21 Dic 2024

Noticias

La Tercera Transformación: La Revolución Mexicana
Columnas, El día, Nacional

La Tercera Transformación: La Revolución Mexicana

¿Qué le faltó a la Revolución Mexicana para salir triunfante?

Visto a la distancia y abandonando las posibilidades reales del momento histórico que se vivían a inicios del siglo pasado, podríamos decir que a la Tercera Transformación le faltaron las redes sociales.

Esto aplicaría también, a las dos Transformaciones nacionales anteriores a la Tercera.
Las benditas redes sociales son piedra fundamental en la batalla que está librando actualmente la Cuarta Transformación, para la construcción de un nuevo régimen que termine de una buena vez con el poder histórico de la clase conservadora.
Las benditas redes sociales son fuente inagotable de información. No dependen en absoluto de las herramientas de comunicación convencionales. Se enfrentan de tú a tú, a quienes se dicen periodistas profesionales, sin ser en realidad otra cosa que difusores de falsa información, o tergiversadores de la realidad nacional.

La comunicación es fuente de poder y en el pasado, solo la clase conservadora controlaba los medios de información existentes. No había posibilidad de actuar al margen de este control conservador. Las pequeñas imprentas que se atrevían a desafiar al férreo control informativo, eran cerradas de manera inmediata.

Son recordados los periodistas contrarios al régimen oficial, más por su perseverancia en difundir una verdad que a pocos llegaba, que por su papel relevante en los movimientos de cambio.

La prensa democrática no existió en el pasado, para fines prácticos. En un país donde el analfabetismo era enorme, no había forma de hacer del dominio público el estado de descomposición que vivía el régimen conservador.
En realidad, los conservadores dominaron el panorama nacional, por siglos.

La Independencia se ganó, gracias a la participación de segmentos conservadores que veían peligrar sus intereses de clase. En España se dio un cambio político que quitó el poder absoluto al monarca y resto autoridad y privilegios a la iglesia.
Los oligarcas de nuestro país, entonces Nueva España, conspiraron para que el virreinato se independizara de la metrópoli y así poder mantener sus privilegios de clase. Agustín de Iturbide, soldado realista que combatió a Morelos y otros jefes insurgentes, fue nombrado por los conservadores jefe militar de la conjuración.

Nuestra independencia tiene como elemento fundamental, una reacción conservadora de urgencia, que en realidad fue la última opción que les quedaba. La independencia fue una acción desesperada. La iglesia y el ejército, quedan al final como dueños reales del poder económico en el país, mientras los políticos liberales y conservadores se suceden en el gobierno, por periodos de tiempo extremadamente limitados. Algunos políticos y militares, gobernaron por espacio de meses.

Con la Reforma sucede algo parecido. La Guerra de los Tres Años y la que le sigue, conocida como la de la Intervención Francesa o Segundo Imperio, fue ganada por las fuerzas liberales, después de sangrientos años de combate. Esta Segunda Transformación, tiene su punto más alto durante el gobierno de Benito Juárez, en tiempos de relativa paz, después de la conclusión de los conflictos armados. Sin embargo, a su muerte, la ambición por el poder se desata nuevamente y Porfirio Díaz se convertirá en un dictador que ocupara el poder, por espacio de treinta años. La clase conservadora lo rodea y alaga y el presidente corresponde a la derecha nacional, construyendo un régimen de explotación, violencia soterrada y ajeno a cualquier garantía ciudadana. Todos los privilegios imaginables, son ejercidos por la derecha nacional y los pobres, son reducidos a una condición muy próxima a la del esclavo. A eso dio vida, después de Juárez, la Segunda Transformación.

La Revolución Mexicana, o Tercera Transformación, como la identificamos actualmente, nace con la muerte del porfiriato, que en realidad puede ser considerada una muerte fulminante. No se dieron grande combates, si quitamos la batalla de Ciudad Juárez. Porfirio Díaz renuncia rápido al poder.

Pero dentro de esta victoria, nace el germen que a la postre llevará a la descomposición del movimiento revolucionario. Venustiano Carranza, un rico hacendado del norte del país, se autonombra (a la manera en que lo harán muchos años después Guaidó en Venezuela y Jeanine Áñez en Bolivia), Jefe Supremo del movimiento revolucionario, a la muerte de Francisco I. Madero. Carranza no combatió en ninguna batalla. Era el hacendado comodón que organizaba banquetes, desconocía la ciencia militar y despachaba desde la comodidad de su “centro de mando”. Un carácter arbitrario y despótico eran su característica. El general Felipe Ángeles nunca se prestó al alago y adulación que gustaban a Carranza. Se sentía mejor al lado de Villa.

El verdadero pueblo revolucionario es representado por las fuerzas armadas que combaten bajo las órdenes de Francisco Villa y Emiliano Zapata. Líderes populares, identificados plenamente con las necesidades de ese pueblo al que Carranza desprecia. El hacendado norteño, quiere una revolución gatopardista, que no cambie en realidad el estado de las cosas.
Al final, con engaños y prometiendo cumplir lo que nunca cumplirá, consigue el apoyo social que requiere para liquidar a los ejércitos campesinos que le estorban.

La revolución es ganada por el sector conservador de nuestra sociedad y aunque las conquistas de corte burgués que refleja nuestra constitución, no son despreciables, tampoco son reflejo de los anhelos que originaron el movimiento revolucionario. Los campesinos mexicanos poco recibieron en compensación por tanta sangre derramada.
La importancia de la comunicación en las transformaciones del país, ha sido fundamental en estos tres procesos históricos. Los medios de comunicación, son palanca importante para mover el apoyo social a favor de quienes manejan y difunden su “verdad histórica”.
Al carecer de medios propios, o al corromperse los medios democráticos que van surgiendo, la izquierda mexicana pierde al final los beneficios que ganó en el campo de batalla, o en las urnas.

Por eso la importancia de las benditas redes sociales en estos momentos de Cuarta Transformación. El neoporfiriato derrotado, se enfrenta a un elemento nuevo que no le permite difundir su proyecto desinformativo a plenitud.
Las redes sociales presentan la realidad del país, desenmascaran noticias falsas, exhiben al periodismo servil y crean conciencia social.
Un nuevo actor se hace presente, con la fuerza de su voz, que es la voz de millones de mexicanos. El pueblo habla por primera vez, en un periodo de cambio y no permite que la verdad se oculte o distorsione.
La Revolución Mexicana que mañana celebraremos, es la antesala al proceso de cambio que hoy estamos viviendo. Esta revolución no concluyó de manera satisfactoria para el pueblo, pues dio origen al priismo y al panismo moralmente derrotados en nuestros días. Vivimos un lamentable periodo oscuro con ellos.

Las benditas redes sociales no existieron en las tres Transformaciones anteriores. El pueblo carecía de voz.
Hoy que contamos con ella, hagamos homenaje a quienes lucharon y dieron la vida por el mismo cambio democrático que hoy nos interesa consolidar.
Que la voz que les faltó en su momento, se escuche en redes sociales, reconociendo el legado que nos dejan y el compromiso que como sociedad adquirimos, al tomar y defender la estafeta histórica que nos heredan.
Somos los continuadores de las tres Transformaciones anteriores. Y hoy todos tenemos voz.
Gracias a quienes dieron su vida, en favor de la Tercera Transformación.

Malthus Gamba

Notas relacionadas

Noticias de México y el mundo, sin adornos ni filtros, directas y fieles a la realidad, ¡todo lo que necesitas saber!