No se puede enfrentar la violencia con violencia…
Hoy vemos fuera de Palacio Nacional a los mismos grupos feministas que se manifiestan con pleno derecho, requiriendo al gobierno del país que se ponga un alto definitivo a los crímenes de odio. Específicamente al feminicidio.
Es algo que buena parte de la sociedad mexicana ve con respeto, ya que el pesar por quienes pierden a vida a consecuencia de la violencia que se vive en ciertas regiones del país, es algo que preocupa a los mexicanos.
Sin embargo, la presencia de esos grupos radicales que destruyen, agreden y vandalizan los sitios de manifestación, no es algo que agrade a otro sector numeroso de la sociedad. Este sector está integrado por hombre y mujeres que no piensan que la violencia se pueda resolver con más violencia.
El presidente del país fijó la misma postura en la conferencia mañanera del día de hoy. La Cuarta Transformación, viene de una lucha social de años, en la que hombres y mujeres de todas las edades y de diferentes partes del país, han manifestado y exigido libertades y justicia a las autoridades neoliberales de otros tiempos. El movimiento de Regeneración Nacional, es continuación de proyectos anteriores, donde campesinos, obreros, dirigentes sociales y personas del pueblo, han perdido la vida en defensa de lo que consideraban justo y legal.
Y como señaló el presidente hoy por la mañana, las manifestaciones que realizaron en el paso estos colectivos y agrupaciones sociales, que hoy acompañan al gobierno del cambio, jamás rompieron un solo vidrio.
Pensar que no hay otra vía para visibilizar un reclamo social justo, aparte de la violencia hacia la ciudad, la propiedad privada y el mobiliario urbano, es equivocado.
Lo destacable al respecto, es que estas manifestaciones que de continuo se manchan de violencia, cuentan con todas las garantías por parte de las autoridades locales y federales, para continuar con su protesta sin que alguien pueda atentar contra la integridad física de quienes participan en ellas.
El derecho a la manifestación está plenamente garantizado en tiempos de la Cuarta Transformación.
Las acciones de contención que aplica la autoridad local en los casos en que debe garantizarse la seguridad de terceros y la integridad de monumentos y edificios públicos y privados, no atentan contra la integridad física y derechos humanos de quienes se marchan. El gas pimienta utilizado para contener cualquier intento de violencia mayor, ha sido la respuesta más severa del gobierno para disuadir a quienes pretenden realizar destrozos mayores.
Esta garantía para los manifestantes es nueva. En tiempos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, el uso de los cuerpos de seguridad para desbaratar cualquier protesta mayor, eran frecuentes a lo largo y ancho del país. En la ciudad de México, el desaparecido cuerpo de granaderos aplicaba un tipo de violencia que rebasaba el marco disuasivo. Los granaderos perseguían, encapsulaban, golpeaban y encarcelaban a cualquiera que se encontrara en ese momento en el sitio donde se daba una protesta que atentaba contra los bienes de la nación y la propiedad privada. En esos no tan lejanos tiempos, regía aún la vieja consigna porfirista de “primero fusilo y después averiguo”. Se golpeaba parejo y ya después, se veía si podía considerarse inocente a uno que otro.
La protesta social en nuestros tiempos, se da dentro de un entorno de respeto a quienes tienen algún tipo de reclamo que comunicar. La exigencia a las autoridades de cualquier orden de gobierno, es válido. No se solapa la corrupción, ni se protege a malos servidores.
Ante este panorama de respeto, lo único que se pide a los manifestantes es no llevar un evento donde se exponen situaciones que requieren toda la atención, por ser legítimas, al terreno de la violencia.
Pueden seguir haciéndolo en la forma agresiva en que se están dando estas protestas. No habrá problema mayor. Pero deben tener en cuenta los manifestantes, que buena parte de la sociedad, si bien comparte sus banderas de lucha, rechaza el método que están utilizando para alcanzar sus fines.
Hoy dentro de la conferencia mañanera, una periodista pidió al presidente acciones directas para atender el grave asunto del feminicidio.
Esto lo ha contestado infinidad de veces el presidente López Obrador, sin que al parecer se entienda con claridad lo que expresa.
El gobierno de la Cuarta Transformación, está dirigiendo todas sus baterías, toda la fuerza con que cuenta, a destruir las raíces que han causado tanto daño al país. Por eso se habla de un profundo cambio de régimen.
Nada de lo que había construido el neoiberalismo corrupto, va a quedar en pie.
Y debe de entenderse que la atención especial a las causas que generaron el deterioro de la nación, en todos los órdenes de la vida diaria, es único camino para dar solución al conjunto de problemas que estamos enfrentando como sociedad.
No se trata de atender a los ambientalistas por un lado, a quienes piden garantías para las mujeres por otro, a los ambientalistas por separado, a quienes solicitan el respeto a migrantes aparte, etc.
Atacando la raíz de los problemas, se da solución conjunta a todas estas situaciones particulares, que de una y otra forma, lastiman a la sociedad en su conjunto.
¿Cuáles son las raíces del problema?
Primeramente el combate a la corrupción, que anidó en todas las capas sociales, envenenando o destruyendo el tejido social.
Después, dar oportunidades de trabajo, estudio, salud, a todos los mexicanos. Los programas sociales que se impulsan a diario tienen ese propósito. Que la falta de garantías sociales, no empuje a la población a participar en actividades delictivas.
Esa inversión social, que en el pasado nunca se vio, es la llave que permitirá recuperar la paz, la justicia y la tranquilidad a los mexicanos.
No es atendiendo causa por causa, como se resolverán tantos problemas que aquejan al país.
Destruir las raíces del viejo y podrido árbol conservador, conducirá a que cada rama que significaba un problema particular, caiga al suelo junto al resto del ramaje.
Esa es la apuesta de este gobierno.
Se puede pedir la solución de determinado problema, pero se debe tener en cuenta también, el plan nacional que está en marcha.
Una labor de esta envergadura requiere tiempo. Solo el suficiente para romper las raíces principales del viejo régimen.
Después, los beneficios de la Cuarta Transformación llegarán en cascada.
Esa es la estrategia de este gobierno y en ella se trabaja a diario.
Malthus Gamba