del gobierno peñista. Hace unas semanas, aún era esa la estrategia conservadora, para descalificar al presidente.
Ya no hay PRIMOR, sino deseo de venganza por parte del presidente, contra los antiguos administradores públicos priistas.
La campaña es fuerte y apenas comienza. El caso de Rosario Robles va a llevar tiempo y tiene posibilidades de ser manejado por los conservadores, de diferentes formas, de acuerdo al desarrollo que vaya presentando el mismo. Hoy, hay una Rosario indefensa, afectada en sus derechos humanos. Mañana, si así conviene a los intereses de los dueños de los grandes capitales en el país, el escenario cambia y pueden convertirla en una delincuente que evadió la justicia, por debilidad o complicidad del gobierno en turno.
Eso es lo que podemos apreciar, en la prensa y medios de comunicación de corte conservador.
Sin embargo, hay algo más.
Ese esfuerzo desmesurado por descalificar al gobierno, encuentra poco eco en nuestra sociedad.
Hay mucha desinformación efectivamente, pero el pueblo (que es sabio, como repite a menudo López Obrador), no se traga las mentiras que fabrica la maquinaria neoliberal.
En redes sociales, se puede encontrar una red ciudadana contestaría, que desenmascara permanentemente las falsedades conservadoras.
Para los dueños del poder económico y para el periodismo chayotero, está resultando imposible convencer a la ciudadanía de que su argumentación contra la Cuarta Transformación, están basados en hechos y apreciaciones verdaderas.
Los conservadores están constatando que hoy en día, la mentira difundida por los mercenarios del periodismo, no se vende.
Pocos creen en esa prensa que juega el papel de alfil, en una partida política que tienen perdida.
Rosario Robles, José Antonio Meade, Luis Videgaray, Osorio Chong, Calderón, Fox y todos los demás corruptos del pasado, son culpables del saqueo nacional.
Lo de menos es el juicio que puedan, o no enfrentar.
El repudio popular hacia ellos es enorme. Es un repudio que alcanza también a los periodistas corruptos del pasado. Nada de lo que escriben o dicen es creíble.
Los conservadores quieren establecer en este momento un juego político muy complicado, abriendo todos los frentes posibles.
Pero es tan fuerte el apoyo popular a la Cuarta Transformación, que basta una conferencia mañanera del presidente, para desbaratar las pobres construcciones neoliberales.
Las elecciones intermedias no están muy lejos. En ellas se puede asestar el golpe final a los corruptos y mentirosos de la derecha.
Malthus Gamba