Por Miguel Angel Lizama
@Migueliz8
Cuando Pedro Aspe Armella pontificó que los pobres de México eran “UN MITO GENIAL”, nunca imaginó que su “mito” terminaría mandándolo a la basura con toda la pandilla que armó en su Aldea Global, pero de todos modos se propuso impedir que la cohorte de la que formaba parte se asomara siquiera a esa condición. ¿Pobres? ¡Jamás! Primero ladrones que pobres… bueno, no tanto. Primero muertos que pobres.
A Aspe se le ocurrió emplear como “reingeniería financiera”, un recurso del sistema bancario que tenía a sus órdenes como Secretario de Hacienda, blindandolo contra toda investigación fiscal o penal, para esconder millonarias cantidades que ordenaba sacar del Presupuesto Público a fin de crear y alimentar numerosos Fideicomisos Privados que, con el pretexto del “secreto bancario”, Aspe convirtió en “sagrados” para eludir toda auditoría y esquivar cualquier interrogatorio de los molestos seguidores de Cuauhtémoc Cárdenas, a quienes Salinas de Gortari sólo les concedió el “Derecho al Pataleo” para no asesinarlos, como hizo costumbre desde que asumió el poder.
Proliferaron los fideicomisos abiertos por prácticamente todas las secretarías de Estado y organismos o entes paraestatales (aún cuando estuvieran destinados a desaparecer). Sólo necesitaban recibir partidas presupuestales (requisito indispensable) que los dóciles diputados del recién surgido PRIAN asignaban, y quedaban autorizadas “ipso facto” las conversiones de Dinero Público en Privado, a salvo de cualquier mirada o pregunta indiscreta. Sólo la Comisión Bancaria podía enterarse, pero no le interesaba hacerlo pues no sería del agrado del “patrón”.
Entre el mar de fideicomisos que los tecnócratas pusieron de moda desde el tiempo de Aspe Armella, preclaro ejemplo a seguir entre el alumnado economicista del ITAM, sólo uno (para los damnificados de sismos de 2017, ajeno a toda la Nomenklatura, o aparato oficial) fue tomado por el PRI en las elecciones de 2018 (que ya las tenía perdidas) para que el INE se erigiera en adalid de la “legalidad” y sirviera de pretexto a todos los medios para detonar la honestidad de Andrés Manuel López Obrador, el evidente triunfador electoral por tercera ocasión, aunque esta vez sin posibilidades de ser trampeado como en las dos anteriores elecciones.
Porque fue el mismo INE que nunca atendió las denuncias CON PRUEBAS (elementos tangibles, declaraciones, videos, etc.) por la trama MONEX de dinero inexplicable para comprar votos al PRI y se negó a preguntar sobre los fideicomisos que alimentaron esas ilegalidades, el que de inmediato tomó LA SOSPECHA alegada por el PRI, como prueba contundente de violación a la ley electoral. El INE tardó más de 2 AÑOS en “investigar” a Monex antes de exculpar formalmente al PRI, mientras que en el caso de Morena, sólo se tomó 2 SEMANAS para “investigar”, rechazar las pruebas y declaraciones presentadas, dictaminar, sentenciar y multar al ganador de las elecciones de 2018, antes de que el Trife echara abajo tal absurdo.
Ese fideicomiso para damnificados de los sismos fue INICIATIVA de Andrés Manuel López Obrador para contrarrestar la incuria y desatención del gobierno a toda esa gente que nunca vio ni recibió el voluminoso apoyo, en dinero y especie, que diversos países del orbe enviaron a México y cayó en las garras de la tecnocracia PRIANista aumentada con el PRD y MC, para alimentar su insaciable voracidad. Pero, por evidente conveniencia, el PRI y el INE convirtieron ese fideicomiso obradorista para ciudadanos, en ilusorio “fraude electoral” por no haberlo reportado (pues no había razón para hacerlo). Ahí no operó el “secreto bancario”.
Desde que los tecnócratas eligieron ese recurso bancario para guardar sus desvíos, muchas dependencias gubernamentales abrieron infinidad de fideicomisos con dinero público. En los nombres que les dieron hicieron gala de inventiva, pero sólo para cubrir el expediente en los bancos que nunca indagaron la procedencia, ni les interesaba saberlo para no molestar a las autoridades que eran sus propias “reguladoras”. Era un evidente saqueo que debían reportar, pero… ¿a quién, si los mismos fiscalizadores estaban inmiscuidos?
El mismo INE tenía su propio fideicomiso para una nueva sede, con “ahorros” que debió devolver a la Tesorería de la Federación cuando se descubrió el grosero desvío autorizado y encubierto por los Consejeros Electorales (supuestamente “ciudadanos”), así como el Poder (per)Judicial tiene los suyos “para pensiones, seguros médicos, apoyos para casas” y otras linduras, y Hacienda abrió muchos (en tiempos de Gil Díaz-Fox) dizque para modernizar Aduanas, entre otros pretextos, a fin de evitar el paso de grandes contrabandos para surtir negocios que empezaron a proliferar, según denuncias de inmediato acalladas, en beneficio de la “filantropía” de la “pareja presidencial”. Se gastaba con profusión sin rendir cuentas a nadie más que al Presidente y se dieron la gran vida con el Presupuesto Público transformado en Privado, libre de observaciones y molestos cuestionamientos. Hasta Fox abrió el suyo muy personal, supuestamente para sus hijos, y al rato lo liquidó.
Con el pretexto del “secreto bancario” los fideicomisos privados con dinero público han estado a salvo de cualquier auditoría e investigación, a pesar de las quejas y denuncias de ser dinero del Presupuesto Público el que alimentaba esos enormes fideicomisos privados.
La Auditoría Superior de la Federación apenas los ve por encimita sin meterse a fondo, y por eso llegó a declarar que cuando un dinero público entraba a un fideicomiso, en automático se volvía dinero privado y no es posible auditarlo, porque así lo ordena la ley. Así de fácil.
Nunca se atendieron las denuncias por más documentadas que estuvieran (hasta donde era posible). Las autoridades facultadas por Ley para investigar, exigían a los denunciantes que hicieran el trabajo que a ellas les correspondía, para sólo analizar si podrían presentarlas como propias ante un juez. De ahí tanta impunidad.
Pero ahora que las cosas empezaron a cambiar con la elección de ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR y la MAYORÍA DE MORENA EN EL CONGRESO, es necesario modificar Leyes tan abusivas (del secreto bancario, de fideicomisos, etc.), para IMPEDIR QUE EL PRESUPUESTO PÚBLICO SE VUELVA PRIVADO, por cualquier argucia y por obra y gracia de un fideicomiso bancario, a salvo de cualquier indagación. Es imperativo desarmar todo el entramado legal diseñado por los doctores en economía para saquear a México con toda impunidad. Ya no es posible confiar en esa “legalidad” hecha para la depredación. Los legisladores de MORENA deben enfocarse en esa tarea urgente, pues de ella depende mucho el éxito o fracaso de la Cuarta Transformación.
El Presupuesto Público debe ser SIEMPRE PÚBLICO, para servir al pueblo que lo paga. No para aumentar fideicomisos que sigan alimentando la rapiña de 36 años. ¡BASTA YA!