“No eres tú. Somos nosotros”
@_BarbaraCabrera
«Hoy es el peor día para entrar a Twitter», eso leí la tarde del 1 de abril de 2019 al echar un rápido vistazo a mi Timeline, se trataba de un tweet lanzado al aire a propósito del suicidio anunciado por Armando Vega-Gil (@ArmandoVegaGil) –integrante de la agrupación Botellita de Jerez- a través de un comunicado, después de haber sido denunciado por abuso de manera anónima a través de la cuenta @metoomusicamx, la cual con el paso de los días, tras un exabrupto y posterior rectificación de su postura, cerró su cuenta. Red social que también utilizaron los integrantes de dicha agrupación musical (@HHBotellita) para fijar su posicionamiento.
Días antes un grupo de tuiteros convocaban a dejar Twitter y abrir una cuenta en VK porque la red ya estaba muy contaminada por los “derechangos” y los “Krauzes”, así lo expresaron.
No se olvide al Gargamel tuitero (Felipe Calderón) https://bit.ly/2WovtNW que dedica un porcentaje importante de sus tweets a propagar el odio y división, sin olvidar su gran amargura ante la existencia de cuentas parodias, mientras que tiene a su servicio un ejército de bots y trolls, para salir en la defensa de su conservadurismo.
Que decir de la amenaza de Florencio Siller Linaje, quien se ostenta como presidente municipal de Ciudad Frontera, el cual por interpósita persona, es decir del titular del jurídico municipal, Olain Obed Mendoza, profirió a finales de febrero: “No se va a permitir bajo ninguna circunstancia que ninguna persona, ningún ciudadano hable mal de nuestra investidura, que es el alcalde” por lo que amenazó con demandar a toda aquella persona que lo critique a través de Facebook y Twitter.
Y así podría seguir enlistando ejemplos, en muchos de los cuales Donald Trump y Vicente Fox serían los especimenes a analizar, uno iracundo que gobierna a través de Twitter e inclusive despidió a altos funcionarios con un tweet; el otro desquiciado y paranoico, al que le dio por tuitear que un comando armado intentó ingresar a su rancho, por lo que hace responsable al Presidente Andrés Manuel si algo le llegaba a ocurrir, luego se supo que mentía; ambos unos trollecillos.
Hasta aquí dejo esas muestras, por ser suficientes para fijar mi postura.
En los casos enunciados confluyen algunos denominadores comunes: el odio, la ignorancia, el chantaje y la intolerancia extendida propagada en la red del pajarito azul, y no señores, no es Twitter.
Amenazar con dejar Twitter por no aguantar los acontecimientos, los comentarios, la presencia de tuiteros incómodos, rijosos o indeseables o por los trolleos proferidos de unos a otros, me evoca aquella escena de Los Simpson donde todo Springfield se “muda” a otro lugar dejando tras de si una ciudad hundida en la inmundicia y ahogada en la basura, sin percatarse que al estilo Juana de Asbaje son la ocasión de lo mismo que culpais. En lugar de limpiar y formar parte de un cambio, deciden huir.
Es cierto, no todos tienen cuenta en Twitter, no obstante estamos ante una red que es reflejo de la plaza pública y lo que pasa en Twitter trasciende los 280 caracteres y a las pruebas me remito. Baste ver los noticieros, los periódicos del día siguiente, las charlas de sobremesa, en el café, la academia y hasta en otras redes sociales, se toma como punto de referencia o se cita lo que tuitea alguno que otro personaje.
Si ya llegamos a tal punto, la pregunta es ¿cómo podemos ser parte de la solución y no desistir a la menor provocación?
Hace tiempo lo anticipé, Andrés Manuel ganaría la elección, así lo mostraron en todo momento los números, el pulso ciudadano, los miedos de aquellos que sabían perderían el poder y con ello sus privilegios; pero sobre todo por las benditas redes sociales, entre la que Twitter destacó.
Dicha red continúa siendo protagonista para informar, hacernos presentes, crear comunidad, organizarnos, romper cercos informativos y ser consecuentes en aportar desde nuestras trincheras a ese anhelado cambio, que ahora estamos viviendo con la Cuarta Transformación.
Por ello habremos de estar unidos, participar de manera activa y agarrarnos muy fuerte porque este país tendrá varias sacudidas. Las redes sociales, no son la excepción a esas agotaciones. El dinosaurio neoliberal está dando coletazos en las redes. La corrupción enquistada en todos los niveles está provocando grandes movimientos que algunos no logran comprender. Es importante estar atentos, no caer en provocaciones, no desistir.
Por lo pronto hay grandes motivos para seguir en la tuiteada: por las mañaneras de Andrés Manuel y porque hoy más que nunca hemos logrado romper el cerco informativo,
cimbrado a los chayoteros, fijado posturas y, de paso, haciendo de Twitter una eficiente herramienta para organizarnos, crear comunidad y llenarnos de acciones. Twitter es una de las benditas redes sociales. No se les olvide.
Es todo por hoy.
¡Hasta la próxima Nornilandia!