Los derrotados conservadores, hoy no batean ni de foul
López Obrador es un conocido aficionado al beisbol.
Sabemos que cada vez que tiene oportunidad, “macanea” un rato en cualquier campo disponible.
Esa afición personal, le ha procurado infinidad de satisfacciones personales. Pero no solo eso.
Como político, el actual presidente, es un conocedor profundo del juego al que se dedica de forma profesional.
Entiende que la mejor estrategia en este, como en los demás deportes, es jugar “de acuerdo al librito”.
Hay reglas en la política, como en todo en la vida, que son de observación obligada, si se pretende obtener el triunfo, ganar el campeonato y defender el título.
Por eso la carrera política del actual presidente se ha manejado siempre de manera impecable. Honestidad, disciplina, trabajo duro en forma permanente y una enorme voluntad para superar todos los obstáculos, por difíciles que estos sean, han sido la receta.
El porcentaje de bateo del presidente, es inmejorable.
Las veces que le ha tocado estar al bat, ha conectado en forma sólida. Como cuando fue Jefe de Gobierno en la Capital del país.
O en la ocasión en que decidió crear un gran movimiento ciudadano, que al final, dio vida a Morena.
Su cuadrangular histórico, es el que conectó el primero de julio pasado, cuando con bases llenas, ganó la presidencia de la república, llevando de la mano a Morena, que se alzó como fuerza política mayoritaria, en ambas cámaras del congreso.
Jugar limpiamente y de acuerdo a las reglas, regala al final triunfos inolvidables, que con el paso del tiempo, se transforman en leyendas.
La Cuarta Transformación es el juego más importante en la carrera del político tabasqueño y para no variar, lo está jugando de acuerdo a lo que marca el “librito”.
Los oponentes a quienes enfrenta en este momento, no se encuentran en su mejor forma física. Acostumbrados al triunfo fácil en su trayectoria de treinta y seis años, se ven fofos, gordos y disminuidos.
Carecen de bateadores de poder, e improvisan por lo mismo a jugadores de la banca, en un intento por descubrir entre el grupo de novatos, a la futura estrella de alguno de estos viejos equipos.
Por lo demás, la costumbre de ganar los juegos, después de haber comprado a la autoridad en el campo, los ha hecho dependientes de terceros.
Hoy que la corrupción está en vías de extinción advierten que su capacidad para ganar limpiamente, es prácticamente nula.
Sin embargo, López Obrador se está enfrentando a un enemigo que cuenta con ilimitados recursos para intentar incidir en los siguientes resultados, sin importar las mañas, trampas o trucos que deba utilizar para salirse con la suya.
La temporada apenas inicia, pero ya se ve mucho movimiento en todos los campos.
El más viejo de los equipos y al mismo tiempo el más rico de todos los de la liga, está preparando una escuadra renovada, donde pretenden formar a los nuevos cuadros políticos, que den la campanada en las siguientes elecciones intermedias.
Los propietarios de esta franquicia son Claudio X González y Gustavo de Hoyos Walther, quienes piensan que el dinero lo puede todo. Hasta ganar fraudulentamente una elección, tal y como sucedía en el pasado. O convencer a una sociedad distinta a la que manipularon por años, de que la mejor oferta en este juego, la tienen los conservadores.
Difícil que conecten de hit, con una estrategia tan mediocre. El público en las gradas está fastidiado del juego sucio. No cree en promesas de empresarios corruptos y menos aún tendrá confianza en los jugadores que salgan de un “semillero” donde los enseñan a falsificar la verdad, a mentir y a comportarse deshonestamente.
Los equipos azul, tricolor y amarillo, tampoco tienen cuadros competitivos para representarlos en esta temporada. Sus jugadores son viejos, sin carisma y acostumbrados a jugar usando una serie de marrullerías que el público ya les conoce y desaprueba.
Con todo, si bien forman un grupo de equipos por sí mismos perdedores, conspiran intentando armar un frente común, en contra de la Cuarta Transformación.
Si Andrés Manuel se mantiene tan sólido al bat, como hasta ahora, “macaneará” a su gusto toda la temporada.
Recordemos que el presidente de México ha señalado reiteradamente que en esta primera etapa, que concluye en último día de diciembre, las bases del cambio en el país, quedarán plenamente cimentadas.
Jugar con el librito.
Primero, afianzar al nuevo gobierno, creando las estructuras y las bases constitucionales que permitirán jugar de acuerdo a las nuevas reglas.
A eso deberán ajustarse también los equipos que participen en representación de la derecha reaccionaria.
Después vendrá el periodo de consolidación de la Cuarta Transformación.
No es una tarea que pueda concretarse en el corto plazo, pero los avances sobre la misma, serán apreciables paulatinamente.
La atención a grupos vulnerables u olvidados por anteriores administraciones, es una realidad en estos pocos meses de gobierno.
Los cambios constitucionales no dejan de producirse, dada la mayoría con que cuenta Morena en el Congreso.
Hay muchas probabilidades de que en esta temporada, seamos testigos de varios juegos que gane el equipo de López Obrador, sin que los oponentes conecten hit, o carrera.
Juegos perfectos en que el gobierno del cambio se alce con el triunfo indiscutible.
Andrés Manuel seguirá jugando de acuerdo al “librito”
¿Qué más hace falta?
Que la gradería, que la porra, no deje a apoyar a su equipo.
Los triunfos de la Cuarta Transformación, también son suyos. Sin ese apoyo desinteresado y honesto, jamás se hubiera concretado el cambio, ni vencido al fraude.
Que las tribunas sigan apoyando este proyecto de cambio.
El trofeo y el festejo, a final de temporada, lo disfrutaremos conjuntamente, sociedad y gobierno.
El equipo de la Cuarta Transformación, va… y va con todo.
Esta temporada, es nuestra temporada.
Malthus Gamba