Quizás te preguntes si realmente puede existir un fraude que sea amistoso, después de todo, el fraude en cualquier latitud del mundo es considerado un delito que las autoridades deben perseguir y castigar. Pero la realidad es que este tipo de fraude no solo existe, sino que, ha experimentado un crecimiento considerable en todo el mundo.
Signifyd encontró que, durante 2022, el fraude amistoso aumentó 36% a nivel global en comparación con el año anterior, y con el constante aumento del comercio electrónico en el país, es poco probable que esta tendencia disminuya durante 2023.
Para que el fraude amistoso no tome tu negocio por sorpresa, la empresa especialista comparte seis datos importantes sobre este tipo de ataques, desde su origen hasta cómo frenarlos por medio de tecnología.
Razones detrás del fraude amistoso: se le conoce como fraude amistoso a las compras que un consumidor no reconoce como legítimas y que, a diferencia del fraude tradicional, no fueron realizadas por un defraudador profesional. Puede ser que el cliente haya olvidado que realizó la compra, algún familiar haya usado su método de pago sin avisar, su hijo pequeño completó una transacción móvil, o en el peor de los casos, el cliente sí realizó la compra pero, después de recibir el producto, intencionalmente desconoció la orden o afirmó no haberla recibido y emitió un contracargo.
Temporadas más altas de fraude amistoso: de acuerdo con Signifyd durante 2022, junio, agosto y octubre fueron los meses en donde se detectaron los picos más altos de abuso del consumidor. Además, el reclamo más común durante el año pasado fue el de producto no entregado con un crecimiento del 106%.
Cargos erróneamente desconocidos: varios estudios sobre transparencia y experiencia de cliente revelaron que el 77% de las personas tiene dificultad para reconocer una transacción debido a que la descripción en su estado de cuenta no coincide con en nombre del producto o tienda, por lo que los retailers deben homogeneizar la información para evitar confusiones.
Amistoso y difícil de diagnosticar: por su naturaleza, este tipo de fraude es difícil de diagnosticar para los bancos y los comercios puesto que los medios de pago o cuentas desde donde se realiza la transacción son legítimas. Datos de Signifyd muestran que alrededor del 20% de los contracargos son incidentes de fraude amistoso y cuestan a los comercios USD $15 mil millones al año.
Tecnología contra el fraude amistoso: si el negocio cuenta con una solución antifraude que utiliza machine learning, no será necesario que se preocupe por llevar un registro de los ataques para evitar que estos se repitan, porque al detectar patrones, el intento de fraude será frenado antes de que suceda, ya sea que se trate de clientes nuevos, sin un registro previo, o de clientes que tienen un historial dentro de la tienda.
Si no cuenta con herramientas antifraude avanzadas: el comercio puede mitigar los daños generados por el fraude amistoso al documentar la transacción de tres maneras: realizar una llamada telefónica de validación y registrarla; recopilar y mantener siempre la documentación de cumplimiento de entrega; y comprometerse a brindar un excelente servicio al cliente. Sin embargo, al hacer análisis de las transacciones sospechosas de forma manual, el tiempo de reacción será mucho más lento y la posibilidad de ser víctima de fraudes amistosos incrementará.
La mejor arma de un comercio contra el fraude amistoso es ser proactivo. Contar con suficiente información sobre los compradores y su comportamiento y utilizar tecnología de automatización que potencialice el análisis de riesgo sobre cada transacción ayudará a los equipos antifraude a identificar un comportamiento inusual y alertar sobre el potencial de fraude amistoso antes de que suceda. Si bien esto no erradicará todos los casos, ciertamente puede reducirlos.