LA ÚLTIMA GRAN BATALLA DE AMLO
Tardaron 36 años los Poderes Fácticos en México, para implementar un régimen de corrupción dentro del gobierno federal. López Obrador en solo seis años, destruyó esa estructura corrupta que permitía el saqueo de la riqueza nacional y brindaba impunidad a los traficantes de influencias.
El Movimiento de Transformación llegó con fuerza al poder y respaldó al presidente en su lucha permanente en contra de un aparato contaminado por la corrupción, el cual le hizo frente, en un intento final por mantenerse vigente.Pero fue en vano.
Los poderes fácticos dejaron de tener presencia en la administración pública. Los poderosos traficantes de influencias se vieron obligados a pagar impuestos, en forma idéntica a como lo hace el resto de los ciudadanos. Se terminaron los negocios que lastimaban a la sociedad mexicana, como el control del monopolio de los medicamentos. Ya no manejan centros penitenciarios privados. Perdieron el gran negocio del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, que pretendían construir en el suelo pantanoso de Texcoco. Sus medios de manipulación dejaron de recibir cantidades millonarias por concepto de publicidad y los propietarios de los mismos, no han vuelto a hacer otro tipo de negocios con el gobierno. Sus cabilderos ya perdieron el control del Congreso de la Unión. Mantienen una fuerza relativa al interior del Instituto Nacional Electoral, que no resulta suficiente para obtener triunfos fraudulentos en los procesos electorales.
El trato preferencial que tuvieron los viejos traficantes de influencias, terminó.
El último reducto sólido que mantienen con dificultades, está a punto de caer. El Poder Judicial va a vivir un proceso renovador, ahora que la Reforma Constitucional que lo depura, es un hecho casi consumado.
La mayoría calificada conseguida por Morena y sus partidos aliados en la pasada elección, abre la puerta a este cambio trascendental para el país.
Está por caer el último reducto de la corrupción en México y con ello, la limpieza administrativa iniciada hace casi seis años, alcanza la meta fijada.
Aquellos que se sintieron por años dueños de México, van a quedar desarmados y en una posición de debilidad, que les impedirá aspirar a revivir el régimen decadente que crearon para beneficio propio.
El día de hoy da inicio el periodo de consultas públicas, debate y parlamento abierto, donde se discutirán las distintas visiones que existen sobre esta Reforma al Poder Judicial.
La iniciativa presidencial sobre este asunto, está a la vista de todos y deberá ser analizada, valorada y discutida a fondo, durante los meses de junio, julio y agosto de este año, para alcanzar acuerdos sobre sus alcances y posibles modificaciones.
Pueden participar la sociedad civil organizada, los integrantes del Poder Judicial, los académicos y especialistas en la materia. Todos los que puedan aportar algo a esta reforma, han sido invitados. Y tres meses es tiempo suficiente para discutir y dar a conocer el contenido de los cambios propuestos.
Tres meses. Porque de acuerdo a lo manifestado por el presidente López Obrador, en septiembre de este año, al entrar en funciones la nueva Legislatura en el Congreso de la Unión, la votación para aprobar la reforma, se realizará de manera casi inmediata.
Con su mayoría calificada, el bloque de izquierda encabezado por Morena, no tendrá problema alguno para sacar adelante esta reforma tanto en la Cámara de Diputados, como en la de Senadores. Y ni la Suprema Corte de Justicia de la Nación, podrá impedir que se promulgue la nueva Ley, una vez que sea aprobada por la mayoría de los congresos estatales del país. No tiene facultades para hacerlo.
Los Poderes Fácticos en México, reciben fuerte apoyo desde el extranjero, porque al mismo tiempo que la corrupción permite a los traficantes de influencias nacionales la obtención de cuantiosas ganancias, facilita a las empresas extranjeras, que utilizan la misma vía de la corrupción para adueñarse de la riqueza de otras naciones, el obtener enormes beneficios en donde el caos es la regla de oro predominante.
Por eso hoy vemos a los medios masivos de desinformación extranjeros, lanzarse con todo en contra del presidente López Obrador y de la próxima presidenta del país, Claudia Sheinbaum, intentando impedir del modo que sea, el avance de esta reforma.
Para los mexicanos, resulta más que evidente la forma en que opera el Poder Judicial. Se vende al mejor postor. Privilegia al rico y es ciega y sorda ante el reclamo de justicia del pobre. Libera delincuentes comunes y de cuello blanco, si en pago es atractivo y suficiente. Permite que personas inocentes pasen años en la cárcel, por falta de una sentencia que se niegan a emitir, ya sea por negligencia, o por instrucción de quien paga generosamente por esos servicios.
La reforma que se aprobará en septiembre, ha sido reclamo permanente de la sociedad mexicana.
Forma parte del Programa que impulsa el Movimiento de la Cuarta Transformación del país. No puede quedar pendiente para tiempos futuros. Es urgente y por lo mismo, el presidente en funciones y la próxima presidenta de México, han declarado que después del periodo deliberativo, esta reforma será discutida en el Congreso de la Unión, durante el primer periodo de sesiones que inicia en septiembre próximo.
Esa reforma será promulgada y publicada en el Diario Oficial de le Federación, por el hoy presidente López Obrador.
Será el broche de oro para un sexenio que concluye, con esta medida depurativa, la tarea que erradica la corrupción al interior de uno de los tres Poderes de la Unión.
Se termina con la fuerte influencia de los Poderes Fácticos en la actividad político-administrativa del país. Quedan desarmados los traficantes de influencias nacionales y extranjeros.
Se dan garantías de verdadera justicia a los empresarios que invierten en México. Habrá reglas claras que aplican para todos del mismo modo.
Se acaba dentro del Poder Judicial, con la vieja práctica de “el que paga manda”.
El Pueblo, tan lastimado por el aparato de “injusticia” que padecimos durante décadas, recibirá el mismo trato que se brinda al dueño del dinero. Justicia y piso parejo para todos.
Esta es la última batalla que libra como presidente López Obrador. Con la victoria que se dará en septiembre, cumple su promesa de limpiar al país de corrupción.
Se podrá jubilar tranquilo y feliz, con la seguridad de haberle cumplido a su nación y a los mexicanos.
Por eso resulta indispensable que el Pueblo lo acompañe y respalde en este último episodio de un combate librado durante los pasados seis años.
Tenemos todo para dar el golpe final a la corrupción. Congreso con mayoría calificada. Una presidenta electa salida del Movimiento del Cambio. Gobiernos estatales surgidos de Morena y partidos aliados.
No bajemos la guardia en este momento importante.
Vamos unidos con López Obrador y Claudia Sheinbaum.
Porque la Cuarta Transformación, va. Y el Segundo Piso del Cambio, va también.
Malthus Gamba