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La derecha tiembla cuando escucha hablar inglés
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La derecha tiembla cuando escucha hablar inglés

Por: Rafael Redondo
@redondo_ rafa

El presidente de México, decidió, en un acto no sólo de congruencia, sino de renovación de la posición de nuestro país como actor internacional, no acudir a la Cumbre de las Américas, convocada por el presidente Biden, y de inmediato, la derecha mexicana, arcaica y acomplejada, respondió con su tradicional, “no a todo”. Luego, se rasgaron las medias con las acusaciones de Ted Cruz y Marco Rubio sobre una supuesta relación estrecha de López Obrador con los grupos delincuenciales.

Nada que nos extrañe de algunos políticos maniqueos estadounidenses. Habría que preguntar a los senadores estadounidenses y a los críticos de López Obrador, ¿cómo llegan las sustancias al consumidor final dentro del territorio estadounidense, el mercado de adictos más grande del mundo? Seguramente, las sustancias tienen pies y se desplazan como Pedro por su casa a lo largo y ancho de Estados Unidos.

Nada que nos extrañe, ni de los estadounidenses que no pueden con Rusia ni con la serie de tiroteos dentro de su territorio, producto de una sociedad evidentemente enferma. Tampoco de la derecha mexicana, hundida en su complejo de inferioridad.

Voy a atreverme a mencionar tres Leyes que deberían tomarse en cuenta, cuando de relaciones internacionales se trata, a riesgo de que cualquier auténtico experto en el tema, me vaya a juzgar de reduccionista (y dije, auténtico experto, eso no incluye, ni a Dresser, ni a Leo Zuckermann, por mencionar solo algunos); sin embargo, creo que estos tres elementos resultan indispensables, antes de lanzarse de inmediato hacia el servilismo y una admiración (equivocada), para con el país del norte.

1.- Ley de la Selva: las relaciones entre naciones, no son una democracia, sino la ley del más fuerte. Las diferencias entre una nación y otra (densidad poblacional, extensión territorial, materias primas, capacidad económica, valores, gobernabilidad, etcétera), crean una irregularidad entre cada uno de los entes. No es una relación entre iguales.

2.- Ley del Capote de Brega: igual que un torero utiliza un capote para resolver los embates del toro, cada miembro de la comunidad internacional, debe aprender a negociar, para alcanzar una vecindad saludable con los demás entes. Si quiere darle un buen desempeño al capote, este ente debe tener muy claras sus capacidades, tanto fortalezas como debilidades, antes de salir al ruedo.

3.- Ley del Mapa: cada miembro de la comunidad internacional, debe tener muy clara su posición en el mapa, porque esa cualidad es prácticamente inamovible, a menos, que ocurra una migración masiva, o una decisión política que decida colocar a todo un pueblo, en determinado territorio (existen casos como Israel). Hoy, por ejemplo, la Unión Europea, no está sabiendo negociar con su vecino, Rusia.

Pongamos dos ejemplos:

A) Europa: en un territorio pequeño, muchos pueblos a quienes une, la etnia, el idioma, la región, etcétera, han sido origen de innumerables conflictos a lo largo de la Historia. Los momentos de estabilidad, han sido resultado de poderes supranacionales (el Imperio Romano o la Unión Europea). Para incrementar la complejidad, Europa, tiene que compartir relaciones de todo tipo, con África del Norte y Medio Oriente, culturas totalmente diferentes a la europea.

B) América: un territorio enorme, flanqueado por dos océanos, cuyas culturas autóctonas, todas, padecieron una conquista. A diferencia de los territorios que hoy son Canadá y Estados Unidos, cuyos colonizadores decidieron mantener de lado a los nativos, España optó por el mestizaje. Estados Unidos, utilizó un motor basado en ideologías, no lejanas de la religión, como el Destino Manifiesto para acelerar su desmedido expansionismo, y el liberalismo, para fortalecer su capacidad económica. Irónicamente, la migración desde el sur, pareciera reclamar a Estados Unidos, ese territorio apropiado por métodos no muy nobles.

Como podemos observar, la realidad de cada pueblo es muy distinta; de ahí, la disparidad, de ahí, que sea imposible responder a estas realidades utilizando moldes, de ahí, que un acercamiento al análisis de las relaciones entre naciones, debe estar basado en metodologías que produzcan resultados y no en ideologías que sólo complican más el panorama. Razón (método) versus Emociones (ideología).

La primera Cumbre de las Américas, fue convocada en 1994 por el presidente Bill Clinton, con la intención de trazar sus directrices, frente a un mundo unipolar, surgido luego de la caída del Muro de Berlín. Desde entonces, esta reunión ha sido un ejercicio estadounidense, marcando, ellos, la pauta del comportamiento, que, según su visión e intereses, debe regir al continente, dividiendo a los países entre “buenos” y “malos” (ya conocemos el discurso, dictadores contra democráticos, el maniqueísmo característico de la política exterior estadounidense y de la mentalidad estrecha de la derecha):
* Libre comercio
* Respeto irrestricto a la propiedad privada
* Instituciones favorables al despliegue de la acumulación capitalista
* La globalización

Para decirlo coloquialmente, el vecino millonario del barrio, estableciendo las reglas del juego.

En estas cumbres, difícilmente se toman en cuenta las realidades locales. Tampoco, se considera que la democracia liberal no funciona igual para todos (no funciona igual una familia adinerada y unida -quizá de manera forzada o fingida, pero unida- que un padre viudo, con tres hijos adolescentes y un salario mínimo).

Mientras en Cuba, por ejemplo, los niveles de violencia son casi anecdóticos, en Estados Unidos, los niños toman un arma y asesinan para resolver sus conflictos. Estas realidades, no se toman en cuenta. A problemáticas particulares, soluciones particulares.

En la cumbre de Lima en 2018, la protagonista fue la corrupción del mundo capitalista, con los escándalos de los Panama Papers, Odebrecht, Cambridge Analytica… exhibiendo de manera vergonzosa, a un modelo económico que Estados Unidos concibe como único, y quienes padecieron los estragos de esta corrupción, fueron los países de Latinoamérica. Los pecados tarde o temprano, salen a la luz. Como acotación, a esta cumbre con sede en Perú, el anfitrión, Donald Trump, canceló su asistencia y la derecha mexicana, no dijo ni pío.

Está claro que México, debe convivir con el vecino de al lado, el más rico del mundo, con el que compartimos más allá de una integración económica regional (T- MEC), una integración histórica y cultural (Ley del Mapa y Ley de la Selva); pero, México es la economía número 13 del mundo, con una posición privilegiada frente a la potencia, a diferencia del resto de Latinoamérica; es decir, debemos asumir ese liderazgo latinoamericano, no para nuestro beneficio, porque eso no es liderazgo, esa actitud ventajosa; sino, para defender en lo posible, los derechos de nuestros vecinos del sur.
Sabemos, que dos de nuestros grandes problemas (narcotráfico y migración ilegal) son una responsabilidad compartida con Estados Unidos: no se puede parar el negocio ilegal de sustancias, sin antes parar el consumo en Estados Unidos.

México, tiene el privilegio de tener dentro de su territorio, el acervo del florecimiento de grandes culturas (Olmeca, Maya, Tolteca, Mexica). Pocas naciones del mundo, tienen este honor y esta herencia: una visión completamente distinta a la occidental, de la que podemos echar mano para enfrentar realidades complejas. Sin embargo, la hemos concebido durante siglos, como una vergüenza o pecado original. Los indios son bonitos para el folklore, no para tenerlos en la familia. Una cerrazón absurda, basada en el racismo. Así hemos mantenido esta riqueza, en el congelador. Hago hincapié en este punto porque tratar de ocultar estas culturas, que tienen valores y conocimientos ancestrales, que representan un potencial vivo para nuestro país, y que nos avergüenzan, resulta en un absurdo. Es como si China, escondiera la riqueza de su cultura milenaria, que es hoy, sin duda, una de las razones de su éxito reciente.

El presidente, por fin está utilizando la Ley del Capote de Brega: una relación respetuosa, no significa sumisión. Estados Unidos, tiene el poder económico, pero, su modelo no es ni el único, ni el mejor. México, tiene un potencial distinto, quizá mayor en otros sentidos (cultural, por ejemplo). México, tiene como aliados naturales a toda Latinoamérica, incluido Brasil, con quienes compartimos más semejanzas, que diferencias. Tenemos muchas canicas para entrar al juego, lo único que hace falta, es que las veamos.

Un ejemplo palpable de la vulnerabilidad de las potencias, es en este momento, atestiguar que la fortaleza alemana esté puesta en jaque, ante una economía menor, la rusa, simplemente con cerrar la llave del gas.

La derecha mexicana, opta por bajarse los calzones cuando escucha hablar inglés. Opta por la sumisión, no por la negociación. A la derecha, le molesta que defendamos muchas de las decisiones del presidente, pero, ¿qué más se puede defender si ellos, o siguen anclados en 1521, o de plano, no tienen ninguna propuesta inteligente?

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