Noticias

La Cuarta Transformación: Recuperando la Historia de México
Columnas, Estados, Nacional

La Cuarta Transformación: Recuperando la Historia de México

“Si se me pidiera que resumiese en algunas palabras la Tesis
esencial que he tratado de defender en mis ensayos filosóficos, diría:
Marx ha fundado una ciencia nueva, la ciencia de la Historia. Y
añadiría: este descubrimiento científico es un acontecimiento teórico
y político sin precedentes en la historia humana. Y precisaría: este
acontecimiento es irreversible”: Louis Althusser.

La cita de Althusser tiene mucho que ver con lo que ya comienza a señalar, con temor y molestia, la clase conservadora mexicana.

Hemos escuchado muchas veces al presidente López Obrador, hacer señalamientos en el sentido de que “no conocer la historia, nos lleva a repetir los errores del pasado”. Creo que para nadie queda oculto el valor de esta verdad.
Conociendo nuestra historia, tenemos oportunidad de saber dónde han estado nuestros aciertos como mexicanos, así como comprender que nuestros fracasos, son fruto de los errores que se cometieron en el curso del camino.

Como ciudadanos, marchamos de la misma manera. Caminamos por la vida, intentando comprender mucho de lo que acontece en esa ruta, en base a la educación y cultura recibidas, así como a la experiencia que vamos acumulando paso a paso.
Intentamos repetir las acciones que nos han traído buenos resultados y evitamos aquellas otras que consideramos equivocadas.

Las sociedades marchan de la misma manera. Siguen su rumbo natural, en el que aciertos y fracasos se suceden, o se alternan. Si se conoce dónde hubo error y dónde fueron acertadas las decisiones, es factible que la ruta se facilite al intentar avanzar por el camino seguro y no por el difícil sendero del error.
Algunos individuos escriben a lo largo de su vida un diario. En él van señalando los accidentes existenciales que han encontrado durante sus años de vida. Ese diario es una guía personal que, bien escrito, sirve de referencia para las etapas que faltan por recorrer.

En la vida de los pueblos, el diario de ruta, se llama Historia y se escribe, de acuerdo a la percepción de quién se dedica a narrar los hechos.

Mi diario personal, narra la visión de la existencia, de acuerdo a mi muy particular punto de vista.
La Historia de una nación, la escriben quienes son responsables de marcar el rumbo del país. Esto es, la clase gobernante.

Del México prehispánico poco sabemos. Los códices, la visión quienes gobernaron el vasto imperio azteca, así como de aquellas otras culturas americanas, nos dicen poco. Sin embargo, hay trabajos como el de Miguel León Portilla, con su “Visión de los Vencidos”, que intenta rescatar el punto de vista de los naturales de esta tierra, en los terribles tiempos de la conquista española.

Esa Historia es tan válida, como la que escriben los comentaristas de las órdenes religiosas españolas. Solo que durante los trescientos años de dominación colonial, la narrativa oficial fue la que manejaron los conquistadores. Esa historia con visión europea, fue la que se manejó como cierta, durante toda la era colonial en nuestro país.

Lo mismo sucedió durante el México independiente. Los conservadores, en permanente conflicto con los liberales, escribieron su visión histórica, de acuerdo al punto de vista que defendía su corriente ideológica y política. Hubo gente de mucha calidad, como Lucas Alamás, el teórico conservador más prominente. Del lado liberal, se construyó una Historia, que se convirtió en la oficial, después de la Guerra de Reforma y el triunfo ante el Segundo Imperio.
El porfiriato también escribió su visión histórica, donde el dictador era destacado como el constructor de una paz y un progreso permanentes. Los crímenes de este gobierno se ocultaban y la gente de aquella época creció y se formó, de acuerdo a la Historia oficial que le crearon.

La Revolución tiene sus distintas visiones, de acuerdo a quienes defienden los momentos maderista, convencionalista, carranzista y zapatista y obregonista, respectivamente.

Cada gobierno entrante, auxiliado por los intelectuales, historiadores y medios de comunicación disponibles, crean su narrativa histórica. Y esa es la Historia que se imprime y difunde de manera oficial.
Los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional, también han creado un discurso histórico, que manejan como verdad oficial. En él, aparecen los momentos luminosos, o menos sucios, que se vivieron durante los sexenios en que gobernó un partido u otro.

Poco se dice de los errores y acciones reprobables cometidas, durante dichos gobiernos. Se niega esa parte de la Historia y como no está escrito lo referente a ese lado oscuro, es fácil hacer creer a la sociedad, que jamás sucedieron esos hechos.

¿Qué pasa en este momento con la Historia oficial?
Pues que comienza a escribirla la Cuarta Transformación, donde la intención democrática del cambio de régimen, obliga a transparentar todo lo sucedido en el pasado, para que el pueblo mexicano no vuelva a incurrir en los errores que precipitaron al país en el caos, la desigualdad y la violencia.

La gran aportación de Marx a la que se refiere Althusser, es ésa.

Reevaluar la Historia de manera permanente es de suma importancia para cada sociedad.
Los neoliberales enaltecieron las figuras que fueron origen de su realidad. Por ejemplo, aplaudían a personajes como Agustín de Iturbide, Porfirio Díaz y Carranza, que fueron defensores férreos del conservadurismo. Menos importantes para ellos fueron los antagonistas de estos personajes: Guerrero, Villa y Zapata.
La Historia no es una disciplina sobre las cosas muertas, o sobre un pasado inamovible. Es una disciplina interpretativa que se practica en forma permanente.

Lo que sucedió en el pasado, tiene necesariamente repercusiones en el presente y tendrá mucho que ver con el futuro.
El materialismo histórico, es una disciplina creada por Marx, que enseña a mirar los hechos del pasado, para enlazarlos correctamente al presente.

El periódico Reforma publicó hace unos días una nota, en la que señala que la Cuarta Transformación, pretende “alterar la Historia oficial”, quitando mérito y brillo a la “alternancia” que significó el foxismo.

Los conservadores no quieren que la Historia oficial se mueva. No quieren que exista un discurso que exhiba el fracaso del neoliberalismo. No quieren que se revalúe el periodo del priismo y del panismo.

Saben que la visión objetiva, dialéctica de la realidad, abrirá los ojos a la sociedad, sobre el fracaso contundente de una etapa histórica lamentable.

Por eso la alarma del Reforma sobre este asunto.
Pero la Cuarta Transformación debe trabajar desde ahora sobre la visión exacta del pasado y del presente, según lo miran quienes manejan educación y gobierno en este momento.
Muchos espacios oscuros existen sobre acontecimientos trascendentales del pasado reciente y hay que aclararlos.
Debe haber estudios históricos sobre la génesis, vida y muerte del priismo, panismo y liberalismo en el país.
Si las cosas marchan bien para la Cuarta Transformación, estaremos hablando de un espacio de gobierno de más de seis años.
Ese periodo, debe tener su identidad propia y su interpretación histórica particular.
Pésele a quien le pese.

La narrativa de la Cuarta Transformación, debe empezar ya.

Malthus Gamba

Notas relacionadas

Noticias de México y el mundo, sin adornos ni filtros, directas y fieles a la realidad, ¡todo lo que necesitas saber!