La visita de AMLO a Trump tiene muy nerviosa a la oposición; ¿a qué le temen?
Como lo anunció recientemente en una de sus conferencias mañaneras, el Presidente López Obrador viajará a Washington a encontrarse con el Presidente Trump los primeros días de julio, y probablemente también con el Primer Ministro Trudeau, aunque esto último aún no ha sido confirmado. El objetivo de la reunión, es dar juntos el banderazo de salida a la aplicación del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica.
Desde el punto de vista geopolítico esto es muy relevante, porque confirma el hecho de que en el futuro, la economía del mundo dejará de priorizar la globalización, para dar paso a estrategias de regionalización de los negocios, y ésta asociación entre los tres países, integra la región comercial más poderosa del planeta, con más de 500 millones de consumidores regionales, enormes riquezas naturales y una gran capacidad de producción de bienes y servicios dentro de los tres países.
Desde la óptica nacional es una muy buena noticia. Hay que recordar que durante 2019 las exportaciones de México a Estados Unidos crecieron en un 3.5%, rompiéndose todos los records en el monto del intercambio comercial entre los dos países, y México se colocó como el mayor socio comercial de ese país, superando a Canadá y a China. Hoy prácticamente el 15% del comercio exterior de los estadounidenses lo realizan con México; para nosotros, su mercado representa casi el 80% de nuestras exportaciones, y les vendemos 100 mil millones de dólares más de lo que les compramos.
El impulso decidido que están dando los líderes de los tres gobiernos a la aplicación de este tratado, es sin duda una apuesta, sobre todo de parte de México, a convertirlo en uno de los motores fundamentales de la reactivación económica, en la que van a participar todo tipo de empresas instaladas en nuestro país, y seguramente muchas empresas nuevas que se instalarán aquí al amparo de los beneficios de este acuerdo.
Por todo esto, no deja de sorprender que prácticamente todos los miembros de la oposición y sus voceros, estén reaccionando como desesperados, porque el Presidente decidió reunirse con Donald Trump. No estamos bien seguros qué es lo que les molesta o a lo que le temen tanto. Aparentemente el impulso al tratado, que tanto va a beneficiar a las empresas de éste lado de la frontera, es lo que menos les importa.
Después del trato humillante y hasta ofensivo, que le dio Donald Trump a los funcionarios del gobierno de Peña Nieto cuando lo trajeron a México como candidato, y del que les siguió dando hasta que dejaron el gobierno, ha sido muy sorprendente el respeto inesperado, y el nivel de colaboración que ha demostrado a partir de la llegada del Presidente López Obrador al gobierno, sin haber dejado de utilizar en ciertos momentos estrategias de presión muy agresivas, que fueron exitosamente manejadas por la diplomacia mexicana, sin necesidad arrastrase o de volver a darle el Águila Azteca a su yerno, como lo hizo el gobierno anterior.
Hay que recordar que principalmente el PAN, mostró una actitud bastante fuera de lugar durante las elecciones de Estados Unidos, exhibiéndose públicamente con playeras que apoyaban a Hillary Clinton en el recinto del congreso mexicano, o reuniéndose con miembros del partido demócrata en Estados Unidos, como lo hizo Margarita Zavala con la señora Clinton.
Este apoyo manifiesto a los adversarios políticos del Presidente Trump por parte de la oposición, los coloca en una posición que ellos pueden estar percibiendo como muy riesgosa durante la reunión que van a sostener los dos presidentes.
Están nerviosos y asustados, y tienen razón. En una posición tan débil como la que tienen desde su perspectiva electoral, lo que llegue suceder en los Estados Unidos con el asunto de García Luna – Calderón, puede incidir en forma devastadora sobre el futuro de su permanencia en la escena política de México.
Aunque el objetivo de este encuentro está claramente orientado hacia la colaboración comercial entre ambos países, no se descarta la posibilidad, de que nada más de pasadita, a las aspiraciones de la oposición, se las lleven de corbata.