Hace más o menos un mes citamos las cifras publicadas por Mitofsky, la encuestadora favorita de Televisa y una de las más beneficiadas en regímenes anteriores, en las que calculaba que la gran idea de formar un bloque entre el PRI, el PAN y el PRD para competir juntos en el proceso electoral de este año, los había hecho perder un número considerable de votantes, si se compara su preferencia electoral como partidos separados uno del otro.
Para cualquiera que tenga algo de idea y esté más o menos familiarizado con las cifras estadísticas de preferencias electorales, no era un ejercicio complicado concluir, que como dice el diputado Fernández Noroña, la suma de debilidades no da fortaleza, en especial cuando estos partidos sumaban juntos una preferencia negativa de casi 70%; es decir, que ganando todos los votos posibles, su mejor resultado sería conseguir poco más del 30% de los votos en la elección.
Sin embargo y a pesar de esto, que debería ser suficiente para tomar una decisión distinta a la que tomaron, parece que fue más relevante la idea genial de Claudio X González para consolidarlos en un solo bloque, que la lógica derivada de la estadística política. Y así lo hicieron.
Esta decisión no solamente los va a perjudicar en este proceso electoral, sino que ha logrado terminar con la farsa histórica que vinieron desempeñando durante décadas, simulando ser opositores unos de otros, representando una opereta tragicómica que una buena parte de la sociedad tomaba en serio.
Se les cayeron las máscaras y no van a poder volver a usarlas en el futuro, ni en esta ni en ninguna otra elección por venir, sin ser calificados como farsantes, simuladores y engaña bobos por la mayoría de los ciudadanos.
Recientemente también la encuestadora Parametría, publicó los resultados de un sondeo que revela prácticamente los mismos datos que Mitofsky en relación con la pérdida de votos para la coalición del PRIAND.
De acuerdo con esta encuestadora, si estos 3 partidos fueran a competir juntos en las elecciones de este año, la suma de sus preferencias electorales alcanzaría un 38% de los votos; sin embargo, al hacerlo juntos solamente lograrán un 29%, perdiendo 9 puntos porcentuales que son equivalentes a perder uno de cada 4 votos que habrían recibido de no haberse juntado.
Si bien las cifras que presentan las encuestadoras en general no son una referencia confiable, en virtud de su evidente proclividad a favorecer a quienes pagan por sus estudios, no podemos descartar que los resultados publicados por todos ellos resulten ser una estrategia para crear exceso de confianza en el electorado, tratando de evitar que se lleve a cabo una votación masiva que dejaría sin oportunidad de ganar algo a la oposición, no deja de sorprender la aparente estupidez subyacente en la toma de decisiones de la oposición.
Su desesperación, su falta de propuestas, sus palos de ciego, la reanimación de personajes políticamente muertos en apoyo de su despropósito, los ataques apaches sin orden ni razón contra cualquier cosa que haga el gobierno federal y tantas otras ridiculeces derivadas de comportamientos infantiloides que hemos visto últimamente en todos estos personajes moralmente derrotados, nos confirman que es muy difícil que puedan ganar algo en este proceso electoral, siempre y cuando todos los ciudadanos salgamos a las urnas a depositar nuestro voto.
No nos podemos confiar y cantar victoria sin cubrir ese requisito fundamental en ambos procesos electorales; el de junio 6 donde elegiremos alrededor de 23 mil cargos públicos y el del 1º de agosto donde decidiremos enjuiciar a los 5 delincuentes que destruyeron este país desde la presidencia en los últimos 40 años.
Como dijo el poeta cartaginés Pulvio Terencio “Cuando se puede evitar un mal, es necedad aceptarlo”.