EL OCASO DEL MONTAJE (DE LORET A CERDEIRA)
Se trata de una vieja práctica de control social. Asociada al periodismo, tiene como finalidad propagandística el implantar la mentira como verdad. Afianzar una realidad alterna, distinta a los sucesos verdaderos, en base al poder de convencimiento de los periodistas y medios masivos de comunicación.
“No son medios de información. En realidad se trata de medios de manipulación”, ha repetido mil veces el presidente López Obrador.
El fabricante de montajes, trabaja a sueldo para empresarios y políticos prominentes, que ven con preocupación la pequeña o gran grieta que amenaza romper el muro de control que impide el desbordamiento social, o la queja colectiva por acciones que lastiman de una forma u otra, a un pueblo que intenta romper sus cadenas.
Montajes famosos y “exprés”, pueden estar definidos en una sola frase. Como aquella atribuida a Jacobo Zabludovsky que reza “Hoy fue un día soleado”. Una imagen falsa; una mentira expresada al inicio de su programa, en los momentos en que se verificaban los crímenes del diazordacismo, en contra del movimiento estudiantil del 68. El intento por esconder la sangrienta realidad, montando el escenario de una falsa mañana mexicana en calma y con agradable clima cálido.
Hasta hace poco, la sociedad mexicana vivía sumida en la mentira y el montaje. La realidad estaba fuera de sus posibilidades y los conductores especializados, los periodistas de prestigio y los poderosos medios de comunicación, tejían a diario la sábana que cubría al país entero y donde se proyectaba la realidad que convenía a los verdaderos dueños de México.
Sin embargo, ese control social se fue escapando de a poco. La corrupción es un ácido que corroe todo y hasta el escudo mejor forjado, termina por fracturarse ante los constantes esfuerzos sociales para alcanzar la verdad, que se intuye distinta a lo que vende el periodismo.
Antes de caer en desgracia, vimos a las estrellas del montaje en todo su esplendor. El montaje hoy en día ya no engaña. No suplanta a la realidad. Causa risa o indignación, según el caso. Pero su final tuvo momentos cumbre que no podemos olvidar. Y no los olvidamos porque son parte de la cultura de la corrupción y la mentira, que identificó a los gobiernos conservadores del pasado.
¿Cómo olvidar el caso de “La Paca”, donde el Subprocurador General de la República, Pablo Chapa Bezanilla, contrató los servicios de una “bruja” o vidente, para localizar los restos del diputado priista Manuel Muñoz Rocha, acusado de ser uno de los autores intelectuales del asesinado del Secretario General del PRI, José Francisco Ruiz Massieu? El Procurador y jefe inmediato de Chapa Bezanilla era el panista Antonio Lozano Gracia. En un operativo difundido ampliamente en los medios de comunicación de entonces, se ve como la autoridad ingresa a un predio de propiedad de Raúl Salinas de Gortari, para exhumar unos restos que según afirma “La Paca”, pertenecen a Muñoz Rocha. Esto ocurrió durante la presidencia de Ernesto Zedillo. Al final, se descubrió que los restos pertenecían a un difunto familiar de “La Paca” y que los mismos habían sido “sembrados” en ese sitio por ella. El chiste le costó 15 años de prisión y a Lozano Gracia y Chapa Bezanilla, el cese fulminante como funcionarios públicos.
A mi parecer, ese ha sido el mayor montaje que registra la historia nacional. Después vendrán los de factura Televisa, donde Carlos Loret de Mola se convierte en la estrella de la “verdad en venta” construida en un estudio, o en el escenario más adecuado. Loret pagando para ser filmado al lado de un tanque estacionado fuera de la zona de combate y que hace fuego a la nada, previo pago recibido de Loret, para simular que están en zona de guerra.
El montaje de una Frida Sofía inexistente, que mueve sentimentalmente a buena parte del pueblo de México, al ver como una niña atrapada bajo los escombros, no puede ser liberada por el personal de la Marina. Después se sabrá que nuca existió una niña Frida Sofía.
El montaje se va gastando de a poco. Pierde fuerza al perder credibilidad toda la clase periodística en general.
Surgen medios de comunicación alternativos y las redes sociales se encargan de difundir la realidad de manera limpia y sin intermediarios. Los últimos montajes de Loret de Mola, de Carmen Aristegui, de los “Guacamaya”, de Pedro Ferriz II hablando de brujería y rituales dentro de Palacio Nacional, no engañan a la gente. Tampoco los montajes que pretenden afectar a la familia del presidente López Obrador.
El montaje es herramienta vieja, enmohecida y destartalada. Propia de conservadores que sufren mucho para entender y aceptar los cambios que vive la sociedad.
Hace unos días, una periodista marca Imagen TV y Grupo Fórmula, de nombre Pamela Cerdeira difunde un montaje, donde ocupa un elemento novedoso para algunos, denominado “AirTag”. Se trata de un lozalizador de cosas, que lo mismo sirve para encontrar las “pinches llaves” que siempre se nos pierden, así como otros objetos a los que previamente se ha colocado el localizador, que es un poco más grande que un antiguo peso mexicano. El aparatito usa tecnología BlueTooth.
Cerdeira pretende hacer creer que el gobierno de la Ciudad de México, devió productos donados por los ciudadanos, para apoyar a los afectados por los sismos que se registraron en Siria y Turquía.
Pero las cosas salen mal. Cerdeira desconoce que estos rastreadores mandan un aviso de emergencia, a los dispositivos que están en el entorno del AirTag, por lo que son detectados en el corto plazo. Afirma Cerdeira que sus dos rastreadores estaban colocados en un paquete de papel de baño y en una bolsa de arroz. El papel de baño marca Regio (marca distribuida por Kimberly Clark, de Claudio X González) aparece en un tianguis. La forma en que supuestamente llega ahí nunca se aclara. El arroz termina al interior de un edificio, donde Cerdeira asegura que se realizan actividades relativas a la Feria de Bienestar, organizada por gente de Morena. Pero ignora que estas ferias se realizan en vía pública y jamás en edificios cerrados. Los productores llegan a ofrecer sus productos directamente y al final del evento se retiran. Los organizadores no controlan ni manejan productos.
Ese montaje ridículo no prosperó. Llegó y pasó al olvido casi de inmediato.
Los montajes y los difusores de los mismos, ya no imponen sus mentiras como verdad.
Las redes sociales y los medios alternos lo impiden.
Y hay otra razón de peso.
El Despertar de las Conciencias es una realidad.
Al Pueblo de México no lo vuelven a engañar los corruptos conservadores y sus aliados a sueldo.
La Transformación va. Y va bien
Malthus Gamba