LOPEZ OBRADOR TOCA Y LA OPOSICIÓN BAILA
Les ha impuesto la agenda política desde el 2018. Los tiempos los maneja el presidente y aún contando con todo el dinero requerido para comprar voluntades, corromper instituciones y funcionarios, nada ha podido hacer el conservadurismo para revertir esa tendencia que los limita y desgasta, elección tras elección.
López Obrador es el Gran Maestro del ajedrez político. Y tiene una cualidad que considero la más afortunada en todo ser humano. La de saber levantarse de inmediato ante cualquier eventualidad, para sacar provecho de ese momentáneo deslavace, convirtiendo en victoria lo que amenazaba con ser derrota.
Los medios de comunicación han operado en contra del gobierno del presidente de manera permanente y a cinco años de iniciado este combate, son los periodistas opositores quienes han perdido la mayor parte de su credibilidad, sin haber bajado los índices de respaldo social que acompañan hasta el día de hoy, a López Obrador.
La batalla que dieron Ciro Murayama y su jefe Lorenzo Córdova para impulsar fraudes que frenaran el avance de Morena y aliados en el país, terminó en fracaso. 23 gubernaturas ha perdido la oposición hasta el día de hoy, incluyendo “la joya de la corona” del priismo, en el Estado de México.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación, quedó en manos de una conservadora declarada, que ha tirado toda Ley aprobada en el Congreso de la Unión, con miras a realizar cambios democráticos en el país. Y no obstante eso, son los ministros de la Corte quienes han perdido toda respetabilidad a los ojos del pueblo de México y se encuentran amenazados con perder sus privilegios y sueldos millonarios, si Morena y los demás partidos que participan en el Movimiento Transformador, consiguen la Mayoría Calificada en el proceso electoral del 2024.
López Obrador juega fuerte y juega bien.
Adelantó a sus dos alfiles y a su torre en la Ciudad de México, para controlar el centro del tablero electoral, desde mucho antes de que oficialmente diera inicio el proceso sucesorio presidencial. Esa jugada tomó por sorpresa a Claudio X González y al resto de los resentidos corruptos que lo acompañan. No tenían una sola pieza en posición de ataque, que pudiera contener el avance de la izquierda. La oposición requiere forzosamente de tiempo suficiente entre jugada y jugada, pues su capacidad de atención y respuesta, es muy limitada. Apenas estaban planeando la estrategia para la defensa de sus posiciones en el Estado de México y el presidente adelantaba piezas para el proceso del 2024. Perdieron a la postre en ese estado, quedando más debilitados aún. El mayor padrón electoral del país, se fue de sus manos, después de cien años de dominio priista en la entidad.
Y con el reloj en marcha, no les quedó de otra que apresurar la selección del candidato que medirá fuerzas en contra de la “corcholata” de Morena, en unos meses más. Con la premura encima, deciden adelantar a una pieza menor, intentando blindarla con sus alfiles, torres y caballos, para posicionarla ventajosamente frente al fuerte ataque de la Cuarta Transformación. Mandan a un peón al que intentan coronar como “reina” o “virgen”, según su interpretación del juego.
Pero sin estrategia sólida, sin proyecto de por medio, con buena voluntad y deseos de un triunfo que en realidad resulta imposible, su peón comienza a perder potencia de inmediato. Medios de comunicación, periodistas que en su vida han escrito una nota en verdad objetiva, políticos que alaban la trayectoria de un peón que nada destacable ha conseguido y que está ya al final de su carrera, no pueden dar brillo a un pieza por demás opaca. Xóchitl Gálvez jamás ha brillado en el tablero político. La mediocridad es la marca que ha dejado su paso por la administración pública. No puede despertar entusiasmo alguien que solo ha trabajado para su beneficio personal, formando parte del grupo corrupto que gobernó al país por décadas.
La posibilidad de un triunfo conservador raya en lo ridículo. Ni siquiera la duda cabe ahí.
López Obrador adelantó los tiempos de la sucesión, para desgastar desde mucho antes, a lo poco que queda del grupo político conservador. Ha puesto en el tablero a tres de sus mejores piezas, para que se consoliden como alternativas, en tiempos en que el poder del presidente, es bastante claro y significativo. Destapó a Xóchitl Gálvez cuando lo consideró apropiado y con esto, el torpedeo de la izquierda hacia el pobre peón que manda la oposición, comenzó a desinflar al globo que intenta elevar con aire cliente, el grupo comandado por Claudio X González. Xóchitl Gálvez ha sido desenmascarada como traficante de influencias, como socia de desarrolladoras involucradas en los negocios del cártel inmobiliario en la Ciudad de México y como posible evasora fiscal. Es una millonaria que de indígena, puede tener la sangre y la apariencia, pero que en su comportamiento como persona y política, muestra todos los vicios que vemos en el resto de los integrantes del grupo reaccionario.
La jugada maestra del presidente López Obrador, el jaque mate que se prepara y que resulta ya indefendible para quienes juegan del lado de la derecha, está maduro y en espera del siguiente movimiento, que no dilatará más de unos meses. La oposición está enfocada en lo imposible. Levantar la imagen de su “virgen” Xóchitl, a punta de “billetazos” y encuestas a modo. Atacan al presidente López Obrador día y noche, intentando callar su voz crítica que delata la corrupción de la Señora X. Mientras tanto, las tres “corcholatas” de Morena se consolidan territorialmente. Fortalecen sus posiciones y van por una candidatura de izquierda que quedará en buenas manos, gane quien gane de entre los tres competidores.
López Obrador distrajo la atención de las “corcholatas” y les ha dado el tiempo suficiente para ganar impulso y terreno. Y sin romper la Ley. Acatando siempre las disposiciones del INE, del Tribunal Electoral y de los ministros de la Suprema Corte. La batalla que libra la oposición en este momento, intentando fortalecer artificialmente a Xóchitl Gálvez, en realidad la debilita día con día, al aparecer más información objetiva y elementos de prueba que la exhiben como una integrante más de la corrupta clase política neoliberal y no como la “izquierdista de chocolate”, o la “humilde indígena” que infructuosamente quieren vendernos.
López Obrador ha jugado magistralmente. El futuro del Movimiento de Transformación es claro. Ha enfrentado personalmente la cargada opositora y ha respondido con jugadas ganadoras que le aseguran la victoria final en esta partida.
Si buscara una figura alegórica para sintetizar todo ese trabajo político de primera, pienso que la más adecuada, es la que recuerdo haber visto en un grabado, hace un tiempo, en un libro infantil.
Un organillero gitano toca su acordeón, mientras sujeto a una cadena, un oso enorme pero bien amaestrado, baila al son de la melodía que nace del deseo de quien la ejecuta.
La oposición termina siendo ese oso, o una especie de paloma dócil que come de la mano de quien le acerca un poco de alimento, para que sobreviva un día más.
Malthus Gamba