La Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, anunció que presentó ante la Fiscalía General de la República, 12 denuncias por prácticas de outsourcing ilegal. También informó que 8 de estas 12 denuncias se presentaron contra Beyrutti, conocido como el Rey del Outsourcing y quien se encuentra huyendo de una orden de aprensión.
En relación con este asunto se congelaron las cuentas bancarias de Grupo Gin, propiedad de Beyrutti y las de otras 95 personas relacionadas con estos delitos, que entre otras cosas implican defraudación fiscal. Las cuentas solamente podrán manejarse bajo supervisión especial y para pagar los sueldos de las personas subcontratadas por las empresas de estos delincuentes.
La defraudación fiscal derivada de estas prácticas, asciende a una cantidad equivalente a 364 mil millones de pesos cada año, la cual es una pérdida para el erario y una ganancia ilegal que se han venido embolsando quienes en el pasado se les permitió operar estos esquemas fraudulentos.
Lo más grave del asunto es que con el propósito de hacerse ricos, unos cuantos sujetos sin escrúpulos de ninguna índole, no solamente están defraudando al fisco y como consecuencia a todos los ciudadanos que pagamos impuestos, sino que utilizan el mecanismo para pisotear los derechos laborales que los trabajadores tienen por ley.
El mecanismo consiste en que si yo tengo una empresa y no quiero cumplir con el pago de las prestaciones de ley o con los salarios que corresponden a las funciones que asigno a mis empleados, recurro a alguno de estos mafiosos expertos en doblar la ley laboral, los contrato para que ellos a su vez, contraten y se hagan cargo del personal que trabaja para mí.
Así ellos serán los patrones legales de mis trabajadores, viendo la manera de pagarles menos de lo que por ley le correspondería, evitando en la medida de lo posible pagar el Seguro Social, el Infonavit y el impuesto sobre la renta como deberíamos hacerlo, para repartirnos entre ellos y yo lo que nos podamos ahorrar.
Pero hay más, quedo de acuerdo con ellos para que despidan a esos empleados en noviembre, para no pagarles aguinaldos o vacaciones y que los recontraten en enero o febrero. Eso me representa otro ahorrito, que multiplicado por el número de trabajadores que tenga, se convierte en una fortuna que cae en mis manos y en los bolsillos de la empresa de outsourcing que contraté y nunca llegará ni a los trabajadores a los que les correspondería, ni al erario.
Se calcula que los 364 mil millones anuales de los que hablamos antes, solamente es la parte que le están robando al erario, sin contar con lo que le han robado a sus propios empleados, esas personas que trabajan todos los días para que esas empresas enriquezcan solamente a los dueños y a quienes les ayudan a manejar estos esquemas fraudulentos.
Por supuesto que la responsabilidad no solamente es de las empresas que hacen el outsourcing, sino también de las que contratan sus servicios con estos propósitos y quienes además, se dan baños de pureza presentándose como empresarios exitosos, cuando en realidad son unos reverendos ladrones.
Por lo pronto el gobierno federal ya aterrizó un acuerdo para terminar con estas prácticas perversas que perjudican a todos en última instancia, ahora quienes se dediquen a subcontratar trabajadores, deberán cumplir con todas las prestaciones de ley a las que tienen derecho o pagar las consecuencias de estafar a la gente que se soba el lomo produciendo riqueza para otros.
Como dijo el político alemán Willy Brandt: “Permitir una injusticia, significa abrir el camino a todas las que siguen”.