Petróleo y medicina: la política exterior de México en tiempos del COVID-19
El conflicto internacional es una ventana de oportunidad para que México construya relaciones sólidas con la comunidad internacional. Nuestra política exterior es una de las más paradigmáticas en el mundo: como parte de la región de Norteamérica, mantenemos relaciones económicas y políticas con nuestro vecino del Norte, los Estados Unidos, pero como parte de la región de América Latina y como país en vías de desarrollo, estamos vinculados profundamente a los países del sur global.
Esta dualidad es el rasgo fundamental de la forma en que México se desempeña en sus relaciones con otros países. Por todo mundo es sabido que México depende en gran medida de la forma en que construye su relación con EEUU; pero hay una realidad igual de potente que usualmente no se toma en cuenta: los Estados Unidos dependen también de la relación que construyen con México.
Los mexicanos contamos con un poder de negociación único ante el último imperio que la sociedad internacional ha conocido. Tomar en cuenta la dependencia de México hacia Estados Unidos y no hacer lo mismo con el fenómeno inverso es caer en el maniqueo.. Del buen aprovechamiento de esta co-dependencia viene la Constitución de 1917, cuando Carranza aprovechó los conflictos entre Alemania y Estados Unidos para para promulgar la Carta Magna más progresista de la época no hubiera sido posible.
La expropiación petrolera es otro ejemplo del aprovechamiento de la dependencia estadounidense hacia México. Cárdenas, como Carranza, supo aprovechar la complejidad de la relación bilateral para lograrla con la segunda guerra mundial a la vuelta de la esquina. De hecho, después de la expropiación petrolera, Cárdenas libró el bloqueo comercial estadounidense comerciando crudo con la Alemania nazi, hasta que el gobierno de los EEUU presionó a su clase capitalista para aceptar las condiciones de comercio con México.
Además del petróleo, la diplomacia internacional ha sido un elemento importante para que México afiance su independencia relativa hacia los Estados Unidos. Así lo demuestra, por ejemplo, el Tratado de Tlatelolco para la desnuclearización de América Latina y El Caribe, o el activismo del Estado mexicano en foros internacionales como la ONU o la OEA, donde México ha sostenido una postura antiintervencionista a lo largo de la historia, contra la voluntad del imperio del norte.
En tiempos de la Cuarta Transformación, los dos elementos que señalo han sido pilares en la política exterior mexicana; de ahí se explica la postura de México en contra de la intervención en países como Venezuela o Bolivia, pero también el fortalecimiento del proyecto de desarrollo nacional a través de la restauración y construcción de refinerías en nuestro territorio.
La crisis del COVID-19 ha dado la razón a quienes defendemos el proyecto de nación encabezado por Andrés Manuel; la defensa de Estados Unidos de la postura mexicana se debe a que Trump entiende que su país es dependiente del nuestro en términos económicos, sobre todo en tiempos en los que la economía estadounidense está a punto de enfrentar una caída mayúscula.
La posición soberana de México ante los países de la OPEP es, sin duda, la demostración más sólida de que nuestro país lleva su política exterior por buen camino: a pesar de ser México el único país que puso condiciones especiales para participar en el pacto de disminución de la producción petrolera, nuestro país fue respaldado por Rusia y Estados Unidos al mismo tiempo, logrando consenso ante la comunidad internacional.
Además del petróleo, el activismo diplomático es un elemento que refuerza el liderazgo mexicano en términos de política internacional. Basta recordar que José Ramón de la Fuente ha encabezado iniciativas para que el estado mexicano ocupe un lugar en el Consejo de Seguridad de la ONU, el principal organismo internacional del mundo. Esa iniciativa en particular, recibió el apoyo de todos los países de América Latina y El Caribe.
Hoy se da a conocer que México impulsa una iniciativa que busca que la ONU detenga la especulación financiera en torno a los suministros médicos a todos los países del mundo. La iniciativa ha sido respaldada por al menos 160 países de la comunidad internacional. Es de celebrarse que nuestro país asuma un liderazgo tan importante en la defensa de los intereses de la civilización ante el despiadado interés económico. Hacer esta defensa de los más pobres solamente es posible cuando nuestras relaciones exteriores son manejadas con prudencia, y con un objetivo claro: aumentar nuestra capacidad de desarrollo nacional sin depender de la voluntad de ninguna potencia extranjera.