Inicia Lula su gobierno recibiendo la banda presidencial de manos de “representantes del pueblo”

Debido a que el presidente saliente, Jair Bolsonaro, huyó de Brasil acompañado de su esposa, hija y un nutrido puñado de asesores, con rumbo a los Estados Unidos, en lo que centenares de miles de brasileños opinan que fue un acto de fuga de la justicia, el presidente entrante, Luis Inácio Lula Da Silva, optó por reunir un grupo que incluyó a una lavadora de calle, el cacique Raoní, un negro, un niño con deficiencia, una mujer negra, entre otros personajes, para entregarle la banda presidencial, en un simbólico acto sobre la igualdad social y defensa de las minorías.

El primer día de 2023, poco antes de las 8 de la mañana, hora de Brasilia, ya se daban cita decenas de miles de brasileños en la Plaza de los Tres Poderes, donde se reúnen el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, para asistir a la toma de protesta de Da Silva como presidente por tercera ocasión, mientras lo mismo sucedía delante del Congreso Nacional, donde Lula dejaría de ser presidente electo para asumir el mandato.

En un demoledor discurso que se prolongó por más de media hora, Lula insistió en que su gobierno priorizará el combate al hambre y al desempleo, a la urgente necesidad de rescatar la justicia social, así como revertir la pesadilla que “vivimos a lo largo de los últimos cuatro años”, agregó que buscará tener un equilibrio económico, que atraiga las inversiones nacionales e internacionales y pondrá énfasis en la urgente necesidad de rescatar la cultura, las artes, la ciencia, la educación, la salud pública y la defensa del medio ambiente.

Terminada la ceremonia en el Congreso, y ya como presidente, Lula se trasladó al palacio presidencial, donde pronunció un discurso, no sólo a la nación, sino principalmente a las decenas de miles de militantes que se dieron cita en las afueras del lugar y en el que fue aún más elocuente, pues hizo una retrospectiva de sus ocho años en la presidencia, así como de los seis de la sucesora Dilma Rousseff, defenestrada por una imposición del Congreso mediante lo que muchos consideran un “golpe institucional”.

Sin mencionar el nombre de Bolsonaro, Lula realizó un comparativo entre sus anteriores periodos como gobernante y el régimen inmediato anterior, con lo que demostró el grave retroceso que significó la administración de su predecesor, que llevó regresó al país hasta 1985 cuando, luego de 21 años de una dictadura militar sanguinaria tan admirada por el presidente saliente, Brasil inició su proceso de redemocratización.