La clase huye de la historia
Postigo
Por José García Sánchez
@Josangasa3
En un mundo maniqueo de blanco y negro, buenos y malos, leales y traidores, la clase media está acostumbrada a caminar en el fiel de la balanza sobre el filo de esos valores, se pierde en la inmensidad de la falta de identidad hasta iniciar su andar por el filo de la navaja de la historia cambiando de piel y mutando a través de la movilidad social.
El vocablo “media”, es, en el universo semántico, una ambigüedad en el concepto y un extravío en la definición.
La conformación de la clase media en México la convirtió en el contribuyente cautivo. El prisionero de los padrones, un número de las encuestas, el incondicional del miedo a lo largo de muchos años, mientras para los empresarios hubo facilidades, incluso exenciones totales, para los trabajadores y todo tipo de apoyos. La clase media no participó en la discusión de la forma de pagar sus impuestos. Se le impusieron condiciones, tasas, tiempos, formatos, etc. que terminaron por convertirse en enemiga del gobierno, por lo menos en el aspecto tributario. En México nadie está orgulloso de pagar impuestos ni lo adopta como una manera de reclamar sus derechos. Por ejemplo, el ISR lo paga totalmente el trabajador, de manera poco amigable, en una especie de subsidio del empleado hacia el empresario.
La clase media es el campo de batalla de la movilidad social. Esta dinámica le impide mantenerse estable en más de un sentido, para apreciar la realidad y conocer su lugar en la sociedad y, por lo tanto, en la política. En México este segmento de la sociedad es muy joven, el salto del feudalismo al proyecto democrático, donde trataron de colocar puentes algunos intelectuales mexicanos, cobra ahora sus consecuencias con un egocentrismo exacerbado, un individualismo obsesivo, un rechazo resentido que evita tomar conciencia sobre la realidad.
Así, una parte de la clase media mexicana busca la evasión en sus cotidianeidades antes de tomar una postura definida en la política. La inestabilidad que le produce tener un trabajo no seguro, el aumento de los precios, las ambiciones frustradas, las ambiciones truncas, los proyectos abortados, impulsan el rechazo a la política, práctica la que consideran el origen de todos sus males.
El simple riesgo de considerar perdido lo que tiene ante cualquier cambio, se convierte en un rechazo a todo gobierno, sin importar ideología, la falta de solidez que impulsa la estabilidad laboral, económica, educativa crea una incertidumbre de la que culpa al gobierno, visto como una extensión de toda política habida y por haber.
El surgimiento de la división del trabajo sólo reconocía al explotado y al explotador. Al amo y al siervo, al que obedecía y el que mandaba. Los poderosos dejaron se hacer el trabajo sucio, de latiguear esclavos o de forzar a la explotación a los trabajadores y dieron origen a los capataces, que se convirtió en el segmento de la población que estaba en medio, génesis de la clase media. Ni era empleado ni era patrón, simplemente el que obligaba a la puntualidad, la eficacia, la disciplina laboral, la incondicionalidad cotidiana. Eran una especie de pobres controlando a otros más pobres.
La diferencia estribaba en que ellos recibían órdenes directas del patrón y eso les acercaba a ellos y los alejaba del obrero, del trabajador. En México, los capataces, los mayorales solían infundir más miedo que los hacendados.
El extravío de su lugar en un país donde la movilidad social es radicalmente dinámica, dificulta incluso su definición. Así, la clase media puede situarse en lo que no es, pero se escabulle de definición para decir lo que es.
Así, huye de la pequeña burguesía como antecedente histórico, y también como trabajador, obrero o campesino como definición presente.
La clase media no se define ahora por el poder de consumo, como en algún momento sucedió con el objetivo de darle una ubicación precisa, se presenta como una postura política que lo mismo rechaza partidos que políticos con el pretexto que ese segmento de la población convirtió en clásico: todo es igual nada ha cambiado, todos son iguales. Es decir, la clase media en México, en este momento es una forma de pensamiento político.
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