La comunicación después de AMLO
La estrategia que ha aplicado el gobierno del presidente López Obrador en materia de comunicación está completamente centralizada a partir de las conferencias matutinas que son un ejercicio inédito en el mundo; una rendición permanente de cuentas, un proyecto informativo de acciones, planes y programas, un instrumento para desenmascarar la corrupción y despertar la consciencia ciudadana, además de una cátedra de historia, política, economía y mucho más, que marca la agenda política diaria en el país.
A pesar de ser un proyecto difundido solamente desde plataformas en las redes sociales de internet, sin utilizar otros medios electrónicos o escritos, tiene una penetración envidiable porque su contenido es replicado por cientos de miles de cuentas de redes sociales y mencionado por miles de medios todos los días.
El gobierno que cuenta con otros instrumentos de comunicación a su alcance inmediato, ha decidido no echar mano de ellos, concentrándose casi exclusivamente en las mañaneras. Así, su agencia de noticias ha estado prácticamente silenciada en medio de una huelga interminable y sus medios electrónicos de radio y televisión han sido dejados de lado, difundiendo básicamente lo mismo que difundían en los sexenios anteriores con cambios menores poco significativos.
Su efectividad es producto de la credibilidad de la que goza el gobierno y de la popularidad del presidente entre la mayoría de los habitantes del país, el cual se ha mantenido soportado por el cumplimiento permanente y con creces de las promesas hechas al inicio de su gestión,
además de estar respaldada por los resultados de los programas y proyectos gubernamentales que han cambiado las vidas de 30 millones de familias en casi 5 años.
Sin embargo, difícilmente la comunicación del siguiente gobierno, sin importar quien lo encabece, podrá continuar teniendo el mismo éxito que ha tenido este, utilizando exclusivamente las mañaneras y esto siempre que no decida cancelarlas. Casi con seguridad el siguiente presidente o presidenta tendrá que apoyar su estrategia, por lo menos en los instrumentos de comunicación adicionales con los que cuenta el estado.
El reciente anuncio sobre la próxima desaparición de Notimex, limita aún más las posibilidades de acción del gobierno que viene, dejándolo exclusivamente con los canales y frecuencias del Estado, porque el apoyo gratuito y espontáneo que hoy recibe de medios alternativos y comunicadores independientes, nacidos prácticamente con la 4ª transformación, no va a ser el mismo.
El voto masivo para uno u otro candidato de Morena va a ser producto fundamentalmente de la influencia del presidente y de los resultados alcanzados en estos primeros 6 años de la 4ª Transformación; la confianza o simpatía que se pueda tener por el candidato vienen en segundo lugar.
Después del cambio de gobierno el nuevo mandatario va a estar solo y tendrá que trazar su propio camino en la comunicación, teniendo que continuar de alguna forma el ejercicio de las mañaneras, tal vez con un formato distinto, en otro horario, con otra frecuencia o como decida, pero mientras alinea los demás instrumentos de los que puede echar mano y que no necesariamente descartan llevar a cabo un nuevo pacto con los medios de propaganda masivos, es casi seguro que al principio tendrá que mantener vivo el ejercicio de informar directamente al pueblo sobre su trabajo, porque le va a tomar tiempo poder sustituirla si así lo decide y el apoyo espontáneo que reciba de los ciudadanos y de los medios alternativos no está asegurado de ninguna forma.
Hay que tomar en cuenta que este ejercicio, arraigado en la consciencia colectiva durante los últimos 5 años, nos cambió a todos.
Como dijo el poeta Pablo Neruda: “Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”.